Seguridad con bastones

Precauciones importantes a tener en cuenta

Tino Nuñez

Seguridad con bastones
Seguridad con bastones

Cada año se venden en la Unión Europea centenares de miles de bastones para caminar por la montaña. Su uso seguro implica observar ciertas precuaciones que no todo el mundo conoce y que aquí te detallamos.

Cuando salgas a la montaña, fíjate en cómo utilizan los bastones caminantes inexpertos y expertos, cómo los transportan cuando no los emplean y qué hacen con ellos cuando necesitan las manos libres para trepar en terrenos rocosos o ascender laderas empinadas. ¡Observando críticamente se aprende mucho!

Rotura de bastones

Recuerdo cómo caí redondo al suelo en el Pirineo francés, probando unos bastones nuevos para un artículo. Eran ultraligeros, de aluminio de buena calidad pero bastante finos. Se partieron sin avisar al quinto día, afortunadamente en una zona de llaneo sobre hierba. No me hice daño, porque para mi suerte se rompieron en el tramo más inofensivo del camino. La sorpresa fue mayúscula: no eran de bajo coste (80 euros/pareja) y pertenecían a un fabricante conocido.

Conviene prestar especial atención a:

1) Los bastones de bajo precio (por debajo de 35 euros/pareja) pueden constituir un peligro.

2) Si optas por unos de fibra de carbono, que sean sólo de gama alta, es decir por encima de los 90 euros. De lo contrario pesarán más que los de aluminio por tener una sección muy gruesa o se te partirán prematuramente.

3) Compra siempre la pareja completa, con uno solo el bastón se fatigará más, perjudicará a medio plazo tu salud (al sobrecargar el brazo que más utilizas).

4) Los bastones muy finos pesan poco, pero se parten con mayor facilidad a flexión/palanca y a compresión/apoyo repentino, cuando por ejemplo te reequilibras tras un tropezón. Si pesas más de 80 kilogramos, huye de ellos. No son válidos para esquiar y los de bajo precio se te romperán si corres con ellos.

Plegado repentino

Hay ocasiones en los que el tramo de un bastón puede plegarse-retraerse justo cuando apoyas en él. Si estás descendiendo un tramo empinado o vas con una gran mochila, seguramente te harás daño porque no tendrás tiempo ni de reaccionar. La confianza de apoyo y estabilidad que genera un bastón es un arma de doble filo cuando falla, pues caemos sin esperarlo. Por eso conviene seguir ciertas precauciones: reapretar -sin forzar- el ajuste de los tramos cada hora y comprobarlo antes de un terreno empinado, preferir los modelos con pestaña de rotación en vez de cono expansivo de giro y no lubricar nunca.

Daños propios y a otros

Si apoyamos los bastones excesivamente cerca de la puntera de nuestro calzado, a menos de 30 centímetros o los cruzamos delante, podemos tropezarnos con ellos. También si caminamos muy pegados a alguien quizá le hiramos por apoyo de la punta en sus pies, le hagamos caer o pinchemos a quien camine detrás, con la típica manía de bambolear en horizontal un bastón cuando no lo usamos.

Durante su transporte en el exterior de la mochila, las puntas hacia arriba sin tapón y cerca de nuestra nuca suponen un riesgo, pudiendo dañar además la cara de alguien que tengamos cerca (por ejemplo en un medio de transporte público abarrotado o escaleras mecánicas) o enganchándolo a la frágil chaqueta de plumas de un/a compañero/a. Mejor puntas hacia abajo y con tapones o incluso en el interior de la mochila.

Recuerda que si te empeñas en usar los bastones en zonas de trepada rocosa o la haces con ellos colgando de las dragoneras/cintas de muñeca, puedes herirte con más facilidad. Tampoco olvides que un bastón no sustituye a un piolet en una ladera nevada empinada.

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