Stefi Troguet pondrá rumbo al Karakorum. Según dio a conocer ayer la alpinista andorrana, su objetivo para este verano será ascender la segunda cumbre del mundo, el K2 (8.611 m), que tanto ha dado que hablar estos días, junto con el Broad Peak (8.047 m). Tras pausar su reto durante un año a causa de la pandemia (ocasión que Stefi ha aprovechado para darse un festín de actividades cerca de casa), volverá a calzarse el mono de plumas durante la temporada estival.
Tras ascender con éxito el Manaslu (8.163 m) y el Nanga Parbat (8.126 m) en 2019, la alpinista se vio obligada a interrumpir sus planes de escalar el Gasherbrum I y II el pasado verano. Aun así, ha aprovechado estos meses de parón de expediciones para entrenar duramente y tecnificarse en las paredes de los Pirineos y los Alpes, y ahora se siente preparada para emprender una empresa de tamaña envergadura.

Dificultad que viene marcada no solo por la altura y el tecnicismo de la escalada, sino también por el peso emocional que acarrea. La pérdida de tres de sus mejores amigos y compañeros de expedición en las últimas semanas la ha marcado profundamente, y no niega que la tristeza que siente le ha hecho plantearse la expedición. Aún así, tras discutirlo con su equipo y valorar las opciones, Stefi ha decidido seguir adelante con su proyecto de los 14 ochomiles, continuando con lo más duro: el K2.
Su intención es partir en junio y volver en agosto. Formando expedición con la empresa Furtenbach Aventures y contando con el apoyo de La Sportiva y Ferrino, entre sus otros patrocinadores, la alpinista andorrana empezará escalando el Broad Peak para aclimatar, para luego dirigir sus esfuerzos hacia el K2. Según ha declarado, se siente “preparada después de un año de entreno y mejora”, y está “motivada a pesar de la tristeza de las últimas semanas”.
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