5 elementos injustamente olvidados... ¡que siempre debes llevar en tu mochila!

Grandes clásicos de nuestro kit montañero que siempre deberían acompañarnos

Tino Nuñez

Elementos importantes pero olvidados de nuestro kit montañero
Elementos importantes pero olvidados de nuestro kit montañero

Son humildes, son modestos y no todos nos acordamos de incluirlos siempre en la mochila. Sin embargo los 5 objetos que te recomendamos te darán un gran servicio a cambio de poco dinero y mínimo peso.

1) Mini-navaja multiusos
Es muy común que la navaja de tamaño medio utilizada en la naturaleza acabe a veces olvidada en casa, porque la hemos sacado de la mochila para lavarla o por considerarla prescindible cuando incluimos comida que no necesita cortarse ni pelarse (fruta). Sin embargo uno de nuestros compañeros puede querer compartir comida contigo que necesite una navaja, tener que cortar esparadrapo, abrir un envase que se nos resiste (benditas tijeras) o extraer una espina de una zarza. En este último caso, las mejores mini navajas multiusos suelen incluir una micro pinza mucho más precisa que las pinzas de un botiquín de montaña y son capaces de extraer astillas o pinchos tan minúsculos como dolorosos e incluso infecciosos. Por lo poquísimo que abulta este accesorio, puede dejarse permanentemente en la mochila y así nunca nos faltará. Las mejores opciones están fabricadas con aceros inoxidables de cromo-molibdeno –como es el caso de las suizas- o con alto contenido de carbono (el famoso acero 420 HC presente en mini multi-herramientas norteamericanas). Las de buena calidad y tamaño muy reducido –de unos a 6 centímetros- cuestan entre 25 y 45 euros, y sólo pesan de 25 a 45 gramos. Evita modelos de bajo coste, pues la navaja puede herirte si se parte la hoja de corte u otra pieza.

2) Cerillas anti-tormenta
Basta con salir lo suficiente al monte para saber que en caso de emergencia un fuego para calentarse puede salvarte la vida. No estamos hablando de ir encendiendo hogueras innecesarias, lo que además de estar prohibido es una irresponsabilidad en un país como el nuestro, pero sí disponer de este recurso en caso de que peligre nuestra vida. Si se te moja un mechero en un día intenso de lluvia o hace aire, no podrás ni encender el hornillo… y es ahí cuando una cerilla especial, impermeabilizada en su cabeza y de composición similar a una bengala siempre prenderá. Cuestan de 10 a 15 euros y conviene que vengan en un bote estanco, al menos con dos raspas de encendido.

3) Esparadrapo
Se trata del accesorio más humilde de todos, pero posiblemente el másmultiuso. Sirve para cerrar un arañazo profundo, reparar un agujero en el calzado, en una chaqueta de pluma o en una mochila, prevenir ampollas, aislar el asa de una taza que siempre quema, etcétera. El más práctico y resistente suele ser el de tela de 2,5 centímetros por 5 metros, evita los de papel o tipo seda.

4) Pastillas potabilizadoras
El aumento de las temperaturas, la masificación, el incremento de mascotas y ganado, junto la irregularidad de las lluvias, hace cada vez más fácil que el agua de una fuente o de un arroyo debe desinfectarse siempre, especialmente en los meses menos fríos. Asegúrate de que tus pastillas para potabilizador son eficaces contra bacterias y virus, no sólo contra bacterias ¡sobre todo si viajas por países extra europeos!

5) Papel de aluminio
Un pequeño trozo de 15 x15 centímetros, adecuadamente plegado y guardado en tu seta, te servirá para moldearlo sobre cualquier recoveco difícil donde resulte imposible llenar tu cantimplora. Incrustado en una rendija o en contacto con una roca plana podrá concentrar eficazmente el agua en un único chorr . También sirve para envolver, proteger y acolchar cualquier pieza delicada que deseemos llevar en la mochila de vuelta a casa, como un teléfono móvil con la pantalla rota, una pieza dental, medicinas frágiles, etcétera. La recomendación de que es la capa brillante la que debe estar en contacto con el agua o los alimentos es un mito que se hizo viral hace poco años y no tiene base científica alguna.