Analizamos los errores específicos del esquí de montaña y cómo evitarlos

Los accidentes suelen estar causados por errores acumulados, muchos pueden evitarse fácilmente.

Joaquín Colorado

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El esquí de montaña o de travesía es el medio más eficaz y natural de aproximarse a las montañas en invierno. Aunque tradicionalmente ha sido practicado más por alpinistas en las últimas décadas ha atraído a otros perfiles de deportistas outdoor: corredores de montaña, esquiadores de alpino que quieren salir "fuera pista"... Y es que esquiar fuera de las aglomeraciones de una pista preparada, elegir un recorrido e internarse en la montaña es una aventura tan bella como reconfortante. Pero esquiar bajo la absoluta responsabilidad de cada uno, ascender y descender sin necesitar remonte, en autosuficiencia, también conlleva riesgos si no se tienen los conocimientos necesarios. 

La montaña nevada y el skimo conllevan una serie de riesgos: el tiempo puede cambiar rápidamente y en ocasiones hay que esquiar sobre tipos de nieve muy dispares (polvo, dura, costra, primavera...) en una misma jornada. Tampoco hay que olvidar las condiciones propias de la alta montaña, y por supuesto, el mayor peligro de los que nos pueden afectar a los esquiadores de montaña: los aludes. Precisamente por este motivo no basta tan sólo con esquiar bien para practicar skimo, es necesario adquirir o tener un profundo conocimiento de la montaña invernal, así como de las técnicas de seguridad y progresión con o sin esquís. 

Desde el punto de vista de la seguridad, resulta muy corriente que un accidente o situación no deseada se haya producido tras un cúmulo de pequeños factores que, sin darnos apenas cuenta, interaccionan entre sí para dar lugar a ese desenlace inesperado. Esos pequeños factores suelen ser errores acumulados y de muy diversa naturaleza, gestados a lo largo de la actividad o incluso antes. Muchos de ellos podrían evitarse fácilmente o lo que es lo mismo: está de nuestra mano el impedir que se produzcan. Esto no implica forzosamente que dichos errores vayan a ser perpetrados tan sólo por practicantes de limitada experioencia, muy al contrario, también un exceso de rutina por parte de un esquiador "veterano" puede desencadenar idénticas situaciones. Esto va para todos, ya se trate de la sierra de Guadarrama, Gredos, Pirineos o los Alpes. Por tanto, cuanto menos metamos la pata, mejor.

Vamos a analizar los errores específicos del esquí de montaña que pueden resultar más importantes, ya sea por su reiterada frecuencia o por sus consecuencias fatales. 

 

NO ENTRENAR ANTES DE QUE LLEGUE LA NIEVE 

Desde un punta de vista físico, el esquí de montaña es el deporte invernal más completo que existe. Por tanto, no está de más plantearse un entrenamiento específico previo, ya sea indoor u outdoor, entre dos o tres meses antes de empezar la temporada. Obviamente, la carga para este entrenamiento dependerá tanto del estado físico de partida como de los objetivos planteados, pero en cualquier caso debemos centrarnos sobre todo en el trabajo aeróbico, el fortalecimiento del tren inferior y la flexibilidad. 

 

ESTRATEGIA: ¿ES EL ITINERARIO ELEGIDO ADECUADO AL NIVEL TÉNICO Y/O FÍSICO DEL GRUPO?

Un itinerario adecuado es aquél elegido a partir detres variables: los miembros del grupo, el momento de la temporada invernal y las condiciones nivometeorológicas de los días previos a la salida. 

Elige la ruta en función del nivel más bajo que pueda tener algúno de los esquiadores del grupo, tanto físico como técnico. Sólo si está contemplada la posibilidad sobre la marcha de poder dividir el grupo en otros dos más pequeños por razones de nivel, cada uno conducido por un experto, se puede elegir entonces la ruta en función del nivel medio de los participantes. Salir con un grupo del que desconocemos, no sólo su bnivel, sino tampoco su comportamiento, puede acarrear situaciones desagradables.

En esta actividad resulta muy común improvisar sobre la marcha grupos heterogéneos porque un amigo que conozco se presenta con un tercero que viene a probar, que a su vez se trae a otro amigo... no pasa nada, salvo el que el/los expertos deben darse cuenta de la necsidad de adaptar la actividad de la jornada a estas más que posibles limitaciones del grupo.

