Caroline Ciavaldini firma la primera femenina de "The Quarryman"

Charlamos con Caroline sobre su flamante ascensión a la mítica vía británica.

Jorge Jiménez Ríos

Caroline Ciavaldini firma la primera femenina de "The Quarryman"
Caroline Ciavaldini firma la primera femenina de "The Quarryman"

Era el gran proyecto de Caroline Ciavaldini para este año: firmar la primera ascensión femenina de The Quarryman, una de las rutas más icónicas de Gran Bretaña, abierta en 1987 por el fascinante Johnny Dawes y que sigue ese estilo británico que aúna la dificultad técnica con el desafío mental (E8, 7a).

La ruta quedó ampliamente inmortalizada en la película Stone Monkey, uno de los grandes clásicos documentales de la vertical. Estirándose por uno de los muros de Twll Mawr, cerca de la villa de Llanberris en Gales del Norte, se trata de una de las más codiciadas líneas de la escalada tradicional british (autoprotección sobre roca sospechosa), disciplina a la que la francesa le va tomando el pulso gracias a su pareja, James Pearson. Una ascensión comprometida, con un alto riesgo de caída, que llevaba dos años en la mente de una Caroline a la que parece no haber desafío psicológico que la frene.

Con muy pocas repeticiones tras más de 30 años desde su apertura, la ascensión de la atleta de The North Face no debe ser subestimada: se trata de uno de los grandes hitos del trad británico en clave femenina. Una ruta de culto del prodigioso Dawes que requiere de una alta dosis de concentración y una bastante baja de autopreservación.

Hemos podido hablar con la escaladora francesa para que nos cuente, de primera mano, el proceso que la ha llevado a afrontar los riesgos potenciales de esos cuatro largos de The Quarryman.

Foto: Neil Hart

Caroline Ciavaldini y una ruta de culto

¿Por qué escogiste este proyecto?
Desde que conocí a James he ido, lentamente, apreciando la escena británica de escalada y toda su historia. Había escuchado unas cuantas veces el nombre de "The Quarryman" y, según recuerdo, hace tres años pude ver una película de Steve McClure en la que el paso clave parecía practicamente imposible de resolver. Hacer una ascensión como esta en aquellos años me resultaba absolutamente increíble, y era todo lo contrario a lo que conocía en mi etapa de escaladora de competición. Yo era buena en los desplomes de caliza, pero para soportar las indescifrables contorsiones que requiere esta vía tenía que dar un gran salto en mi actividad. Eso significaba aprender mucho, sentirme casi como una novata descubriendo la escalada por primera vez y postrarme ante su sensación de total aventura.

Es una de las chimeneas más duras del mundo, ¿sentiste algo de miedo durante la ascensión?
No demasiado. Ya había intentado el tercer largo, el paso clave ("The Groove"), hace dos años... con éxito. Apretando mucho los dientes, eso sí. En aquel momento, intentar la ruta completa estaba fuera de mi alcance. He necesitado dos años para reunir el coraje suficiente para enfrentarme a la ruta, que es realmente impresionante. Apenas está equipada con algun bolt de hace muchos años, por lo que caerse no es tan peligroso si tienes un buen asegurador...

Me precupaba mucho el primer largo, que no tiene seguros; no es una locura de peligroso, pero todavía puedes romperte una pierna si te caes. Estaba preparada para correr el riesgo e incluso para el hecho de no conseguirlo. ¿Qué hay de malo en intentarlo y fallar?

Foto: Ricky Feldereer / Once Upon a Climb

¿Has llevado algún tipo de entrenamiento mental específico?
He aprendido, sobre todo, a disciplinar mi mente gracias a las competiciones, y caerse en una ruta con los seguros tan lejanos no es muy diferente a temer la posibilidad de caerse frente a una gran multitud, echando por la borda en un instante todo el esfuerzo requerido para llegar hasta allí. Cuando logré escalar Voie Petit aprendí a meter el miedo en una caja y cerrarla con llave. En The Quarryman, sencillamente tuve que aceptar la idea de que tal vez nunca lo lograría, eso me permitió sentirme libre para intentarlo con mucha más concentración.

Lo que me resultó más delicado, en esas losas de pizarra tan exigentes, fue lograr que mi mente no fuera a mil por hora. Superas muchas dudas en cada paso y en cada largo, pero tienes que estar preparada para afrontar los movimientos cruciales con la mentalidad adecuada.

Este era tu gran proyecto del año... ¿Ahora qué?
Ahora... ¡voy a Ordesa en Junio! James y yo hemos escuchado hablar mucho de Ordesa una y otra vez y ¡ya es hora de que echemos un vistazo!

Vídeo de James Pearson en The Quarryman

Foto de portada: Riky Felderer/La Sportiva