Adam Bielecki: "No tengo dudas de que el K2 en invierno es posible"

El alpinista polaco reflexiona sobre el gran proyecto pendiente del alpinismo y la situación actual en los Himalayas

Adam Bielecki: "No tengo dudas de que el K2 en invierno es posible"
Adam Bielecki: "No tengo dudas de que el K2 en invierno es posible"

No creo que sea necesario presentar a Adam Bielecki, pero para aquellos que no lo conozcan bastará decir que es el eslabón entre aquella maravillosa generación polaca de los años 80 y el futuro del alpinismo. No por nada era uno de los principales candidatos para el asalto definitivo al K2 el pasado invierno.

Esta misma tarde, en la localidad de Lądek, donde se está celebrando su célebre y longevo festival de montaña, a Bielecki se le hará entrega de la Legión de Honor por su papel en el rescate de Elisabeth Revol en el Nanga Parbat. Antes de la ceremonia, hemos tenido la ocasión de charlar con Adam, que no solo es más duro que el invierno de los Tatras, también es todo un ejemplo de honestidad.

Dejar tus ambiciones a un lado para ayudar a otros es uno de los principios básicos del alpinismo.

En tu opinión, ¿cuál fue el principal factor que impidió vuestro éxito el pasado invierno en el K2?

Creo que el mayor problema fueron los conflictos internos entre el equipo. Teníamos buenas posibilidades de hacer cumbre, pero al final la relación entre Denis Urubko, el resto del equipo y Wielicki minó nuestro ánimo. Cuando Denis intentó el ataque en solitario y después abandonó la expedición perdimos nuestra oportunidad. Antes de que Urubko se marchase estábamos en una buena situación para intentar la cima, sólo necesitábamos una pequeña ventana de buen tiempo, que estaba a punto de llegar. Pero al irse Denis la situación giró 180º grados.

En el documental sobre la expedición, uno de tus compañeros reconoce que al final había perdido la motivación. ¿Eso se contagió al resto del equipo?

Eso siempre es un problema en una expedición invernal, porque son el doble de largas que las expediciones en verano en el Karakorum. Pasar tanto tiempo, con tanto frío, en espacios tan pequeños, durante ocho semanas, con la misma gente... hace que los conflictos acaben por aparecer. Kurtyka definió las expediciones invernales como "el arte de sufrir", que es cierto, pero para mí es algo más como "el arte de la espera". Esperar mucho para lanzar, con suerte, un solo ataque a cima complica la tarea de mantener alta la motivación. Hacia el final de la expedición estás cansado y piensas más en volver a casa.

¿Crees que sería mejor estrategia intentar el K2 en invierno con un equipo pequeño y ligero?

Personalmente prefiero un equipo pequeño y rápido, y creo que durante los dos últimos años hemos asistido a un cambio a la hora de encarar este tipo de expediciones, que va más hacia esa línea. Ese es el estilo que más me atrae. Pero hay mucha gente veterana, y también confio en su criterio, que piensa que para el K2 es necesario una expedición más pesada. El año pasado lo intentamos y no tuvimos éxito. Estuvimos a punto de formar un equipo pequeño entre Urubko, Alex Txikon y yo para intentar el K2 en invierno pero finalmente, a causa de problemas burocráticos con China, no pudimos ponerla en marcha. Ahora me gustaría volver a intentarlo con una expedición ligera, sin duda.

Denis Urubko y Don Bowie quizá lo intenten este invierno. ¿Los ves con posibilidades?

Sobre Don Bowie no puedo hablar mucho porque no he escalado con él, pero todos sabemos que Denis es uno de los escaladores más fuertes que han existido y por supuesto que es capaz de hacerlo. Necesitarán mucha suerte con la meteorología. Denis ya conoce la ruta en invierno hasta los 7.400 metros... Solo espero que Denis no lo intente en solitario de nuevo porque es algo demasiado arriesgado; me sentiría muy preocupado por él, aunque cruzaría los dedos y le desearía toda la suerte del mundo. Lo más importante, como siempre, es que vuelvan a casa a salvo. No creo que la montaña sea de los polacos ni nada parecido, todo el mundo puedo intentarlo. Mientras se logre con buen estilo, y sin oxígeno, estaré muy contento de ese éxito, no importa quien lo protagonice. Si alguien lo hiciese con oxígeno sería para mí una decepción, sería malgastar un extraordinario reto deportivo. El K2 en invierno es una pregunta abierta y es excitante que haya gente interesada en responderla.

