Los 10 errores que no hay que cometer entrenando en esquí de montaña

He aquí diez errores que tienes que evitar si quieres rendir al máximo cuando llegue el día de la competición.

Inka Bellés

Los 10 errores que no hay que cometer entrenando en esquí de montaña
Los 10 errores que no hay que cometer entrenando en esquí de montaña

Ya está, has decidido que te vas a inscribir a esa carrera que tanto te hacía soñar, ¡ahora solamente queda entrenar! En esquí de montaña, no es todo una cuestión de físico, sino que también intervienen factores como la elección del terreno, la técnica, la recuperación o la alimentación. He aquí diez errores que tienes que evitar si quieres rendir al máximo cuando llegue el día de la competición.

1. Entrenar siempre por pista
Los distintos tipos de nieve que puedes encontrar en la montaña hacen del esquí de travesía un deporte muy técnico. No es lo mismo hacer conversiones en nieve polvo que avanzar sobre una placa de hielo. A menos que te especialices en verticales o tengas que hacer series, ¡sal de las estaciones de esquí cuando las condiciones lo permitan! Además de pasarlo en grande, es como mejor te adaptarás a las diferentes situaciones, tanto de subida como de bajada.

2. No hacer nada hasta que caiga el primer copo de nieve
Diciembre hasta…abril. Sí, la temporada de esquí de montaña es muy larga. Para poder aguantar en buena forma durante todo el invierno, se necesita una buena base que, aunque parezca mentira, se construye cuando el sol está en lo más alto. La bicicleta, los rollerski y el trail running serán tus mejores aliados mientras esperas la nieve.

3. Descuidar la alimentación
Somos lo que comemos, dicen, y con toda la razón del mundo. Adapta tu alimentación a tu entrenamiento, pensando que tu gasolina principal son los carbohidratos pero que en ningún caso debes descuidar las proteínas, las grasas saludables, las vitaminas y los minerales, que harán que la maquinaria esté engrasada y lista para recuperar de los esfuerzos a los que la sometes a diario.

4. Menospreciar la musculación
No todo son subidas y bajadas, incluir la musculación en tu entrenamiento te ayudará a evitar lesiones y a ganar rendimiento. Para que tus sesiones se hagan más amenas, monta circuitos con cuatro o cinco ejercicios combinando tronco superior, inferior y core. Cuando tus piernas de acero aguanten las interminables bajadas sin rechistar y los brazos te propulsen como nunca, ¡agradecerás todas esas horas en el gimnasio!

5. No aplicarse en los cambios
Haz cada transición como si estuvieses en carrera, ¡esta es la mejor manera de progresar! Para hacer un entrenamiento dos en uno, prepara un circuito de sprint que te servirá para hacer tu sesión de intensidad y practicar los cambios con cansancio acumulado. Poner una alfombra en el garaje de casa y cronometrarte es otra (divertida) alternativa para memorizar y agilizar los movimientos.

6. No recuperar correctamente
Acabas de hacer series a -10 grados, pones los esquís en el coche y vas directo a trabajar. Error. Cuidar la recuperación es vital para rendir al máximo los días siguientes y no contraer enfermedades que frenaran tu progresión. Al acabar un entrenamiento intenso, haz diez minutos a ritmo lento para eliminar el ácido láctico, cómete un plátano, cámbiate de ropa y, ahora sí, ¡a trabajar!

7. No practicar las bajadas
Las bajadas son tramos decisivos en el que se puede llegar a perder mucho tiempo. Pensad en el último descenso de la Pierra Menta, 1000 metros de desnivel negativo por bosque y una nieve imposible. ¡Complícate la vida durante los entrenamientos para acostumbrarte a ese insostenible ardor de piernas! Elige la parte menos evidente de cada una de tus bajadas, sin ponerte en peligro, y dalo todo como si estuvieses compitiendo.

8. Entrenar al ritmo que no toca
Tanto si decides coger un entrenador como si prefieres entrenarte tu mismo, lo mejor es invertir en una prueba de esfuerzo que delimitará con precisión tus umbrales de entrenamiento y te permitirá año tras año cuantificar tu progresión. Respeta la planificación y procura quedarte en la delicada línea del ni tanto ni tan poco para evitar estar quemado al final de temporada.

9. Dejarse llevar por las ansias de noviembre
Cuelgas los esquís anhelando la bicicleta y la bicicleta soñando en los esquís. Cuando llegan las primeras nieves, cuesta frenarse, pero piensa que muchas estrujadas en noviembre pueden llegar a pasar factura en marzo. Relájate, ¡la temporada es muy larga! Deja un poco de fuerzas para el final de invierno, cuando suelen haber las mejores condiciones para disfrutar de la montaña.

10. No cuidarse en la vida cotidiana
De poco sirve entrenar si no le damos la oportunidad al cuerpo de asimilar. Duerme lo suficiente, aliméntate correctamente, abrígate bien hasta para pasear a tu perro y no bebas del botellín del compañero. Con sentido común y un poco de experiencia irás encontrando tus propias estrategias de recuperación.