Anna Czerwińska: “No entiendo como Urubko pudo exponerse a un riesgo tan enorme”

Una de las mujeres más influyentes del alpinismo polaco reflexiona sobre el asalto en solitario de Denis Urubko.

Redacción Oxígeno

Anna Czerwińska: “No entiendo como Urubko pudo exponerse a un riesgo tan enorme”
Anna Czerwińska: “No entiendo como Urubko pudo exponerse a un riesgo tan enorme”

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“En Polonia o eres un héroe o eres un mierda”. Esta cita, de un reconocido alpinista polaco que mantendremos en el anonimato, bien define el revuelo que ha causado el intento en solitario de Denis Urubko a la cima del K2.

La que está claro es que estamos ante la expedición invernal más comentada y mediatizada que recordamos, tanto por el interés que despierta la gesta de conquistar el último ochomil restante en invierno, como por la controversia despertada por el “ingobernable” Urubko. Hace menos de un mes, el equipo polaco ya acaparaba las noticias por su memorable participación en el rescate de Elisabeth Revol en el Nanga Parbat.

No es de extrañar que las redes sociales estén volcadas en un acalorado debate acerca de la ruptura de Denis con el equipo, y las grandes personalidades de la montaña también han querido ofrecer su punto de vista. La última ha sido Anna Czerwińska, una de las alpinistas polacas más influyentes del siglo. Nacida en 1949 en Varsovia, su reputación mundial se vio disparada en el año 2000, cuando se convertía en la mujer de mayor edad (hasta ese momento) en hollar el Everest. Tenía 50 años y una sobresaliente carrera por detrás. Fue la primera polaca en completar el proyecto de las Siete Cumbres y acompañó a la muy mítica Wanda Rutkiewicz  en aquella primera femenina e invernal a la norte del Cervino, en 1978.  Sólo dos años más tarde se encordaba a Krystyna Palmowska para abrir una nueva ruta en el exigente Rakaposhi (7.788 m) de Paquistán. Fue testigo de la gran tragedia ocurrida en el K2 en el 86, en la que fallecían trece alpinistas, mientras realizaba su tercer intento a la montaña. En su haber, ocho cimas de ocho mil metros y muchas temporadas como líder de expediciones en el Himalaya. “La actitud de Urubko no es normal”, destaca Czerwińska. “Fue algo injusto con sus compañeros”.

Precisamente Urubko, de cuya talla humana nadie puede dudar, abandonaba un prometedor intento de firmar la travesía del Everest y el Lhotse, en 2001 junto a Simone Moro, para ayudar a Anna, varada con congelaciones por encima de los 8.200 metros, cerca del Collado Sur. Denis no sólo lograba descenderla hasta el Campo 4, además le sobraban energías para culminar la ascensión del Lhotse, montaña que coronaría de nuevo al año siguiente abriendo una nueva ruta. “Le debo mucho a Denis, aquel año me salvo la vida, pero en este caso tengo que ponerme del lado de Wielicki”.  Czerwińska también admite que "ninguno de nosotros es santo, todos cometemos errores, Wielicki y yo incluidos, pero en este tipo de expediciones hay que tener muy claros los límites. Si decides formar parte de un equipo, debes someterte a las decisiones del jefe y, sobre todo, tener en cuenta a los colegas que tienen el mismo objetivo que tú. El equipo tiene que funcionar como un engranaje”.

Anna se sorprende de la actuación de Urubko, no sólo a nivel ético, también por su arriesgada acometida en pleno invierno a una montaña como el K2. “Denis no es un alpinista precisamente principiante… no entiendo como alguien tan experimentado puedo exponerse a un riesgo tan enorme”. La polaca menciona también la palabra obsesión. “Sin radio, conociendo los terribles partes, con las condiciones imperantes por encima de los 7.000 metros, sin visibilidad… Esto no es normal. Creo que Urubko tiene cierta obsesión con esa idea de que el invierno acaba el 28 de febrero”.

Czerwińska acaba de regresar de América del Sur, donde ascendió el Ojos del Salado (6.893 m), el volcán más alto del mundo, como preparación para dirigir esta primavera la expedición Polskie Himalaje 2018, liderando un equipo que ambiciona el Everest. En el papel de coordinadora del equipo, reflexiona sobre como reaccionaría si alguien, sin su permiso, se lanzase a por un objetivo en solitario. “No puedo imaginar que alguien haga eso, nadie tiene ese lujo. ¿Qué haría yo en el caso de Wielicki? Pues tras el descenso de Urubko, pondría a todo el equipo a debatir el asunto y votar sobre la mejor forma de actuar a continuación. Y, si llegase el caso en que sintiera que Denis estaba listo para una empresa semejante, le pediría que escribiera una declaración confirmando que escala bajo su propia responsabilidad”.

CONTINÚA LA POLÉMICA EN EL CAMPO BASE

Wielicki, líder de la expedición invernal en el K2, ha querido dejar varios puntos claros en la jornada de hoy. Lo ha hecho a través de un comunicado oficial, refiriéndose a la prohibición a Urubko para usar el WiFi del CB. “Es cierto, he prohibido a Denis usarlo tras enviar varios mensajes muy críticos a los medios sobre nuestra expedición y sus participantes”, explica. “Lo que no es cierto es que le haya impedido contactar con sus familiares. Ha tenido la oportunidad de hacer todas las llamadas y le hemos dado asistencia total y billetes de avión para regresar a casa”.

Las relaciones entre Wielicki y Urubko parecen estar rotas por el momento. “Lo conozco desde hace veinte años, éramos amigos y espero que podamos seguir siéndolo, a pesar de que lo que ha hecho lo ha arruinado todo. Estoy muy decepcionado”, reconoce Wielicki. “Urubko no se disculpó conmigo y no espero que lo haga”.

"De no haberlo hecho estaría furioso conmigo mismo", expresaba ayer Urubko tras regresar al Campo Base de su fantasiosa acometida en el K2. "No tengo que pedir perdón a nadie".

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