Cómo evitar accidentes de senderismo

Tino Nuñez

Cómo evitar accidentes de senderismo
Cómo evitar accidentes de senderismo

El senderismo, pese a su sencillez, es la actividad que más accidentes provoca en la naturaleza y el final del invierno, con la llegada (al menos teórica) del buen tiempo aumenta el número de rescates. ¿Qué podemos hacer para evitarlo?

Algunas matizaciones importantes
Cundo se divulgan en España algunas estadísticas sobre cómo, cuándo y por qué se accidentan los visitantes de los espacios naturales, la interpretación de algunas cifras conduce a errores. Por ejemplo:

1) Se accidentan menos los federados en montaña. Lógico, porque son muchos menos los practicantes federados que los no federados. Eso no quiere decir que como federado recibas siempre formación para prevención de accidentes. De todas maneras sí es útil federarse para disponer de un seguro de accidente deportivo, con cobertura de fallecimiento, por duro que suene.

2) Se accidentan menos los niños y los mayores de 45 años. Lógico, son menos que la franja máxima de población (de 28 a 45 años), pero en general resultan más vulnerables a un accidente.

3) Es más peligroso ir a un macizo grande que a uno pequeño. Falso. El exceso de confianza en terrenos “amables” conocidos hace que a veces salgamos en condiciones poco idóneas.

Cuatro buenos consejos
Recorrer caminos señalizados es lo que se conoce como senderismo, una variante menos técnica que el excursionismo o el montañismo, porque se supone que sólo se transita por espacios que incluyen cartelería y senderos evidentes. Pese a ello, no está de más:

1) Tener suficiente experiencia e información para realizar cualquier recorrido que se adentre en media o alta montaña. Atención a las salidas en baja montaña con dificultades meteorológicas (niebla o tormenta).

2) No equiparar sencillez a falta de peligro. Cruzar una roca semihorizontal puede resultar muy fácil, pero conllevar consecuencias graves si resbalamos.

3) Tener un conocimiento suficiente del material que utilizamos. Por ejemplo: no confundir una chaqueta cortavientos con una prenda impermeable, cerciorarse de que nuestro calzado agarra correctamente en terreno húmedo o asegurarse de que nuestra linterna frontal tiene suficiente alcance o potencia (más de 80 lúmenes). Llevar siempre por persona un silbato potente (más de 100 decibelios) y un teléfono móvil.

4) Evitar involucrar a un grupo numeroso de personas bajo nuestra única responsabilidad. El entusiasmo, teñido a veces de protagonismo, por liderar o ayudar a inexpertos provoca situaciones peligrosas más a menudo de lo que creemos. No tiene sentido llevar a niños pequeños a caminatas de 10 horas o a gente en baja forma física a atravesar Gredos o Pirineos, por ejemplo.

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