El K2, último baluarte del ochomilismo en invierno, pretende mantener su reputación de ser la más arriesgada y azarosa empresa que le resta al montañismo en el vasto escenario de los Himalayas. De forma previsible, esta temporda la montaña tampoco está siendo hospitalaria. Claro, quizá no cuente con la energía ilimitada de Alex Txikon, que en sólo dos jornadas ha equipado una nueva línea por el Espolón de los Abruzzos, tendiendo más de mil metros de cuerda hasta el segundo campo de altura, situado a 6.700 metros. Un tiento fenomenal, a pesar del asedio de los vientos. "Todavía no nos creemos lo que hemos conseguido", atestigua Txikon. Pero no ha sido un paseo por el parque. Waldelmar Kowalewski, último miembro que se unía a la expedición, recibía el impacto de un bloque de hielo en clávicula, por lo que ya vuela de regreso a casa. La representación polaca queda ahora en manos de Pawel Dunaj y Marek Klonowski.
El equipo del alpinista vasco se centrará en la vía clásica del K2, tras estudiar y dar por "imposible" un intento por la vertiente este. "Es una ruta desconocida, muy arriesgada y peligrosa", describía Txikon, que ya pone los ojos vidriosos imaginando las peripecias que deberá llevar a cabo en ese monstruo de roca e historia que son los Abruzzos. Allí, por cierto, compartirán ambición con la multitudinaria pero discreta expedición internacional formada por kazajos, rusos y kirguisos, y liderada por Artem Braun.
Alex, Nuri, Wallung, Cheppal, Gelsen y Pasang han regresado al campo base en busca del descanso del guerrero. Su estado de ánimo promete emociones en el áspero invierno del Karakorum." Ha sido impresionante, estamos muy contentos; es todo un éxito. Estoy muy orgulloso de todo mi equipo".
Una tregua en el Nanga
En el Nanga Parbat la meteorología sí ha mostrado algo de clemencia, permitiendo a Daniele Nardi, Tom Ballard, Rahmat Ulah y Karim Haiat regresar al escaso refugio del Campo 2. Escaso, entre otras cosas, porque una de las tiendas había desaparecido, arrojada por el viento a los abismos. Debido a ello, parte de las tareas se dedicarán a tratar de dar con la tienda, que contenía una buena provisión de materiales en su interior.
El tiempo respetará sus intenciones los próximos días, por lo que podrán seguir estirando las piernas. Pero como siempre, manda el invierno.