Paisajes singulares: Cerro de Hita

Una villa medieval privilegiada por la naturaleza

Cerro de Hita, en nuestra colección Paisajes Singulares
Cerro de Hita, en nuestra colección Paisajes Singulares

La Fita medieval procede del latín ficta, “lugar destacado e inexpugnable”, un privilegio geográfico otorgado a la villa medieval de Hita en el páramo alcarreño y una curiosidad singular en el paisaje de la campiña agrícola de Guadalajara. El Cerro de Hita es una de las mejores muestras geológicas y ambientales de las diversas formas de modelado abiertas por la red fluvial del Tajo hace miles de años. Los llamativos cerros y muelas de los valles del ríos Henares y Badiel emergen aislados sobre los campos de labor como “cerros testigos” o residuos geológicos de un primitivo y extenso páramo de calizas lacustres del Terciario medio y superior que fue desmantelado por la erosión, originando empinadas laderas que superan en ocasiones los doscientos metros de desnivel entre la plataforma original y el fondo de los valles. Las características naturales del Cerro de Hita fueron aprovechadas durante la Edad Media para desarrollar una villa protegida al amparo del monte.

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IDENTIDAD Y NATURALEZA DEL PAISAJE 

Una villa medieval
Un paseo por las calles de Hita es entrar en el ambiente medieval de otras épocas, tiempos de luchas feudales y mercados campesinos para comerciar con lana, vino, animales y productos agrícolas. La villa alcarreña conserva un kilómetro de las murallas originales, levantadas por orden del Marqués de Santillana en el siglo XV. La entrada principal al casco histórico sigue siendo por la Puerta de Santa María, ejemplo de arquitectura militar gótica y una de las cinco puertas que tenía el recinto amurallado, símbolo del pasado histórico y medieval de la población. La Plaza del Arcipreste es el centro social, viejo espacio de mercado y antigua judería, las calles de alrededor conservan interesantes muestras de arquitectura tradicional. En el subsuelo arcilloso del cerro hay galerías de un centenar de bodegas. Una de las actividades turísticas es visitar los bodegos, que son casas cueva restauradas, tienen cocina, dormitorios y el resto de dependencias de una casa rural tradicional. En la cumbre del cerro quedan restos del castillo que defendía a la población, construido sobre una antigua atalaya árabe para controlar el paso por la vega del río Badiel. En el mes de julio se celebra el Festival Medieval, declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional desde 1980.

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Cerros de la Muela y Alarilla
Los “cerros testigos” de la Muela y el Colmillo de Alarilla son dos magníficas expresiones geológicas de la eficacia erosiva de los grandes cauces hidrográficos que desarticularon la primitiva planicie o mesa alcarreña durante el Cuaternario, constituyendo un variado conjunto de páramos calizos de cima llana rodeados de interfluvios y pequeños tributarios de los ríos Henares, Tajuña y Tajo. El Cerro de la Muela ofrece una excelente panorámica de la campiña del Henares y es un buen observatorio de los relieves alcarreños, fruto de un largo y notable proceso de erosión fluvial mediante el encajamiento y vaciado de sedimentos efectuado por las aguas del Tajo y sus afluentes. 

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