El reciente e inusual vídeo de mediados de agosto de una persona con paraguas alcanzada por un rayo al salir a su jardín en Torrelodones (afortunadamente sobrevivió), ha puesto de relieve la necesidad de extremar las precauciones ante las tormentas.
Nociones básicas
Según la Asociación Española de Meteorología (AEMET), máxima autoridad en nuestro país una tormenta es una descarga brusca de electricidad atmosférica, con importante aparato eléctrico, acompañado de precipitaciones fuertes o muy fuertes, con rachas de viento fuertes o muy fuertes y/o granizo superior a 1 centímetro. El rayo es la descarga eléctrica, siendo el relámpago su manifestación luminosa y el trueno el sonido que produce. Los rayos que van desde la nube de la tormenta a la tierra son los que lógicamente más nos preocupan.
Normalmente una tormenta de una gran nube aislada no suele durar más de media hora, pero nos pueden poner en apuros y en ciertos momentos causar incluso la muerte. Aunque se estima que la probabilidad de fallecer por fulguración (caída de rayo en una persona) es de 1 entre 10.000, sabemos que en montaña el riesgo es netamente superior (además de sufrir heridas por corrientes repentinas de agua sin o con tierra/rocas). En el mundo matan a más de 24.000 personas anualmente.
Cuándo y dónde
La gran mayoría de las tormentas estivales se producen por la tarde y en terrenos montañosos. Es en el noreste de España donde se registran más tormentas, teniendo Pirineos el record, tanto por cantidad total como por número de días anuales de tormentas (de 30 a 40). Le sigue Picos de Europa (unos 25 días), a diferencia de las sierras de Guadarrama o Gredos donde por lo común no superan los 10 días. Por comunidades son Aragón, Cataluña y la Comunidad Valenciana los territorios donde se registran más tormentas.
Estas tormentas se producen al combinarse las elevadas temperaturas estivales, con la humedad habitual de las zonas montañosas y la presencia de bolsas de aire frío en altura; combinadas estas tres circunstancias aparecen los cumulunimbus, nubes de gran altura muy reconocibles desde lejos.
Prevención
Nada puede asegurarnos que no nos veamos envueltos tarde o temprano en una tormenta ¡basta con salir las suficientes veces a la montaña. Debemos consultar las predicciones específicas que realiza AEMET: http://www.aemet.es/es/eltiempo/prediccion/montana. En ellas y para 4 días se detalla la nubosidad, las precipitaciones (“chubascos” implica precipitaciones más fuertes que “lluvias”), las temperaturas (incluida la sensación térmica en función de la altitud y el viento) y la posibilidad de tormentas. Por lo general, si anuncian lluvias de 15 a 60 milímetros, pueden concentrarse en puntos por los que transitemos y originarnos problemas.
Entre las recomendaciones más sencillas de recordar, están no llegar a una cumbre más tarde de las 13 horas, evitar zonas planas donde sobresalgamos como prados u orillas de lagos, no guarecerse en árboles aislados o cuevas de menos de 2 metros de profundidad, y evitar el uso del paraguas y del teléfono móvil. Huir de corrientes de aire en brechas, canales o ventanas y puertas abiertas de coches o refugios también es clave.
Es importante cuando escuchemos los primeros truenos contar los segundos que los separan de los relámpagos. Lógicamente si cada vez decrece el tiempo, la tormenta está más cerca y podemos considerar que aumenta mucho la probabilidad de ser alcanzado por un rayo si contamos menos de 15 segundos (los rayos descargan a menos de 5 kilómetros). No debemos olvidar que las tormentas están vivas y pueden “saltar” de una montaña a otra a una velocidad inesperada.