La temporada de primavera para Nirmal Purja está siendo tan exitosa como agitada. A finales de abril, Nims lograba la cima del Annapurna e inmediatamente se lanzaba al rescate de Wui Kin Chin, quien a pesar de los esfuerzos y la solidaridad de equipo nepalí, terminaba falleciendo en un hospital de Singapur. Tras ello, Nirmal acometía la ascensión del Dhaulagiri, sin usar oxígeno suplementario, debiendo bregar con una meteorología muy desfavorable, luchando con la "Montaña Resplandeciente" bajo vientos de hasta 75 km/h. Aunque en un principio no se confirmó que llegará a la cumbre, en su último comunicado Nirmal corrobora una ascensión que lograba antes de tomar a un helicóptero rumbo al Kangchenjunga, a cuyo campo base llegaba el 14 de mayo. Ponía en marcha entonces un envite exprés que culminaba la jornada siguiente sumándo su tercer ochomil de la temporada. Una barbaridad, sobre todo teniendo en cuenta que durante el descenso lideraba otra operación de rescate, tratando de salvar la vida de los indios Kuntal Karar y Biplab Baidya, y consiguiendo descender hasta el C4 a Ramesh Ray, ya evacuado por aire de la montaña. Otra cumbre y otra vida en sus manos.
Durante esta tempòrada no sólo Nims se ha ganado el respeto y el cariño del himalayismo, también sus compañeros Mingma David Sherpa y Gesman Tamang, que colaboraban tanto en las ascensiones como en los rescates. Os dejamos a continuación la última (y desgarradora) crónica de Nirmal Purja, cuyas posibilidades de cumplir su objetivo para este año empiezan a tomar forma. Su intención: lograr los 14 ochomiles en 7 meses.
Mingma David Sherpa y yo aterrizábamos en el campo base del Kangchenjunga a las 11 am del 14 de mayo. Lanzamos un ataque a cumbre directamente desde el campo base a las 13:00 de ese mismo día. Tras cinco días de falta de sueño y martirizados por la meterología para lograr la cima del Dhaulagiri, tuvimos suficiente energía para conseguir la cumbre del Kangchenjunga el 15 de mayo a las 11:19 am.
Durante el descenso nos encontramos con el indio Biplab a 8.450 metros junto a su guía. Ambos se habían quedado sin oxígeno artificial y precisaban de un rescate. Les dimos nuestro oxígeno extra y comenzamos las operaciones.
Inmediatamente pedimos refuerzos a los equipos presentes en el Campo 4, para que subiesen con más O2. Tras lograr descenderlos unos 150 metros, encontramos a otro alpinista, Kuntal, que había sido dejado atrás por su guía y el resto de su equipo. Ambos eran clientes de la agencia Peak Promotion. A Kuntal le di mi propio oxígeno y continuamos con las labores de rescate. Los bajamos algunos metros más, y nuestro guía Geshman Tamang tuvo que sacrificar también su propio oxígeno para ayudarles. Para las 14:30 todo mi equipo estaba sin oxígeno tras habérselo cedido a los dos alpinistas indios.
Podéis imaginaros lo difícil que es llevar a cabo una operación de rescate a 8.450 metros sin usar oxígeno. Cada 15 minutos volvíamos a solicitar ayuda por radio para que subiesen más botellas de oxígeno. Nos comunicaron que tres sherpas estaban en camino con botellas, aunque esto finalmente nunca sucedió. Mi equipo estaba jugándose seriamente la vida.
Geshman comenzó a desarrollar un edema y sus pies empezaban a congelarse, por lo que decidí que descendiese. Para ese momento ya habíamos perdido a Kuntal debido a la falta de botellas de oxígeno. El viento comenzaba a levantarse, pero continuamos tratando de ayudar a Biplab. Entonces, el sherpa más fuerte que he tenido la suerte de conocer, Mingma David, comenzó a desarrollar también un edema. No podíamos permitirnos arriesgarnos a otra baja si no había nadie dispuesto a ayudarnos, por lo que también envié a Mingma hacia el C4. Sólo quedábamos Dawa y yo, sin oxígeno y sin posibilidades de llevar a buen puerto el rescate.
Había muchísimos alpinistas en la montaña ese día, más de 50. Ambas vidas podían haberse salvado si alguno de esos alpinistas hubiera acudido en nuestra ayuda. Nuestro equipo necesitaba ayuda para salvar esas vidas, pero no recibimos ninguna.