El plumón es muy cálido y ligero, pero pierde propiedades cuando se moja. Los materiales sintéticos solían ser muy pesados y voluminosos, lo que les hacía poco prácticos. Atletas de élite de The North Face solicitaron en 2008 a la marca, tras una expedición fracasada al monte Meru, que desarrollara un material sintético que garantizara el calor en condiciones de frío y humedad y que a la vez fuera ligero. The North Face se puso manos a la obra y, tras meses de investigación, sacó el primer prototipo. Conrad Anker fue el primer atleta en probarlo y estas fueron sus palabras: “Cuando probé la primera chaqueta Thermoball, noté que permanecía caliente incluso al estar empapado en sudor tras un buen rato corriendo, me resultaba ligera y cómoda”.
Unos meses más tarde nueve escaladores de la marca probaron nuevas prenda Thermoball para subir el Denali en Alaska. Esta vez los atletas sugirieron mejorar el exterior de las chaquetas y hacerlo algo más grueso para no sacrificar nada de calor. En la segunda tentativa para subir al Meru en octubre de 2011, el equipo de The North Face, formado por Jimmy Chin, Conrad Anker y Renan Ozturk, llevaba la versión definitiva de Thermoball. Las usaron para escalar y para dormir, sin preocuparse por el frío; esto les proporcionó, no sólo confort físico, sino también mental; no tenían que preocuparse por la temperatura o por si las chaquetas se mojaban, daba igual. Los tres alpinistas coronaron los casi 21.000 pies del Monte Meru.
La alternativa Thermoball
El diseño de The North Face se basa en un relleno sintético con fibras ultrafinas desarrollado por Primaloft, es la alternativa sintética al plumón. La fibra Thermoball se configura mediante pequeñas bolas individuales de fibra sintética que atrapan el calor en pequeñas bolsas de aire, para mantenerla calidez en la prenda. Retiene el calor incluso con humedad.
Un estudio de la universidad de Kansas demostró que el Thermoball equivale a una calidad de plumón de 600 y es un 10% más cálido que otros rellenos desarrollados por Primaloft. Aunque el relleno sintético puede resultar algo menos cálido que el plumón natural, tiene numerosas ventajas: permanece caliente incluso cuando está mojado y su cuidado es mucho más fácil, pues es menos delicado a la hora del lavado y secado. De extrema ligereza y muy compactable, con lo que apenas ocupa espacio una vez plegado en su propio bolsillo.
Para muestra, un botón
Los productos Thermoball siguen siendo testados en todas las condiciones climáticas por atletas de The North Face. Para el freerider de élite Xavier de la Rue, estas prendas son un inseparable compañero de viaje: “las llevo siempre conmigo, porque sé que no importan las condiciones climáticas, siempre estaré seco y caliente.
Para Hilaree O’Neill, alpinista y madre, las chaquetas Thermoball son una prenda cotidiana. Las usa tanto para llevar a su hijo al fútbol, como para ir al Himalaya. Ha subido con ellas al Kilimajaro y ha viajado por los fiordos de Groenlandia.
El freerider neozelandés Sam Smoothy está constantemente de viaje, puede estar en la cima de una cordillera o en las calles de una gran urbe, por eso elige Thermoball como prenda para sus viajes, con ella se asegura el confort en la montaña y una buena estética en el asfalto.
Para la medallista olímpica de snowboard Kaitlyn Farrington las chaquetas Thermoball se han convertido en sus prendas “para todo”.
Las prendas Thermoball comenzaron a desarrollarse en 2008, tras dos años se dio con el producto final y desde 2013 se distribuyen en el mercado, estableciéndose como uno de los productos más eficientes del mercado mundial. Os animamos a probarlas.
Más información: The North Face