Una cajita. Una cajita en los Archivos Nacionales de la ciudad de Wellington. Una cajita con un pequeño tesoro esperando a ser descubierto. Sin tener en cuenta el valor que pueda alcanzar en una subasta, o el papel icónico que obtenga en un museo, el hallazgo de la petición de pasaporte de Sir Edmund Hillary nos transporta directamente a la edad heroica del alpinismo. A aquella conquista esencial de los Himalayas y de los límites inviolados del ser humano.
Totalmente por casualidad, un miembro del departamento de Asuntos Internos de los Archivos ha dado con el documento: la petición original de Hillary para obtener el pasaporte que le llevaría a Nepal, donde aguardaba el último gran bastión de lo desconocido; el Everest. Escalado finalmente en la primavera de 1953, junto al fundamental Tenzing Norgay, la expedición liderada por el británico John Hunt y capitaneada en la montaña por Hillary, resolvío por fin la compleja matemática del gran sueño exploratorio del siglo XX (anhelado como estandarte del orgullo británico tras el fracaso de Scott en el Polo Sur).
"Es todo un acto de serendipia", exclamaba el archivista jefe Richard Foy. Ya saben, algo que no esperabas pero que llega para darle una vuelta de tuerca a tu vida. "Si no es por casualidad nunca lo hubieramos encontrado. Ha sido pura suerte", concluye el burócrata inglés.
El alpinista que cuidaba abejas... y otras leyendas
Hay varios detalles curiosos en esta petición, firmada el 16 de febrero de 1950. Por ejemplo, la profesión de Hillary en aquel momento, apicultor, o la lista de países que pensaba visitar el neozelandés durante su periplo, incluyendo Inglaterra (de donde partía la expedición), Indonesia, Egipto, Francia, Suiza e Italia.
En la misma caja aparecían otras celébres peticiones de pasaporte, como la de George Lowe, también parte de la exitosa expedición del 53 en la que Hillary y Tenzing se convertían en los primeros seres humanos en pisar los 8.848 metros.
La leyenda de los All Blacks, el jugador de rugby George Nepia, y varios de sus compañeros "invencibles" también aplicaban para viajar fuera del país en aquella época, en la que por cierto hicieron historia batiendo a Irlanda, Francia y Gran Bretaña.
