Cómo llenamos una mochila y la forma en la que colocamos los objetos contenidos habla mucho de nuestro interés por hacer las cosas bien. ¿Repasamos la manera de hacerlo cabalmente?
PREMISAS
Para llenar correctamente una mochila debemos cumplir con lógicas premisas:
1) Que ningún objeto duro con aristas apoye en el interior de la espalda (por ejemplo el reborde de un casco).
2) Que los artículos de uso inmediato o urgente puedan extraerse con facilidad, sin tener que remover o sacar otros, pues estos incluso podrían rodar o extraviarse definitivamente si estamos en un terreno abrupto.
3) Que los productos más pesados no estén demasiado alejados de la espalda ni excesivamente altos porque pueden desequilibrarnos t tanto en la marcha como en un terreno comprometido.
4) Que el llenado de la mochila obedezca a un orden lógico de utilización –por ejemplo el saco de dormir en el fondo- y que no dañe/comprima objetos delicados, como una cámara de fotos o comida que pueda manchar si se sale de una bolsa /recipiente poco seguro.
5) Que no queden huecos vacíos o desaprovechados.
6) Que no vaya la mochila tan llena que la seta o tapa roce nuestra nuca e incluso nos dificulte levantar la cabeza para mirar hacia arriba.
PEQUEÑOS TRUCOS
Nada más abrir la mochila para llenarla, acolcha el interior de la espalda con una manta de supervivencia gruesa doblada o un forro polar fino. Te puede interesar hacer lo mismo en el fondo, pues si en ese tejido apoya directamente un objeto duro –como por ejemplo un cartucho de gas- acabará dañando la cubetaen cuanto te quites la mochila para descansar y la deposites en una roca. Observa el exterior de la mochila según la vayas llenando, para detectar huecos desaprovechados y recolocar tu material o rellenar el espacio vacío con ropa, pero evita que tu delicada chaqueta de plumas quede tan comprimida que para extraerla con rapidez debas tirar con fuerza ¡y terminar arrancando una manga o rasgando el tejido!
Los objetos sueltos dentro de una seta se moverán continuamente durante la marcha y pueden caerse con extrema facilidad al abrir la cremallera. Agrúpalos en pequeñas bolsas temáticas, transparentes o de diferentes colores: por ejemplo, las medicinas todas juntas (si es que no llevas un minibotiquín) y sin olvidar las pastillas potabilizadoras de agua, navaja y cubiertos, teléfono móvil con banco de energía extra y en funda estanca, evitar monedas o llaves de casa sueltas, linterna con batería extra/pilas de repuesto (o mejor dos frontales que pesan casi lo mismo), etcétera.
DE PURA LÓGICA
Si tu mochila tiene una capacidad limitada, una buena idea para no sobrecargarnos, y eso te obliga a llevar a menudo productos delicados por fuera –como una tienda de campaña o una chaqueta impermeable- adquiere una funda tipo cordura que los proteja frente a posibles enganchones en zarzas o ramas. Para fijación exterior y correcta de algunos de los objetos que pueden no cabernos en la mochila, posiblemente no te baste el correaje estándar y debas madquirir un par de cintas de sujeción extra resistentes y con hebilla metálica de mtensado ¡un par de las de mejor calidad soportan de 50 a 100 kg y no suelen costar más de 10 euros!
EL VIEJO ERROR
Tradicionalmente se ha insistido mucho en que si un material o vestimenta vuelve repetidas veces a casa sin haber sido usado, sobra y no debes volver a cargarlo. Sin embargo, el error más común suele ser llevar comida de más y agua de menos. ¿Quién de nosotros no ha vuelto en varias ocasiones con la misma dichosa lata sin abrir o con ese bolsón de frutos secos tan de baja calidad mcomo poco apetecible? consume en las primeras horas de actividad ese alimento mrecalcitrante o déjalo definitivamente en casa.