El gran Leszek Cichy me comentaba que quizá debería usarse oxígeno en el descenso...

No apoyaría eso. No me importa que haya oxígeno en la expedición por razones médicas y de seguridad. Si la opción es usar oxígeno o perder mis dedos escogería el oxígeno. Pero usarlo para escalar está fuera de mi filosofía totalmente.

Tu firmaste la primera invernal del Broad Peak, pero Urubko va a intentarlo este año, siguiendo su filosofía de que el invierno acaba en febrero. ¿Qué piensas al respecto?

Bueno, la verdad es que no es algo que me alegre mucho. Creo que el alpinismo debería alejarse de este tipo de cuestiones y centrarse siempre en mejorar el estilo de quienes nos precedieron. Siempre queremos ir más ligeros, más rápido, ser más fuertes... ese es el camino natural.

Eso es algo muy complicado, ¡precisamente a causa de los alpinistas polacos!

¡Cierto! Aquella generación de los ´80 puso el listón muy alto. Además ahora sería difícil que alguien aceptase los riesgos que ellos asumieron en esos tiempos. Recuerdo mi expedición al Makalu, en la que varios compañeros sufrieron amputaciones a causa de las congelaciones, y siempre he pensado que aquella cumbre no podía considerarse un éxito. En los ´80 esas cosas ni siquiera importaban, solo importaba lograr tu objetivo. Los estándares han cambiado.

Siempre queremos ir más ligeros, más rápido, ser más fuertes... ese es el camino natural.

Si alguien logra escalar el K2 en invierno, ¿qué será lo próximo?

Nunca he dejado de decir que los alpinistas serán siempre felices porque siempre habrá nuevos desafíos. La posibilidades en las montañas son ilimitadas. Por supuesto, hay grandes retos como el Everest invernal sin oxígeno, la sur del Kangchenjunga en invierno, muchísimas cimas de siete mil metros, nuevas rutas, ascensos rápidos... Siempre hay un último gran problema.

Están a punto de entregarte la Legión de Honor por el rescate de Elisabeth Revol. ¿Qué sientes ahora sobre aquellas jornadas?

Hicimos lo mejor que pudimos. La verdad es que nos sorprendió toda la atención que atrajo el rescate. No fue el más difícil que hemos llevado a cabo, ni el más arriesgado, pero de algún modo todo el mundo estaba pendiente. Quizá fue por su espectacularidad; volando en helicópteros, escalando de noche... Pero quiero que la gente recuerde que hay rescates en montaña todos los días, llevados a cabo por los servicios de protección de cada lugar, y no les dan premios constantemente. Tengo sentimientos encontrados sobre todos estos premios que nos están dando, ya que para la comunidad montañera ayudar a alguien en problemas es lo normal, lo ordinario, la única opción correcta. Por otro lado, entiendo que haya quien quiera promocionar este comportamiento, que todo el mundo acepte que esta es la forma de actuar siempre. También debe entenderse que es mucho más importante salvar una vida humana que lograr cualquier objetivo que tengas en ese momento. Dejar tus ambiciones a un lado para ayudar a otros es uno de los principios básicos del alpinismo.

Gran parte del mérito también es de Revol, que hizo algo extraordinario...

Eli es una de las alpinistas más fuertes del mundo, sin importar el género, está entre los más grandes del momento.

Hablando del panorama general, ¿qué sientes cuando ves imágenes como las de la pasada primavera en el Everest?

Lo primero que pienso es que estoy contento de no estar allí. Creo que es ridículo, es todo lo contrario a lo que amo como alpinista. Puedes encontrar grandes aventuras si las buscas, en otras montañas, en otras cordilleras. Si la llenas de cuerdas, se puede escalar cualquier montaña. Avanzar solo por cuerdas fijas ni siquiera lo considero escalar. Ese no es mi juego y nunca me meteré en situaciones como esa. Tampoco entiendo a los alpinistas profesionales que van en primavera a montañas como el Manaslu y se queján... ¡ya sabías lo que te ibas a encontrar! Si buscas otro tipo de alpinismo es muy fácil de encontrar... también el Everest. Es una cuestión de elecciones y prioridades personales.

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