Baigalmaa Norjmaa llevaba trabajando más de una década en el departamento de turismo de Mongolia cuando la invadió un sueño. Ya había ascendido casi todas las grandes montañas de su país, y se había aventurado hasta las cimas del Kilimanjaro y el Elbrus, pero no fue hasta que escuchó la historia de Tim Cope que se propuso una aventura irrepetible y sin precedentes.
En 2007, el explorador y director australiano Tim Cope acababa de completar un fabuloso viaje a caballo desde Mongolia hasta Hungría, que le había llevado a superar 10.000 kilómetros de imponderables a lo largo de tres años. Al saber de este periplo, una semilla comenzaba a crecer en la cabeza bulliciosa de Norjmaa, Baikal para sus amigos. "Quería hacer algo similar, pero con camellos, como hicieron mis compatriotas durante la era de la Ruta de la Seda".
Hoy, Baikal ya ha recorrido 3.000 kilómetros de su travesía, proyectada para unir Ulaangom, capital de la provincia de Uvs en Mongolia, con Londres, comandando una caravana de camellos bactrianos. En estos 14 meses desde su partida, ha soportado las terribles temperaturas de la estepa mongola (hasta -58º) y ha recorrido las geografías ásperas de la provincia china de Xinjiang hasta el este de Kazajistán. De completar su objetivo, cubriendo cerca de 12.000 kilómetros hasta la capital inglesa, firmaria la mayor travesía de la historia con camellos.
Además de satisfacer su curiosidad y sed de aventuras, su expedición -bautizada como Steppes to the West- es promover la cultura mongola por el mundo, empoderar a la mujer y, sobre todo, compartir conocimientos y experiencias con la gente que encuentra en el camino. Su iniciativa ha revitalizado una cultura antigua y carismática. "Me he convertido en medio famosa entre los mongoles de todo el mundo, porque se trata de un proyecto muy dificil y extraordinario. Desde que empecé, he visto muchos efectos positivos. Los camellos vuelven a ser populares entre mi gente y también están más interesados en la práctica del outdoor como actividad recreativa. Además, espero poder inspirar a las mujeres del mundo rural a que acometan sus propios proyectos", explicaba Baikal en una reciente entrevista para Explorers Web.
Además de la actitud, para un viaje de este tipo es necesario un amplio catálogo de habilidades. Soportar las temperaturas nocturnas del desierto de Gobi en invierno y lidiar con una caravana de animales al mismo tiempo es un enorme desafío en sí mismo. "Aprendí mucho de niña, sobre todo a adaptarme a los cambios. El viaje no me resulta muy difícil personalmente. Llevando nueve camellos siempre encontrarás problemas, pero si te muestras flexible, los problemas son mucho más fáciles de resolver", asegura Baigalmaa, que recomienda estar siempre en contacto con las poblaciones locales para pedir consejo. "En este universo no tenemos todas las respuestas, así que es importantísimo contar con la sabiduría de la gente local. Puedes aprender muchísimo si escuchas".
Baigalmaa se encuentra actualmente esperando a que le concedan los permisos para cruzar la frontera entre China y Kazajistán, antes de aventurarse hacia Uzbekistán y Turkemenistán, comenzando el segundo tercio de una odisea que le llevará cerca de tres años concluir. Toda una aventura romántica a la vieja usanza.