El Monte Everest está en el extremo norte del Parque Nacional Sagarmatha, Nepal, y es parte de los Himalayas: una cordillera que se extiende 2.400 kilómetros por Bhután, India, Nepal, China, Pakistán y Afganistán. Marca la frontera entre la China y Nepal, considerada como la frontera más alta del mundo. Miles de personas han ascendido sus 8.848 metros de altura sobre el nivel del mar, pero ¿sabéis por qué se llama Everest?
El topógafo inglés Sir George Everest fue el responsable general de la topografía de la India desde 1830 hasta 1843. En 1865, un año antes de su muerte, su sucesor Andrew Waugh, decidió bautizar a la montaña, antes llamada Pico XV, en su honor. Lo curioso es que el propio Everest, no quería que se utilizara su apellido y, prefería que se utilizase un topónimo local (Chomolungma en tibetano).
Con el paso del tiempo, el Everest se ha ido convirtiendo en la máxima obsesión de intrépidos alpinistas y aventureros que año tras año han buscado conquistar su cima. Todos sabemos lo que ocurre cuando un lugar se pone de moda, el Everest se ha vuelto mainstream. Además, por desgracia no todas las personas que suben se preocupan de cuidarlo, por lo que las acumulaciones de desechos, tanto humanos como materiales, están afeando este magnífico paisaje. Tan solo durante la última temporada de ascenso, que va de marzo a mayo, subieron 202 escaladores por el lado tibetano y 446 desde el nepalí; además de los miles de turistas que suelen visitar los campamentos base.
Este año las autoridades chinas han recogido 8,5 toneladas de residuos, de las que 2,3 toneladas son excrementos humanos. En 2015, la Asociación de Montañismo de Nepal ya lo había advertido: "no solo son un problema ambiental y estético, sino que también pueden causar riesgos reales para la salud tanto de los montañistas como de las comunidades que se encuentran aguas abajo de las zonas de escalada". Por ello, ese mismo año, las autoridades del Tíbet empezaron a repartir a cada escalador dos bolsas de basura con capacidad de ocho kilos. Si no las llenan, la multa equivale a 85 euros por cada kilogramo de basura de menos.
A pesar del gran problema que significa la contaminación para el Parque Nacional, no todo está perdido. Desde hace años, alpinistas y turistas regresan a sus montañas para ayudar a los lugareños y organizaciones a limpiar. Una de ellas es el Proyecto de Biogás del Monte Everest, que se enfoca en la limpieza de Gorakshep, un pueblo cerca del monte.
Otra de las iniciativas que es Sagarmatha Next, una organización que tiene como objetivo crear piezas de arte reutilizando la basura abandonada por los montañeros.