Lleva varias temporadas acompañando a Carlos Soria en sus expediciones al Himalaya, formando parte del equipo que pretende poner al alpinista abulense en la cima de los 14 ochomiles. Luis Miguel López Soriano es un alpinista formidable, tanto como para portar las cámaras de grabación por encima de los ochomil metros, un trabajo arduo que se ve recompensado con tomas imprescindibles para comprender la esencia de una actividad que frisa con los límites humanos. Ha logrado filmar a Carlos en las cimas del Annapurna y el Kangchenjunga, y últimamente insiste en hacerlo en el Dhaulagiri, aunque la montaña sigue resistiendose cada estación. Esta vez, acariciaban la cima, pero las fuerzas primero y la meteorología después, les obligaban a tomar la sabía decisión de descender. De volver a casa, que es la auténtica cima de estos gigantes asiáticos. Hemos querido hablar con él tras su último intento para descubrir hasta donde llega el tesón de estos tipos capaces de enfrentarse a los ambientes viciados de la altitud con una sonrisa de satisfacción en la cara.
¿Cuál es la principal sensación que os traéis a casa de la expedición?
El Dhaula es un viejo conocido. En esta ocasión hemos estado tremendamente cerca de la cima.... demasiado. Realmente fue una pena no acertar con el corredor correcto, cuando ya acariciábamos la cumbre. Pero hemos hecho todo lo posible por lograrlo, incluso planteándonos un segundo intento. La sensación que nos traemos es muy parecida a la mayoría de las veces, haya o no cumbre, siempre ponemos todo de nuestra parte para hacer las cosas correctamente e intentamos disfrutar lo máximo posible.
¿Cómo has visto a Carlos?
Carlos es increíble, Es una persona de una gran fortaleza y, sobre todo, con una gran pasión e ilusión. Sube a un ritmo superior a la media de las personas que se encuentran en la montaña y se crece en la altura. Lo peor para él siempre es el descenso, pero está en plena forma.
¿Qué supone para ti compartir una ascensión con él?
Es un auténtico privilegio, una fuente de inspiración y un aprendizaje constante. Además lo pasamos muy bien. Compartir ascensión con unos compañeros tan formidables como Carlos y Sito es un lujo.
Vista nocturna durante la última expedición al Dhaulagiri de Luis Miguel, Carlos Soria y Sito Carcavilla. Foto: Luis Miguel López Soriano
Supongo que dejar el Shisha para el final es parte de la estrategia, pero viendo cómo se resiste el Dhaulagiri, ¿podríais plantearos un cambio?
Creo que no. Hay que volver al Dhaula, conocemos cada detalle de esta montaña, puedo reconocer todos sus rincones a través de fotos y vídeos que he realizado a lo largo de las últimas expediciones. Yo, personalmente, he estado en tres ocasiones sobre los 7.600 metros y una de ellas, la última, a más de ochomil... Nos merecemos subir. Además, la primavera es más favorable para el Dhaulagiri y el Shisha todavía puede dar tregua en otoño, al encontrarse en el Tíbet.
Tras este proyecto con Carlos, ¿tienes ya pensado un gran reto personal?
Creo que con Carlos, más allá de los catorce ochomiles, seguiremos compartiendo montañas. Siempre hablamos de regresar a Pakistán, viajar a la Antártida.... Hay muchas montañas en este Mundo. Creo que a este paso me jubilaré antes que Carlos, es realmente incombustible.
También tengo proyectos audiovisuales relacionados con otras facetas de la montaña, especialmente sobre temas etnográficos y me encanta perderme por sitios raros y montañas poco conocidas. Lo más importante es no dejar de disfrutar con lo que haces.