El aventurero del cielo: entrevista a Horacio Llorens

Fco. Javier González

El aventurero del cielo: entrevista a Horacio Llorens
El aventurero del cielo: entrevista a Horacio Llorens

Estamos en la localidad Organyá, en el Alt Urgell ilerdense, en la tienda de Parapent Organyá, invitados para vivir la experiencia de volar en parapente en una de las Mecas mundiales de vuelo.

Después de unas intensas jornadas de vuelo complementadas con acampada nocturna (experiencia que hemos reflejado en las páginas del número 78 de Oxígeno), no queremos dejar pasar la oportunidad de entrevistar a Horacio Llorens, uno de los máximos representantes del parapente acrobático mundial  (5 veces campeón de Copa del Mundo) y ariete de la exploración en parapente en paisajes de los cinco continentes.

FOTOS: César Lloreda

Horacio Llorens

Horacio habla tranquilo, con cadencia suave, cómo si sus palabras las meciese el viento del que se vale para hacer las piruetas que ejecuta en el aire…

¿Quién es Horacio Llorens?
Me llamo Horacio Llorens. Nací hace 32 años en Madrid, y he sido cinco veces Campeón de la Copa del Mundo de parapente acrobático, medalla de oro de los Juegos Aéreos mundiales, y deportista con un record Guiness mundial.  ¡Y me gusta volar!

¿Cuándo y cómo empezaste a volar?
Con 12 años hice mi primer vuelo biplaza con mi tío Félix, y con 14 mi madre ya me dio su beneplácito. Más o menos desde los 16 años llevo volando ya en serio, ya empecé a competir. Mi familia tiene mucha tradición de parapente. Mi tío Félix lleva dando clases desde el año 89, y sus hijos Raúl y Félix, que son mis primos mayores han sido leyendas de este deporte, me han enseñado mucho, sobre todo en lo que se refiere a acrobacia… se puede decir que vengo de una familia acrobática.

Horacio Llorens Organyá

¿Desde entonces hasta ahora, en qué ha cambiado el mundo del parapente?
Lo que más ha cambiado es la seguridad. Los parapentes hace 15 años, o cuando yo empecé a volar incluso antes no tenían el nivel de seguridad que tienen ahora. Los parapentes hoy en día vuelan mucho más, tiene mucho más planeo, tienen mucha más velocidad, lo cual es súper importante para poder ir en contra del viento; y a la vez tiene mucha más seguridad porque no pliegan, si lo hacen se abren solos, los paracaídas han evolucionado totalmente y ahora los tenemos incluso dirigibles… yo llevo uno de salto BASE en mi equipo de parapente. Todo lo relativo a la seguridad ha evolucionado una barbaridad.

Como expedicionario, has explorado volando países y lugares de los cinco continentes. ¿Cuáles te han llamado más la atención?
He tenido la suerte de volar en mucho sitios diferentes, por ejemplo en las pirámides mayas de Tikal en Guatemala, también en Méjico, a más de siete mil metros en Pakistán, cruzamos África de norte a sur, he volado en la Polinesia francesa… ¡estoy bastante curtido! A mí el lugar que más me ha impresionado ha sido Pakistán: vuelo de altura, con buenas condiciones pero también muy duras, con temperaturas a veces de 25 grados bajo cero… pero las vistas del Karakorum son impresionantes; y poder subir a 7.300 metros y ver delante el Masherbrum, con el K2 al fondo, y saber que tienes el Concordia ahí al lado y que puedes “saltar” de valle volando… pues sí, la verdad que quiero volver algún día a Pakistán.

¿Qué facilidades y qué inconvenientes consideras que aporta un parapente a una expedición de montaña?
El parapente te permite llegar a muchos sitios a los que caminando no serías capaz de llegar. Lo cual  visto de otra manera es un inconveniente si te toca aterrizar en ese lugar, porque seguramente tampoco vas a ser capaz de salir caminando. Y tendrás que salir volando. Y si no puedes… pues vas a tener problemas.  Es un arma de doble filo, de tal manera que cuando vuelas, siempre tienes que calcular que donde te estás metiendo tiene salida, para salir volando y aterrizar en un lugar seguro. Eso pasa en ciertos lugares, en Pakistán por ejemplo; en Pirineos siempre tienes opciones más o menos favorables para aterrizar. En sitios como Pakistán valoras mucho la seguridad, y el trabajo en equipo es muy importante. Vuelas con tus compañeros, se toman las decisiones en el aire entre todos… Y siempre volar con un compañero, nunca hacerlo solo.

Horacio Llorens acrobacia

Una actividad que implica no sólo tener conocimientos de vuelo, sino que también de montaña…
Efectivamente. Nosotros estábamos en la fundación de Sebastián Álvaro en Husuhé, Pakistán, desde donde empiezan muchas travesías al K2. Y desde ahí volábamos en muchas direcciones totalmente equipados… era duro, las aproximaciones a los despegues eran de tres o cuatro horas, con 18 kilos a la espalda, lo cual es bastante dura… pero bueno, cuando despegas y empiezas a volar la cosa cambia y tratamos de ir con los pies en la tierra ¡aunque estemos volando! Aun así en Pakistán teníamos contratado un seguro de helicóptero que en caso de problemas nos podía sacar de donde estuviésemos con una llamada de teléfono por satélite, pero claro, siempre que fuese en un sitio por debajo de cinco mil metros…  y muchas veces llegamos a volar por encima de glaciares que estaban por encima de esa cota. Nos metimos en algún apuro, siempre controlado, pero son esos momentos que realmente a veces no podemos evitar ¡forma parte de la aventura!

