No era la primera vez que Holly 'Cargo' Harrison intentaba realizar una de las rutas más largas del mundo, la ruta Panamericana desde la Patagonia hasta Alaska, un recorrido de 22.530 kilómetros. En 2015 lo intentó, pero tras romperse en tendón cerca de Chile tuvo que regresar a su casa en Carolina del Norte, donde se recuperó y partió nuevamente en 2016, decidido a emular a los grandes exploradores americanos. Tras un año y medio (530 días), ha conseguido llegar a Alaska derrotando a su predecesor, el británico George Meegan, que completó este viaje en seis años (1977-1983). Llegó a completar esta ardua travesía caminando 24 km de media al día, aunque hubo una ocasión que triplicó la distancia en tan solo 24 horas.
A sabiendas de que iba a tener que caminar por áreas montañosas, Harrison se fabricó sus propios bastones con unos bates de béisbol y partes de un soplador de hojas, que le proporcionaron un soporte mayor y más equilibrio. Además ha tenido que combatir el hambre, llegando a perder un total de 11 kilos, ya que la comida fresca (fruta, carne cruda y verduras) en Sudamérica era demasiado pesada. Su dieta consistió en perritos calientes, pan, queso y comida enlatada. Pero no todos los días pudo comer, llegando a pasar de cuatro a cinco días entre una comida y otra. Asímismo, sólo cargaba con agua para dos días, por lo que muchas veces cogía restos de botellas de agua tiradas en las cunetas de las carreteras.
La comida y el cansancio físico no fueron sus únicos problemas, no fue sencillo encontrar un lugar seguro para dormir. Aunque intentaba quedarse en albergues y hoteles, muchas veces optaba por la solución más económica, lo que él llamó "hoteles debajo de la autopista".
Uno de los tramos de su expedición era la región del Darién, una jungla de 106 km entre Colombia y Panamá considerada una de las más peligrosa por albergar a fuerzas paramilitares y a traficantes de drogas. Consiguió que un guía local le ayudara a llegar a la frontera panameña y, para su sopresa, los insurgentes y los narcotraficantes lo "trataron como a un rey". Describió esta experiencia como "la parte más esclarecedora del viaje". Por desgacia, fue retenido en la frontera por las autoridades ya que no podían creer su historia. Finalmente, tras dos días con el pasaporte retenido le dejaron marchar y continuó su hazaña.
Para él, lo más destacable del viaje fue reunirse con su hija, a quien no había visto desde que era una niña. A pesar del triunfo, ha decidido no emprender más travesías de larga distancia, aunque documentará sus experiencias en un libro. Harrison está contento con el éxito, pero señala que la atención mediática es secundaria, su mayor logro ha sido encontrarse con su familia y, la plenitud y el significado del camino recorrido.