¿Te gusta el invierno y cada vez disfrutas más en la nieve? ¡pues entonces eres de los nuestros y muy posiblemente te interese la prevención!
Aunque existe un número importante de personas que reducen significativamente sus salidas fuera de las estaciones más amables, también son cada vez más numerosos los que incrementan sus salidas en invierno para evadirse de una vida profesional o personal no excesivamente gratificante. Las montañas son nuestro bálsamo, desde luego, pero pueden enseñar los dientes más de la cuenta durante los meses más fríos.
EN NUESTRO PAÍS
Estos tres últimos inviernos en España han sido de forma general más suaves que los anteriores, pero con episodios breves muy “agresivos”: borrasca Filomena, record histórico de baja temperatura (los -36 o C de enero de 2021 en Picos de Europa) y rachas de viento extremas (hasta 180 km/h en Panticosa también en enero de 2021). La alternancia de numerosas jornadas “benignas “ continuadas con sólo unos pocos fenómenos meteorológicos extremos pero muy virulentos, algunos provocados por el cambio climático, combinada con el espectacular aumento de ciudadanos saliendo a la montaña durante la pandemia, ha multiplicado significativamente el número de incidentes, accidentes y rescates.
ERRORES HABITUALES
- Ninguno/a estamos exento/a de cometer algún tipo de error, por mucha experiencia que tengamos, y de hecho entre los más repetidos figuran:
- Creer que porque estamos cerca de una gran ciudad o a “sólo” 2.000 metros no nos puede pasar nada grave, “¡No estamos en Los Alpes!”, constituye una equivocación muy común. Y sin embargo una montaña tan modesta y aparentemente inofensiva como la madrileña Peñalara registra prácticamente todos los inviernos en su cima algunos días muy ventosos con sensación térmica de hasta -40ºC.
- Dejar ropa extra en el coche porque al aparcar hace más calor del esperado. Y sin embargo, cuando subamos y a partir de las tres y media o cuatro de la tarde podemos experimentar en algunos casos descensos bruscos de temperatura de hasta 20 o 25ºC.
- Caminar por la nieve con zapatillas en vez de botas, ya sea porque no nos hemos informado de la cota a partir de la cual hay presencia continuada de nieve o porque su alternancia con tramos secos nos ha sobre confiado.
- No beber porque con el frío se siente menos sed. Descuidar la ingesta regular de agua conlleva cansarte más, ser menos preciso o eficaz y lo que a menudo pasa desapercibido ¡estar de peor humor! (motivo silencioso de accidentes que conlleva ocuparnos menos de nuestros acompañantes o tomar decisiones descuidadas).
- Descansar sentado directamente sobre la nieve ¡te enfriarás más de lo que crees! Busca un lugar sin nieve o al menos coloca un elemento aislante intermedio: mochila con su espalda orientada hacia arriba, manta de supervivencia plegada varias veces o colchoneta enrollada.
- No esperar a un/a rezagado/a. En la mayoría de los grupos hay un líder semi oculto o declarado que marca el ritmo a los demás, de forma natural o impuesta. Dejar atrás y sin contacto visual a una persona cansada puede conllevar desde enfrentamientos personales cuando nos reagrupamos hasta en los casos más extremos, como ya ha sucedido en Gredos o Pirineos, fallecimiento por extravío y/o hipotermia
- Infravalorar el viaje en carretera. Las averías y colocación de cadenas pueden obligarnos a permanecer quietos más de lo esperado. También la conducción a horas muy tempranas a la ida (por la necesidad de encontrar plaza de aparcamiento libre) y tardías a la vuelta implican a menudo asfalto con una capa de hielo fina no siempre visible o nieve endurecida.
ALUDES
El nuestro no es un país que contabilice riesgos de avalanchas tan elevados como otros países europeos, pero como bien recuerda AEMET en su web, consultar su “(…) boletín de peligro de aludes (BPA) es una herramienta fundamental para la planificación de la actividad y la gestión del riesgo cuando se acude a la montaña nevada”. Cinco documentos actualizados diariamente en época invernal cubren las siguientes zonas: Pirineo navarro, aragonés, catalán, Picos de Europa, y Sierra de Guadarrama, además de sierras del Cordel y Peñalabra (zona de Alto Campoo). En esos PDF se informa del estado del manto nivoso, de las observaciones más recientes y de la estimación del peligro de avalanchas según la escala europea. La información puede consultarse en la dirección: http://www.aemet.es/es/eltiempo/prediccion/montana/boletin_peligro_aludes

Una equivocación común surge por parte de los inexpertos al creer que el grado 3 de peligro, en la escala que va de 1 a 5, se refiere sólo a un riesgo intermedio, cuando en realidad puede conllevar en ciertos casos aludes grandes o muy grandes. Y de hecho se registran más sepultamientos por considerar que con riesgo 2 (limitado) hay muchos más individuos transitando que con riesgo 3 o 4 (notable o fuerte).
Si quieres un consejo que pocas veces escucharás, pero que vale su peso en oro: no te gastes 300 euros en un detector de víctimas de avalancha y cero en formarte sobre su utilización, acude a un curso específico con tu ARVA y descubrirás que además de realizar prácticas tuteladas necesitarás combinarlo con una pala y una sonda de aludes.
¡NO TAN FÁCIL!
En invierno, incluso las montañas más sencillas, exigen precauciones adicionales, que a menudo suelen recordar los grupos de montaña de la Guardia Civil especializados en rescates. Entre sus consejos más repetidos e importantes figuran: no sobre estimar nuestras capacidades físico-técnicas, equiparse adecuadamente en función del objetivo no infravalorar las actividades en base a experiencias de amigos o referencias ajenas, prestar atención a las limitadas horas de luz y evitar las actividades en solitario.
Caminar con raquetas o crampones resulta menos sencillo de lo que aparece y no basta con ver un par de vídeos tutoriales para conocer la técnica. Desde Oxígeno os recomendamos formaros específica y presencialmente con un profesional titulado, para evitar accidentes y disfrutar con mayor tranquilidad de los a menudo maravillosos días de invierno.