 

SALIMOS SIN COMPROBAR EL EQUIPO NI MATERIAL TÉCNICO

En un artículo de avalanchas en la web enumeramos el material básico y extra que tenemos que levar en nuestras salidas de skimo, no vamos a enumerarlos aquí, sino simplemente recordar algunos aspectos importantes que a veces se olvidan en la preparación del material como son:

  • Regular bien las fijaciones al peso del esquiador.
  • Tener los cantos de las tablas bien afilados.
  • No olvidar un velcro o cinta para inmovilizar las espátulas de las tablas en caso de que tengamos que cargar con ellos en la espalda.
  • Tener las pieles con los ajustes en buen estado y el pegamento correcto.
  • Hay que llevar siempre cuchillas.
  • Comprobar que las pilas del detector de víctimas de avalancha (DVA) tengan la suficiente carga para obtener un eficaz funcionamiento del aparato en caso de necesidad.
  • Al terminar la actividad, guardar el DVA en su funda con una pila fuera de su habitáculo para evitar que puedan sulfatarse con el tiempo y estropear el aparato.
  • Comprobar que los crampones están ajustados a la longitud de las botas.
  • Un piolet puede no ser obligado llevar, pero si lo llevas que no sea demasiado grande y que esté en perfecto estado de uso.
  • Comprobar si en el botiquín la medicación está en buen estado.
  • Nunca olvidar dos pares de guantes: gruesos para el descenso y ligeros para el ascenso, y protección para la cabeza, tanto para el frío como para el calor.
  • Muy útil llevar una herramienta multiusos pata eventualres ajustes o pequeñas reparaciones sobre la marcha. 
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TRINOMIO DVA + PALA + SONDA

Un error muy común es llevar encima sólo el DVA. La posibilidad de rescatar a una víctima de avalancha con vida se reduce enormemente a partir de los primeros veinte minutos desde que ésta fue sepultada. Para conseguir localizar a la víctima durante esos primeros minutos el DVA constituye el único recurso eficaz, pero sólo para localizar su ubicación con un cierto margen de error. De nada sirve localizarla rápidamente, enterrada bajo dos metros de nieve, y luego tardar demasiado tiempo en sacarla o no poder hacerlo porque no llevamos pala o sonda... Sin la sonda, para una localización precisa, y una buena pala, no lo lograremos. Por cierto, otro error relacionado: por mucho que en teoría sea un DVA rápido para localizar a una o varias victimas enferradas, en la practica no Io sera si el que Io maneja no esta previamenfe enfrenado para hacerlo, a fravés de cursos con ensayos especificos.

 

NUNCA OLVIDAR REALIZAR EL PROTOCOLO DE COMPROBACIÓN DE LOS DVA

Una vez Ilegados al aparcamiento del punto de partida o en la puerTa del refugio tras desayunar, con las prisas de salir cuando antes, y que unos miembros del grupo se preparan antes que otros y no esperan, es común salir sin comprobar los DVA. Hay que disciplinarse para que los primeros en prepararse busquen un punto de reagrupamiento Io menos alejado posible del punto de partida, para poder Ilevar a cabo sin prisas este protocolo de comprobacion del correcto funcionamiento de todos y cada uno de los aparatos electrónicos, tanfo en emisión como en recepción.

 

TÁCTICA: ELECCIÓN DE LA TRAZA DE ASCENSO

Si la eleccion del itinerario constituía la estrategia, no hay que dejar de lado la táctica para el ascenso: abrir una huella segura, elegante, inteligente, economizadora de esfuerzos. Que sea facil de seguir: debe elevarse de forma regular en pendiente constante, sacando provecho de la morfología del terreno, y con un amplio campo de visión. No hay que mantener fija la vista en las espátulas, no siempre hay que marcar vueltas trazando “zetas” de ángulo cerrado. Muchas veces se puede y debe cambiar de dirección con vueltas suaves de radio más amplio. Será siempre más aliviador aprovechar la huella previa de otros grupos, pero con las debidas reservas, ya que errar es humano y no siempre hay que seguir una traza ajena sin evaluar sobre la marcha el entorno por donde transcurre. Ante ciertos pasajes, sometidos a condiciones nivometeorológicas distintas a las que presentaba cuando se trazó la huella vieja que estamos siguiendo, no hay que vacilar en abandonar ésta para abrir nosotros una nueva que estimemos más segura.

 

¿ALZAS DEMASIADO ELEVADAS? NO, GRACIAS

No abusemos de las alzas, ni nos mantengamos demasiado tiempo sobre ellas cuando no es necesario, ya que castigan demasiado los músculos de las piernas. No tener esto en cuenta nos obligará a consumir más energía de la debida, en un entorno de actividad en el que hay que ahorrar la mayor energía posible. Para evitar esto, y siguiendo con las precauciones para evitar el error descrito anteriormente, vamos a adaptar la traza de ascenso al nivel fisico y técnico de los miembros del grupo, evitando cambios bruscos de pendiente, buscando las zonas para cambiar de dirección en lugares lo menos inclinados posible. Una huella demasiado vertical no es sinónimo de buen esquiador o alpinista, y el camino más corto o en máxima pendiente (que nos obligaría a levantarnos sobre las alzas más elevadas) no es siempre el mejor. Recuerda que no es fácil trazar una buena huella de ascenso.

