"Algunos dirán que esto no es el espíritu del alpinismo o que está ascensión no tiene alma", comienza su reflexión Colin Haley tras ascender la arista Cassin al Denali en menos tiempo que nadie antes. "Pero para mí ha sido un reto realmente gratificante". El americano es uno de los grandes representantes de la vanguardia alpina en Patagonia o Alaska, con una trayectoria impecable y única, que incluye hitos sobresalientes como la Travesía del Torre (junto a Rolando Gariboti en 2008) o la primera ascensión en solitario de Supercanaleta en el Fitz Roy (2009), por lo que es difícil que nadie ponga en duda su estilo y ética.
8 horas y 7 minutos es lo que ha tardado en resolver las dificultades que presenta esta arista masiva en el Techo de Norteamérica. Fue escalada por primera vez en 1961 por el mítico italiano Riccardo Cassin junto a cinco compañeros. La ascensión les llevó cuatro semanas. La arista que lleva su nombre no es la ruta más técnica de la montaña, pero es un objetivo sólo al alcance de alpinistas muy competentes, comprometidos con su actividad y con una gran experiencia en escalada en roca, hielo y en mixto. La retirada es casi una quimera y la meteorología es voluble como el plástico. La posibilidad de comunicación: virtualmente inexistente. "El alpinismo de velocidad es sólo una disciplina dentro de las muchas que contiene el montañismo, y obviamente no es para todo el mundo, pero personalmente me parece muy desafiante y gozosa".
La tentativa no era una nueva idea del americano. Haley ya lo intentaba en 2010, 2011 y 2012, pero no ha sido hasta el pasado 5 de junio cuando su ambición se ha vuelto tangible. "Entiendo que esta ascensión de velocidad a la arista Cassin no es comparable a otras actividades como, por ejemplo, abrir una nueva ruta en la cara norte del Masherbrum, pero tras gastar mucho tiempo y energía en este proyecto, durante años, lograrlo es algo realmente gratificante".
A diferencia de otras paredes más acostumbradas a los récords, como la Norte del Eiger, el acceso al Denali es logísticamente una odisea. Las condiciones de la montaña varían cada jornada y uno no puede estar preparado para afrontarla cuando mejor convenga. Debes estar a los pies de la vertiente sur, mirar confiado a la arista y decidir que no habrá una oportunidad mejor. Y este ha sido el caso de Colin Haley que, como un meteoro, ha puesto una nueva marca a la más icónica cumbre de Alaska. Un reclamo para todos aquellos que están buscando en las grandes montañas una nueva forma de entender el alpinismo.