¿Dónde has pasado más miedo?
Miedo, miedo, miedo... es difícil de decir la verdad. No he tenido nunca situaciones de pánico. Sí que quizás volando en la Polinesia me metí en una nube muy grande, y acabé a sotavento a ocho kilómetros de la isla y tuve que aterrizar en el mar. Ahí sí que pasé unos 20 minutos muy malos cuando intentaba hablar por radio con mis amigos, yo estaba en el mar solo, flotando con el equipo y consciente de que había bastantes tiburones en la zona… y nadie me copiaba por la radio. Empecé a pensar que iba a tener que nadar, se me hacía tarde, y calculaba unos cinco kilómetros hasta la isla… Yo suelo nadar 1,5 Km en la piscina, y pensé que con paciencia lo haría. Esa media hora intentando comunicar con el equipo por radio sí que fue bastante agobiante. Miraba hacia abajo al océano, de azul intenso y una profundidad inmensa y pensaba: “Buah, espero no ver ninguna sombra, porque me puede dar un paro cardiaco.”

Horacio Llorens retrato

¿Qué significa para ti la palabra aventura?
Para mí la aventura es coger mi parapente e ir a un sitio nuevo, desconocido, en el que no se haya volado antes nunca o muy pocas personas lo hayan hecho; y hacer vuelos diferentes, innovar, y sobre todo utilizar el parapente como una manera de conocer nuevas culturas, nuevos sitios y paisajes… Por ejemplo cuando estábamos volando en África, en Malawi, un país súper pobre, aterrizábamos en sitios perdidos y empezaban a llegar niños que se reían al vernos, sus padres nos ofrecían té, un huevo frito ¡lo que tuvieran! Y al final el vuelo ha sido muy bonito, pero cuando llegas a tierra compartir momentos con gentes de lugares tan distintos es también parte de la aventura.

La montaña, el viento… ¿son buenos maestros?
Sin duda. A mí la montaña y el viento, desde que empecé a volar, han cambiado mucho mi forma de ver las cosas. Al principio yo pensaba que el que aprendía rápido a volar, el que no tenía miedo, el que arriesgaba y rompía los límites… ese era el perfil que yo buscaba y el que pensaba que era el de los que eran buenos en este deporte. Con el tiempo me he dado cuenta de que no es así: el que aprende a volar con un poco de miedo, esa dosis necesaria de tranquilidad y de respeto, poquito a poco… seguramente tarda más que el otro, pero no sufrirá accidentes por el camino, y será un piloto cabal, que se fije bien en las condiciones, en el viento…Creo que ese es el piloto que tienes que admirar en realidad. Y eso lo puedes aplicar a la vida también. Hacer cosas, hacer cosas diferentes, a veces incluso peligrosas, pero pensándolas bien, dándole valor a lo que quieres hacer y cómo lo quieres hacer, y ser un poco inteligente. La naturaleza es imprevisible a veces, y todo puede cambiar rápidamente, y ahí que saber estar ahí a las duras y a las maduras.   

Horacio Llorens selfie

¿Cómo animarías a los lectores de Oxígeno a probar el parapente?
Pues aquí en Pirineos lo tienen fácil. Justamente aquí en Organyá se vuela súper bien. Yo creo que es algo que mucha gentes sueña con hacer y no s creen que puedan llegar a realizar ese sueño. Muchas gente se piensa que el parapente es un deporte de cuatro locos, súper peligroso, o que es algo muy caro… y sin embargo  venir aquí a Organyá a hacer un biplaza, que es un lugar magnífico para hacerlo, no resulta nada caro y es muy, muy seguro. Yo animo a la gente a que venga, a que lo pruebe, a que vuele, y a que se den cuenta de que es un deporte fácil, y que volar es posible ¡y además muy bonito!

Por último ¿cuáles son tus próximos retos?
Lo primero que me viene este verano son competiciones de Copa del Mundo, en sincronizado y en individual de freestyle. Luego parto a Brasil a hacer un entrenamiento de aterrizajes, y luego tenemos los Juegos Aéreos Mundiales, que son algo así como los Juegos Olímpicos del aire, que serán en Dubai del 1 al 12 de diciembre, y que es la competición a la que todos los pilotos apuntamos ahora.  Y ahora mismo estoy aquí en Organyá para entrenar. Es mi lugar favorito de entrenamiento.

¿Por qué Organyá?
Organyá es un halfpipe de mil metros, con un viento que genera una ola de mil metros en ese halfpipe, y cuando está bueno  podemos estar subidos a la ola cuatro, cinco horas entrenando. Unas condiciones que no te las ofrece ningún otro sitio en el mundo. La montaña mágica.