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Llevar alzas demasiado tiempo 

NO PONERSE LAS CUCHILLAS A TIEMPO 

Se trata este de un error causante de muchos disgustos y accidentes. Estamos ascendiendo por una pendienfe cada vez más dura y empinada, los cantos muerden ya muy débilmente, y las pieles apenas agarran, pero seguimos aguantando en precario, da pereza pararse a tener que quitarse esquis y/o mochila para colocarse las cuchillas. Pero Ilega un momento en que las condiciones ya superan el límite, y estamos atrapados: nos encontramos sobre una nieve tan helada, que ya no sólo no nos podemos parar sin riesgo a resbalar pendiente abajo sin posibilidad de autodetención, sino que tampoco encontramos un pequeño hueco en el terreno que nos permita protegernos para colocar las cuchillas. Ya es tarde, es muy peligroso ser tan terco y pretender seguir subiendo así; Io mejor es bloquear las fiijaciones y con mucho cuidado dejarse deslizar pendiente abajo con las pieles y cantos, hasta regresar a una zona más segura que nos permita hacer la maniobra de forma correcta. Hay que prever estas situaciones y detenerse a poner cuchiIIas antes de que sea demasiado tarde, o bien colocar esquís en la mochila, y subir a pie con los crampones.

 

PREVENCIÓN: SALIR CON EL ARNÉS PUESTO

Se trata de mantener la misma actitud de prevención como el uso a tempo de las cuchillas. Ya sea en travesias sobre glaciares (con independencia de su estado), o bien si la ruta ofrece pasajes de cierta complejidad, conviene comenzar la jornada ya equipado con el arnés puesto y al menos cabo de anclaje colocado. Un arnés ligero para la ocasión no molesta durante el ascenso y, de esta forma, ante cualquier eventualidad posterior que aconseje el uso de la cuerda, habremos ganado tiempo y seguridad para preparar las maniobras necesarias.

 

NO DEJES LAS TABLAS SOBRE LA NIEVE EN LAS CUMBRES O PUNTOS DE QUITAR PIELES 

Son momentos que suelen coincidir con paradas de cierta duración, y durante estas conviene dejar los esquís pinchados en la nieve, o mejor apoyados sobre una roca en la posición más vertical posible, con las pieles sin quitar, y orientados hacia el sol. De esta forma, por una lado la tabla puede escurrir mejor el agua acumulada, y por otro guardaremos las pieles menos húmedas en la mochila, con Io que funcionarán mucho mejor en la siguiente puesta de pieles en esa misma jornada.

 

PENDIENTE AVALANCHOSA: ¡QUITAR PIELES!

Atravesar una pendiente horizontal o en ligero descenso (es decir, no en ascenso, donde se requeriria el uso de pieles), en mitad de un largo itinerario donde antes de este pasaje Ilevamos pieles, y después de este hay que ponérselas otra vez, suele ser una circunstancia que provoca pereza a la hora de Io que nos recomienda la prevención de aludes: hay que atravesar rápido, y de uno en uno. Si por pereza no quitamos las pieles en este paso potencialmente peligroso, Io atravesaremos de forma muy Ienta, y tampoco de uno a uno, con el grave riesgo de sobrecarga que pueda desencadenar la avalancha. Por tanto, ante episodios así nunca hay que olvidar que la seguridad es Io primero: quitar pieles, atravesar con velocidad el primero hasta situarse en un punto seguro y bien visible al otro extremo del pasaje delicado, y éste desde allí y dando indicaciones al resto de los miembros del grupo para que pasen de uno en uno. Después, todos felizmente reagrupados en el otro extremo, no hay más remedio que volver a poner pieles y continuar.

 

¿LOS HORARIOS REALES SE ESTÁN ADECUANDO A LOS PREVISTOS?

Si en la montaña invernal no se puede apurar con el horario, sobre todo por las pocas horas de luz disponibles y la acusada bajada de temperaturas propia del ocaso, con mayor motivo se debe evitar comefer este error en el caso del esquí de montaña. La previsión de horarios forma parte de la preparación de la actividad, pero el cumplimiento de ésta se debe ir verificando poco a poco a Io largo de la jornada, para confirmar o no el plan de itinerario previsto o, por el contrario, modificarlo a la baja sobre la marcha... ino podemos hacer este tipo de actividades contrarreloj! (con excepción, claro está, de las carreras organizadas, que no son objeto del presente artículo).

 

DESCENSO: NO SOSPECHAR DE PENDIENTE AVALANCHOSA PORQUE HAN PASADO OTROS ANTES

Hay que mantener siempre una actifud de duda sisfemática: sondear, observar, desconfiar de otras huellas de descenso, ya sea por mal trazadas, o porque la evolucion de las condiciones las han vuelto peligrosas. Evitar zonas sospechosas: por exceso de acumulacion, por presencia de cornisas en la vertical, o por perfil de pendiente cóncava. Mantener siempre la disciplina de grupo: miembros espaciados, descendiendo en orden, hacia un único punto de reagrupamiento, y con radios de giro moderados para evitar sobrecargas en un manto potencialmente inestable.

 

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