Denis Urubko cuenta su ataque en solitario en el K2

El alpinista sobrevivió al caer en una grieta cerca de los 7.600 metros.

Redacción Oxígeno / Fotos: Denis Urubko

Denis Urubko cuenta su ataque en solitario en el K2
Denis Urubko cuenta su ataque en solitario en el K2

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"Fin del invierno. Las razones y los motivos, las incoherencias y los problemas, los contaré más adelante. Ahora, sólo acción". Así comienza Denis Urubko la escueta crónica de su intento en solitario a la cima del K2. El 24 de febrero por la mañana, Denis partía en pos de una gesta nunca conseguida antes, en solitario y sin el permiso del equipo, que tenía otra estrategia para encarar la ascensión. 

La controversia surgida a raíz de su rebelde -y audaz- intento ha sido el centro de atención del alpinismo mundial los últimos días, despertando muchas preguntas. Urubko empieza ahora a responderlas a través de una entrada en ruso en su blog de Mountain.ru. Además de sobrevivir a una caída en una grieta y de alcanzar los 7.600 metros, soportaba terribles condiciones que le forzaban a desistir. Esto es lo que ha contado:

Por la mañana cogí sigilosamente algo de comida. Había gas en los campamentos de altura. El pronóstico para el día 26 de febrero me daba una oportunidad. No quería que nadie tuviese responsabilidad de mis actos, así que me escapé en secreto después del desayuno, subiendo hasta los 6.250 metros. Allí estaban mi tienda y un tiempo terrible.

Al día siguiente asciendo hasta 7.200 metros. La meteo sigue horrible. Cavo una cueva y espero a que llegue la mañana. A las 3:30 me pongo en marcha, en plena oscuridad. Por todas partes hay peligro de avalanchas. Con mucho riesgo, evitando agujeros y grietas, llego hasta debajo del "hombro", probablemente hasta unos 7.600 metros. No hay previsión de que vaya a salir el sol. Niguna en absoluta. Sólo se acerca una tormenta kilómetrica. Veo un resplandor y oigo un crujido. ¡Atrapado! A mi derecha hay un vacío que baja hasta el centro del planeta. Correcto, he caído en una grieta de unos cinco metros al desplomarse un puente de nieve. ¡Ahora necesito un milagro! Encuentro un camino para salir... ¡Gracias a mi padre por la intución que llevo en la sangre! Tras eso, unas horas de penoso descenso. Ahora sólo puedo resistir... durante kilómetros, hacia abajo.

Por la noche llego a la base. ¡Y al día siguiente el clima, por increíble que parezca, es incluso peor! 

 

GOLAB RECOGE EL TESTIGO

Es uno de los mejores alpinistas polacos y uno de los grandes himalayistas de las dos últimas décadas. Janusz Golab, de 50 años, está viviendo desde un papel más anónimo todo lo que está sucediendo alredor de la expedición invernal al K2. Dándose por cerrada la situación con Denis Urubko, que abandonaba el grupo tras su intento en solitario a la cumbre, llega el momento de hacerse la pregunta: ¿podrá la expedición coronar la montaña en marzo? Los partes no son prometedores y quizá la única ventana que permita pasar a la acción se de a principios de marzo. Además, la cordada que iba a servir como punta de lanza, formada por Urubko y Adam Bielecki, se ha roto. "Puedo acompañar a Adam a la cima, siempre que las condiciones permitan estar un par de noches entre los 7.200 y los 7.400 metros", afirma Golab, que reconoce que las posibilidades de éxito han disminuido. 

Janusz necesitaría aclimatarse a esa altitud, donde está situado el Campo 3, antes de enfrentarse al asalto final. "Conozco la parte superior del K2 y conozco mis posibilidades. Sé que es posible". El tandem formado por Golab y Bielecki es, si la meteo lo permite, francamente prometedor. Juntos ya hollaban, en 2012, el Gasherbrum I (8.068 m). Era la primera ascensión invernal de la montaña, que acometían por el elegante Corredor de los Japoneses, en una expedición dirigida por Artur Hajzer.

Lee el artículo completo sobre las intenciones de Janusz Golab.