Para muchos es una de las montañas más bellas del planeta. Y también una de las más comprometidas. El Gashebrum IV (7.925 m) es uno de esos preciados bastiones para el alpinismo de vanguardia, que todavía presenta un reto clásico, difícil, arriesgado y terriblemente hermoso. A resolver sus enigmas marchaba este año una expedición italiana formada por Marco Majori, Marco Farina, Daniele Bernasconi y Maurizio Giordano. El último fallecía ayer a causa de un desprendimiento de hielo cuando descendían desde el Campo 2, a 6.300 metros. El italiano, de 32 años, supone el tercer fallecido de la temporada en el Karakorum.
La expedición trataba de completar la primera repetición de la mítica ruta de Walter Bonatti y Carlo Mauri, que discurre por la arista Noreste, abierta hace ahora 60 años.
Otras tres expediciones en la montaña
Con la modernización de materiales y técnicas, el Gasherbrum IV, antes un desafío casi inabarcable, atrae cada vez a más alpinistas. Eso sí, a lo más granado del panorama internacional. Este verano en el Karakorum, son varios los equipos que pretenden hacer historia en la montaña.
Los polacos Adam Bielecki y Jacek Czech, junto al alemán Felix Berg, tratarán de abrir una nueva ruta en la vertiente Este, mientras David Göttler y Hervé Barmasse han formado cordada para afrontar la inviolada vertiente Suroeste, uno de los grandes desafíos pendientes de los Himalayas. Dos retos mayúsculos imaginados por dos expediciones fortísimas, sólidas y mentalizadas para frisar el límite de lo posible en el GIV.
Por su parte, los españoles Oriol Baró, Marc Toralles, Roger Cararach e Iker Madoz también se han planteado una expedición sin precedentes: abrir el Pilar Sur, nunca antes escalado.
Oriol Baró tiene la espinita clavada desde 2006, cuando debía retirarse desde los 7.300 metros en esta misma ruta, donde advierte que las dificultades reales empiezan a partir de los 7.000.