Estamos a las puertas de una de las temporadas invernales más emocionantes de los últimos años en el Himalaya. Además de la controversia que pueda suscitar la reaparición de Denis Urubko en los ochomiles (con su especial filosofía sobre las fechas del invierno), lo cierto es que el nivel de las actividades que se proponen es brillante, no ya por la dureza que supone la estación fría en aquella espina dorsal del mundo, más bien porque podremos ser testigos de algunos intentos de auténtica vanguardia y tremendo compromiso. Estas son, por el momento, las expediciones que ambicionarán un espacio en la historia del alpinismo durante las próximas semanas.
Travesía de los Gasherbrum: Simone Moro y Tamara Lunger
Una de las cordadas más llamativas y potentes de los últimos años nos regalará un intento futurista en el grupo de los Gasherbrums. Simone y Tamara, que ya participaban juntos en la primera invernal del Nanga Parbat (junto a Alex Txikon y Ali Sadpara), regresan a los Himalayas con la intención de ascender el GI para después descender al Gasherbrum La, la arista que conecta con el GII, y tratar de encandenar ambas cimas sin regresar al campo base. Una actividad de exposición extrema, lograda por primera vez en verano de 1984, cuando Reinhold Messner y Hans Kammerlander añadían un nuevo hito a su leyenda. Aquella cordada mítica pasaba ocho jornadas por encima de la zona de la muerte, lo que en invierno se antoja una odisea de consecuencias imprevisibles. Pero si alguien sabe de condiciones adversas en los gigantes asiáticos es Simone Moro, que acumula cuatro primeras ascensiones durante la estación fría: Shisha Pangma (2005), Makalu (2009), Gasherbrum II (2011) y el mencionado Nanga Parbat (2016).
Cabe recordar que nadie ha repetido nunca esta travesía en ninguna estación, por lo que hacerlo durante el invierno sería un auténtico asalto a las enciclopedias. En 2008, el polaco Piotr Morawski y el eslovaco Peter Hamor proclamaron haberlo conseguido, aunque el estudio posterior de los detalles de su expedición reveló que habían descendido hasta el campo base durante los once días que duró su actividad. Una década antes, en 1996, el francés Jean-Christophe Lafaille encadenaba ambas cumbres, pero durante el trayecto descendía a descansar a su tienda situada a 5.900 metros. Hay que apuntar que para que la travesía se considere completa debe atravesarse íntegramente la arista que comunica ambas cimas, algo que el alpinista galo no hizo, por lo que su gesta, meritoria en cualquier caso (en solitario, estilo apino y en apenas cuatro jornadas) se considera una doble ascensión, algo bastante común en los Gashebrurms (más de una treintena de alpinistas lo han logrado).
Everest: el triple asalto de Alex Txikon
El vizcaíno Alex Txikon regresa al Everest, donde llevará a cabo su tercer intento sin oxígeno en invierno. "A la tercera va la vencida", proclama. El caso es que no conforme con una de las grandes aventuras pendientes, antes se dará una vuelta por los perfiles difusos de la Antártida, concretamente por las bravas cimas que surgen del hielo en las Shetland del Sur. Allí buscará nuevas rutas y vértices vírgenes.
Alex planea llegar a Nepal en enero, donde se reunirá con Felix Criado e Íñigo Gutierrez quienes, entretanto, habrán recorrido en coche todo el trayecto desde España a Kathmandu, realizando diversas acciones humanitarias en algunos puntos del camino. Una vez el equipo esté reunido, pondrán rumbo al valle del Khumbu, y Alex encabezará primero un envite en el Ama Dablam, antes de poner su energía inagotable en el Techo del Mundo.
Everest: Jost Kobusch apunta alto
Da igual los adjetivos que busquemos para definir el intento que llevará a cabo Jost Kobusch en el Everest. Insólito siempre es el que más nos encaja. El joven alemán es un talento emergente del alpinismo mundial, pero su propósito es de esos que deambulan por la línea finísima que distingue a los genios de los locos. En solitario, en invierno, sin oxígeno o cuerdas fijas y por el corredor Hornbein, una de las rutas más emblemáticas y severas de las que orlan el Everest.
