Existe un producto de nuestro equipo que genere más conversaciones y opiniones que el calzado impermeable? Si quieres averiguar qué da mejores resultados y cuándo empiezan los problemas, acompáñanos.
Hace ya varias décadas que dejamos de confiar toda la impermeabilidad de nuestro calzado de montaña a la piel y nos decantamos por las membranas. ¿Cómo se comportan y qué podemos esperar de ellas?
1. La causa más común por la que te mojas los pies es…
Cuando tu calzado está nuevo o seminuevo es más fácil que sientas los pies mojados porque tu pantalón de caminar –a menudo no impermeable- haya transmitido por capilaridad la humedad a tus calcetines. Sin embargo, con zapatillas o botas más usadas la probabilidad de que te entre agua porque la membrana esté dañada o porque exista despegue parcial del termosellado resulta más común.
2. Su longevidad real
La duración de la impermeabilidad de una bota con membrana depende sobre todo de dos factores: de su composición y de su resistencia al desgaste por flexión o rotura. Las membranas de teflón y poliéster ofrecen una impermeabilidad más longeva. Las membranas de poliuretano más económicas se perforan, desgarran o dañan con más facilidad que las de teflón o poliéster, difícilmente soportan más de dos o tres años de uso continuado sin merma importante de sus prestaciones.
3. La membrana más impermeable
De nuevo las fabricadas con teflón expandido o poliéster no microporoso ofrecen una impermeabilidad más elevada que sus competidoras en poliuretano (que permiten un ahorro de 20 a 30 euros); de hecho su dato de impermeabilidad o columna de agua suele alcanzar los 20.000 milímetros frente a los 3.000 a 5.000 de los poliuretanos más usados. Si se trata de un producto de bajo coste, en el que no se detalla la composición, seguramente estarás ante un poliuretano no muy transpirable, que puede acabar mojando tu calcetín incluso con tiempo seco. Para saber la composición de la membrana debes preguntarle al vendedor o consultar la ficha técnica del fabricante.
4. Alarga su impermeabilidad
Si deseas alargar la impermeabilidad de tus botas y mantener en lo posible su capacidad de transpiración no es buena idea que no realices mantenimiento alguno. Puedes tratarlas exteriormente con hidrofugantes de aerosol o con esponja, específicos para no dañar las membranas; suelen venir en envases relativamente pequeños y no costar más de 8 a 10 euros. Además de mejorar su resistencia al agua, mejorará su transpirabilidad bajo la lluvia, pues el exterior se empapará menos y secará antes.
5. Un consejo sencillo pero muy práctico
Un gran porcentaje de las actividades de 1ó 2 días que practicamos en España suelen hacerse días sin lluvia, con un pronóstico seco más o menos garantizado, por lo que empeñarse en llevar siempre tus caras botas con membrana es sobreutilizarlas más de lo recomendable. En jornadas secas y para actividades no comprometidas prefiere un calzado sin membrana (que además transpirará mejor) y opta por tu zapatillas o botas impermeables sólo para actividades con posibilidad de precipitaciones ¡alargarás espectacularmente su vida y reducirás las posibilidades de que piedrecillas, ramitas o espigas perforen prematuramente su membrana!