Leo Houlding encuentra su camino en el Roraima

El británico completa con éxito su expedición abriendo una nueva ruta en el icónico tepui.

Jorge Jiménez Ríos

Leo Houlding encuentra su camino en el Roraima
Leo Houlding encuentra su camino en el Roraima

Cincuenta kilómetros de trekking por una jungla prístina, de sospechosas presencias. Seiscientos metros de escalada original y en libre, sobre roca húmeda, esquivando tarántulas y serpientes. Más de novecientos kilos de material para tener como única certeza la incertidumbre. La última expedición de Leo Houlding y su equipo en la Guayana tiene ese aire severo, ese halo intangible de aislamiento, ese chisporroteo de olor a madera quemada de las grandes aventuras clásicas. El británico culminaba su proyecto, abriendo una nueva ruta sobre la inaudita proa del Monte Roraima (2.810 m), icónico tepui que cada mañana atrae las brumas que cruzan las fronteras de Brasil y Venezuela, en lo profundo de la Amazonia.

El Roraima es una presencia solemne, capaz de inspirar relatos inmortales como "El mundo perdido" de Arthur Conan Doyle, y por supuesto de atraer aventureros de toda índole a una de las regiones más desconocidas y de mayor biodiversidad de Sudamérica. Fueron los británicos, en 1973, los primeros en ascender hasta su cima, una extensa meseta de treinta kilómetros cuadrados, donde reinan la lluvia y la inmensidad. Leo Houlding (39) quería homenajear a aquellas leyendas lideradas por Don Whillans, inaugurando un itinerario por la proa de esta colosal fortaleza natural. Para ello reunía a Anna Taylor (21), uno de los talentos emergentes de la escena vertical, Waldo Etherington, el porteador de cuerdas más rápido del Oeste (en palabras de Houlding), Matt Pycroft, realizador y director para Coldhouse Collective, Wilson Cutbirth y Dan Howard. El grupo contrataba a dos guías locales y ponía rumbo a las entrañas de la jungla.

"A ojos del escalador no hay nada como la proa del Roraima. Levantándose sobre el purísimo bosque lluvioso como un barco gigantesco, superando en dos veces la altura de la Torre Eiffel, es capaz de crear su propia meteorología, casi siempre protagonizada por las nubes", comenta fascinado Leo Houlding. "El trekking por la jungla, sin caminos conocidos, lleno de desafíos, mosquitos, pantanos, serpientes venenosas... nos ofreció un vasto compendio de vida vibrante, algo que no sueles encontrar en expediciones de altura o en regiones más frías". Superada la logística de la aproximación, el equipo establecía su campo base a los pies de esa mole sugerente, comenzando con las ensoñaciones habituales. "Recuerdo ver el documental sobre la primera ascensión cuando era un niño, muy poco después de mis primeras experiencias como escalador. Fue una aventura épica y me acuerdo que pensaba 'algún día...', y aquí estamos, recreando aquel viaje memorable pero añadiendo los típicos elementos de la escalada en libre".

Leo Houlding encuentra su camino en el Roraima

La ruta, abierta bajo intensas lluvias y al límite de su calendario, todavía no ha recibido ni un nombre oficial ni se ha propuesto un grado. Pero seiscientos metrazos de free climbing, batidos por las tempestades, en un escenario salvaje, ya son suficiente alimento para la imaginación de los futuros pretendientes. "Es complicado mencionar un grado para este tipo de rutas, pero su magnitud es impresionante", apunta Pycroft, que también ha querido reconocer las dotes de Houlding. "Su planificación meticulosa y su liderazgo solo pueden ser comparados con su talento como escalador".

Abriendo camino

Esta ascensión al Roraima también ha supuesto una ocasión para abrir nuevas sendas sociales. El plan de Leo era enseñar a los guías locales, Edward y Troy, el manejo de las cuerdas y sistemas para ascender la montaña, dándoles los conocimientos para imaginar oportunidades de negocios turísticos en la región. Además de eso, ambos guías se convertían en los primeros locales en alcanzar la cumbre. "Viajar con ellos por estos paisajes ha sido una fuente de alegría profunda e inagotable. Durante siglos, sus ancestros han contando las historias de la 'Madre de Todas las Aguas', y ahora han llegado a su cima, acompañados por nuevos amigos, en igualdad de condiciones, compartiendo una aventura en este sensacional escenario".

Leo Houlding encuentra su camino en el Roraima

Houlding no ha escatimado tampoco en dejar buenas palabras para Anna Taylor, más versada en disciplinas como la escalada deportiva o el búlder, y cuyo nuevo camino de grandes expediciones comienza aquí. "Anna me recuerda a mí hace veinte años; totalmente apasionada por las rutas duras, sin pensar demasiado en las complicaciones que llegan más tarde en la vida. Me encanta poder compartir algunos de los trucos que he aprendido durante esta vida de grandes viajes y Anna, desde luego, se ha enamorado de esta vertiente exploratoria de la escalada... ¡Y el Roraima está en el extremo de ese espectro!". Anna replicaba: "¡Ha sido un mes salvaje, lleno de altibajos! Tormentas loquísimas, arañas, serpientes, escorpiones, cascadas de agua, ascensiones interminables, placas de barro vertical, bosques resbaladizos, cruzar ríos, incontables cortes y arañazos, sufrimiento, exposición y algunos de los mejores largos de escalada que he visto... En conjunto, una de las experiencias más increíbles de mi vida".

Leo Houlding encuentra su camino en el Roraima

Podéis leer el diario completo de la expedición en este enlace.

El explorador británico Leo Houlding

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