Jost lleva todo el otoño entrenando en Nepal, acumulando experiencia y aclimatación en cimas menores (si es que eso puede decirse de montañas de cinco y seis mil metros) y parece más que convencido de lanzar su tentativa sin asistencia de ninguna clase. Para ser honestos, el propio Kobusch ha reconocido que lograr la cima quizá no sea un objetivo muy realista y está más interesado en el desafío personal y en la búsqueda de sus propios límites.
El corredor en cuestión, que asciende por la vertiente tibetana del Everest, la cara norte, fue escalado por primera vez en mayo de 1963. Esta obra maestra del alpinismo era plasmada por Tom Hornbein y Willi Unsoeld y es para la mayoría la sección más peliaguda de la montaña. Sus repeticiones son escasas y solo en una ocasión se ha ascendido sin cuerdas fijas, porteadores u oxígeno suplementario, hazaña que caía a manos de los suizos Erhard Loretan y Jean Troillet en 1986. Una cordada de leyenda en su plenitud... y en verano.
K2: incertidumbre financiera
Aunque habían sido varias las cordadas que barajaban la posibilidad de intentar el último ochomil sin ascender en invierno, parece que tan solo la liderada por Mingma Gyalje Sherpa sigue fiel a su propósito. Y no está del todo claro debido a los problemas económicos a los que se enfrentan. Junto con la expedición de Denis Urubko y Don Bowie, Mingma G., John Snorri y Gao Li son los únicos que tienen permiso oficial para el K2, aunque han debido retrasar el inicio de sus labores hasta enero, mientras continúan la búsqueda de patrocinadores. El equipo ha puesto en marcha también un [GoFundMe](https://www.gofundme.com/f/winter-k2?utm_source=customer&utm_medium=copy_link&utm_campaign=p_cp share-sheet&fbclid=IwAR2_79kpt8AdDLqwwx9_17ZOuW9rPDVD-4tt7wYycuzcWSXTQsxJahlyhMA) por si algunos admiradores o buenos samaritanos quieren ayudar en este intento al gran objetivo pendiente del alpinismo.
Mingma ha escalado el K2 en dos ocasiones y conoce bien la montaña y a sus compañeros, con los que ya ha escalado en varias ocasiones, pero ya sabemos, por pasadas experiencias, que la "Montaña Salvaje" es un objetivo improbable y muy arriesgado, que ha sido puesto a prueba por algunos de los mejores escaladores del momento. Uno de ellos, Denis Urubko, quizá tenga la llave de este codiciado tesoro alpino.
Broad Peak y K2: Urubko y Bowie a contracorriente
Además de la consabida fortaleza de Denis Urubko y Don Bowie, muy capaces de hacerse con cualquier objetivo que se propongan, su intento al Broad Peak generará un intenso (e interesante) debate sobre las fechas del invierno. Para Urubko, el término de la estación coincide con el final de febrero, lo que dejaría fuera la primera invernal histórica llevada a cabo por los polacos el 5 de marzo de 2013. Aquel año, Adam Bielecki, Artur Malek, Maciej Berbeka y Tomasz Kowalski alcanzaban los 8.047 metros en durísimas condiciones. Durante el descenso, Berbeka y Kowalski fallecían. A pesar de todo, en la filosofía de Urubko esta montaña permanece inviolada durante la estación fría, por lo que será su ambición principal esta temporada.
Si todo sale bien en el Broad, pondrán rumbo al K2, donde Denis ya lanzaba un intento en solitario en 2018, de caracter rebelde (en contra de las directrices de Wielicki, jefe de expedición en aquella ocasión) y francamente notable, rebasando los 7.600 metros de altitud antes de caer en una grieta.
La temporada promete emociones fuertes, con algunos de los alpinistas más consolidados del panorama buscando su hueco en los anales del alpinismo. Siguiendo el célebre consejo de Roger Baxter-Jones: "Regresad vivos, regresad como amigos, llegad a la cumbre. Por ese orden". ¡Suerte a todos!