A quienes se inician en la montaña se les repite como un mantra “Es muy importante tener buen material”. ¿Cuál es la importancia objetiva del material y del equipo, qué es un mito y dónde comienza la realidad? Es fácil sentir cariño hacia el primer material que compramos o esa ropa que nos acompañó en nuestras mejores actividades, sin renunciar a querer renovarlo periódicamente, pero… ¿qué importancia objetiva tiene nuestro equipo?
¿Qué nos aporta el material?
Los productos que adquirimos para salir a la montaña habitualmente nos aportan al menos dos o más de las siguientes ventajas:
- Comodidad: deseable ya sea para portear peso con una mochila bien acolchada, caminar trayectos largos y/o pedregosos con un calzado funcional o dormir en el saco encima de una colchoneta aislante confortable, entre otras situaciones.
-
Protección: frente a riesgos inmediatos (por ejemplo un casco), previniendo lesiones futuras (los hiper populares bastones de trekking), evitar problemas de salud (un filtro para potabilizar el agua) o ante inclemencias meteorológicas (la clásica chaqueta impermeable-transpirable)
-
Seguridad: imprescindible en actividades con riesgo, como subir por una pendiente de nieve dura (con piolet y crampones), utilizar una cuerda para asegurarse en una cresta rocosa o para descender un resalte difícil en rápel.
-
Autoestima. Moda. La adquisición de material nuevo o de mayor calidad que el que teníamos algo desfasado o deteriorado fortalece en ciertas ocasiones la autoestima, por la admiración que despierta entre nuestros/as compañeros/as o la tranquilidad que nos aporta saber que iremos mejor equipados ante imprevistos. Verse con materiales de nueva generación, sofisticados o ultraligeros, y con vestimenta bonita o elegante (el socorrido color negro para tener un aspecto más profesional o estilizado) influye positivamente en algunas personas.
-
Conciencia de grupo. Equiparse con material aceptado o valorado por nuestro entorno favorece la aceptación en diversos colectivos, ya sean clubs, grupos para salir a la montaña que se relacionan a través de redes sociales o profesionales de actividades técnicas (guías de montaña y deportistas de alto nivel). También romper el ciclo de “comprar, usar, tirar, comprar…” utilizando sobre todo productos reciclados o fabricados en enclaves cercanos , mejora nuestra sensibilidad como consumidores y nos acerca a otras personas con parecidas inquietudes conservacionistas.
-
Motivación y ganas de salir. Si ya has sufrido alguna situación desagradable por ir equipado deficientemente, como no dormir por culpa de un saco demasiado fino o congelarte las manos en una ventisca por usar guantes de bajo coste, valorarás tus nuevas y mejores adquisiciones ¡podrás salir más tranquilo a la montaña, incluso cuando no haga buen tiempo! (con la lógica prudencia).
Sobre los E.P.I.
Los Equipos de Protección Individual son productos que protegen al consumidor o trabajador frente a riesgos que atentan contra su salud. Su certificación u homologación resulta obligatoria para ser vendidos en cualquier país de la Unión Europea, independientemente de dónde estén fabricados. Se agrupan o clasifican en tres categorías:
- Categoría 1: protegen de riesgos menores, como unas gafas de sol o unos guantes. Su diseño es sencillo y es el propio fabricante el que autocertifica el artículo y confirma que cumple los requisitos de normas europeas específicas.
- Categoría 2: prevención de riesgos graves, como deslizamientos por terreno escarpado (el caso de unos crampones) o impacto de piedras (casco de escalada).
- Categoría 3: producto de diseño complejo y exigencias notables para proteger al usuario ante riesgos mayores o mortales. Una cuerda de alpinismo, un mosquetón o un arnés son algunos de los artículos con mayor responsabilidad ante una caída al vacío.
En el caso de las categorías 2 y 3 el material debe certificarse antes de su venta en laboratorios independientes, que mediante exigentes test validan la idoneidad para una venta segura en Europa de los productos. Todos los productos de las tres categorías deben incluir obligatoriamente y de forma visible el marcado CE de conformidad europea.
Gran parte del material “blando” utilizado en montaña, como por ejemplo la vestimenta o las mochilas no está considerado EPI ni marcados CE, aunque para algunos de los más relevantes -como los sacos de dormir- se exigen requisitos técnicos que también protegen al usuario o deportista. No sería extraño que un futuro, productos tan sencillos y cotidianos como unos bastones, deban cumplir algún tipo de nueva normativa, pues su rotura o mal funcionamiento puede originar lesiones a un deportista.
Mitos más comunes
“Lo más importante en la montaña es salir bien equipado” es una de las máximas más dichas con gran autoridad por no pocas de las personas que aconsejan a los principiantes. A nadie le irá mal salir con el mejor material o equipo posible, pero lo realmente decisivo es preocuparse por formarse y aprender sin prisas de gente experimentada. Fernando Garrido, uno de los guías aragoneses más prestigiosos, comentaba con tan buen juicio como atrevidamente en una entrevista “Yo me gastaría menos dinero en material y más en salir a menudo a la montaña”; esta afirmación no casa muy bien con nuestras ansias consumistas o con la sociedad del bienestar que hemos creado, en la que todo el mundo de una manera u otra quiere vender algo, pero posee unas connotaciones de desaceleración y humanización de nuestras actividades sumamente interesante.
Buena parte de los consumidores parecen encantados del enorme crecimiento de la oferta on line y muy poco preocupados por la rápida desaparición del comercio tradicional, en el que en una tienda física podías encontrar –aunque no siempre- expertos en asesoramiento sobre material y buenos consejos para no sentirte defraudado por una elección errónea. Aunque algunos comercios electrónicos ofrecen en su página web ventanas emergentes de asesoramiento, que incentivan la compra y resuelven dudas puntuales, con una fiabilidad muy variable. La competencia por la multiplicación de los puntos de venta y la facilidad de acceder a mucha mayor variedad que la presente en un comercio físico no conlleva necesariamente acertar más en las compras.
Dos apuntes
Si bien en España la pandemia ha tenido unos efectos muy contundentes en los comercios –se ha vendido la mitad que en los mismos meses del año pasado- ha reactivado el tiempo dedicado en internet por los consumidores a localizar ofertas o nuevos productos de indudable interés. Todavía no parece haberse despertado el interés por las compras compulsivas que sí se han detectado en varias de las tiendas físicas más técnicas ¡en las que en alguna ocasión un cliente llegaba a cambiar hasta 7 veces un producto para sentir la satisfacción en casa de tener material nuevo entre las manos!
Priorizar qué necesitamos realmente comprar sobre lo que nos apetece o encapricha, permitirá por ejemplo que renovemos antes unas botas con la suela desgastada -un auténtico peligro- que nuestro viejo forro polar (que pese a su ajado aspecto aún abriga lo suficiente) y utilicemos nuestro equipo de forma más racional o responsable.
.