Muchos somos felices con solo tener las montañas cerca.
1910. Un joven estudiante de Varsovia se encuentra varado cerca de la cumbre del Maly Jaworowy, una mole de roca que supera los dos mil metros en los Tatras, la cadena montañosa más alta de Polonia y unas geografías -severas como pocas- donde se han curtido todos aquellos que posteriormente partieron para hacer historia en el invierno de los Himalayas. El rescate del joven alpinista lo encabeza Klimek Bachleda, experto guía de montaña y uno de los impulsores del Servicio de Rescate Voluntario de Tatra (TOPR), fundado un año antes en la villa de Zakopane. Klimek fallecería durante las operaciones, siendo el primero de los muchos rescatadores que hasta hoy se han dejado la vida al servicio de los demás. La audacia y la vocación de estos voluntarios, capaces de apostar su pellejo en aquellas cimas rigurosas, lleva siendo ejemplar desde hace más de un siglo y la cantidad de vidas que han salvado apenas cabe ya en los registros.
La memoria de aquellos que no regresan es una fuente común de tributos en Zakopane, cuyos habitantes nunca olvidan lo que los rescatadores han hecho por los montañeros y visitantes de su región. El sentimiento volvió a confirmarse el pasado 26 de octubre, cuando en la conocida como capital invernal de Polonia se celebró el 110 aniversario del TOPR. Los homenajes comenzarón con una emotiva ceremonia para recordar a los voluntarios desaparecidos y especialmente a Wojciech Tylka, guía de montaña y cofundador de este servicio, que fallecía en Albania en 1916.
Tras ello tuvo lugar la proyección de la película "TOPR", en la que se cuenta su historia, la vida cotidiana de los rescatadores, sus motivaciones y pasiones, pero también recuerda a aquellos que se quedaron en las montañas para siempre, dedicando sus vidas a la seguridad de otros. Por la noche, seis nuevos rescatadores hicieron el juramento delante de Jan Krzysztof, Jefe de los Rescatadores durante los últimos veinte años.
Precisamente con Krzysztof pudimos conversar hace solo unas semanas cuando acudimos al Festival de Montaña de Lądek. A través de sus respuestas podemos hacernos una idea concreta de cómo van cambiando los tiempos en las montañas y cómo afecta eso a un trabajo que parece cada vez más arriesgado... o, al menos, más necesario.
¿Cómo está afectando el crecimiento del turismo a vuestro trabajo?
La verdad es que es difícil entender por qué decenas de miles de personas van al mismo sitio a hacerse la misma foto. Ese efecto llamada, potenciado por el uso de redes sociales, fomenta dinámicas que aportan cosas positivas y negativas a los espacios naturales. Aunque desde nuestra perspectiva, lo que ha cambiado es que tenemos muchísimo más trabajo. Es una cuestión de falta de equilibrio. El mayor problema es la falta de educación y respeto en la montaña. Casi nadie enseña ya cómo comportarse en la naturaleza y eso se nota excesivamente en entornos de alta montaña como los Tatras.
Casi nadie enseña ya cómo comportarse en la naturaleza.
A día de hoy, ¿rescatáis más montañeros o turistas?
Normalmente salvamos a lo que nosotros llamamos “los paseantes". Gente que va una vez a la montaña, sin experiencia ni nociones, quizá invitados por amigos o porque han decidido que un buen sitio para pasar el fin de semana es la montaña. Muchos se pierden o se encuentran en situaciones que no saben cómo resolver, lo que normalmente supone un serio aprieto…
¿Notáis mayor peligro en la montaña a causa del calentamiento global?
No se nota tanto como en los Alpes, ya que en los Tatras no hay glaciares, pero si lo notamos en el paso de las estaciones. El invierno es mucho más crudo y el verano mucho más caluroso. Por supuesto, esos cambios de temperatura suponen riesgos añadidos para la actividad en montaña. Se están batiendo récord de altas temperaturas en la cordillera cada año. Eso es una señal de que algo está cambiando a nivel climático. Los problemas derivados de esto son incontables...
¿Habéis debido cambiar algo en vuestra forma de actuar?
Algo que está claro es que los cambios bruscos en el clima y en las temperaturas complican a todos aquellos que visitan estos entornos. Eso, combinado con la mayor afluencia de gente, hace que se den situaciones más comprometidas más a menudo, como ocurría hace poco cuando 160 personas eran alcanzadas por una tormenta eléctrica, provocando cuatro muertos. La acumulación de gente y las rápidas variaciones meteorológicas nos lo ponen mucho más difícil.
¿Crees que habría que restringir el acceso de alguna manera?
Eso es una decisión que deben tomar las autoridades del Parque Nacional, pero es cierto que muchas veces pensamos en ello, porque la afluencia de gente es enorme. A Zakopane llegan cerca de cuatro millones de visitantes cada verano... Y lo mismo en invierno. Nosotros somos partidarios de alejar a estos visitantes sin experiencia de la alta montaña. Por ejemplo, se pueden poner los parkings más lejos, obligando a la gente a caminar más y estar más preparada si lo que quiere es tener acceso a actividades más ambiciosas. También sería interesante encontrar medidas para que no todo el mundo vaya a los mismos lugares a hacer las mismas cosas, minimizando también nuestro impacto en el medio. Hay quien tiene una opinión mucho más estricta que optarían por delimitar mucho más el acceso, e incluso acabar con los refugios de montaña, ya que aquí mucha gente los usa como destino final, no como un campo desde el que lanzar sus ascensiones. Es un tema muy delicado, porque todo el mundo tiene derecho a disfrutar de la naturaleza. Creo que el problema principal es el desconocimiento. Tanto el desconocimiento que se muestra por lo que es un entorno de montaña como el desconocimiento generalizado que demuestran muchos visitantes sobre la región, acumulándose en los mismos lugares porque ni siquiera han investigado un poco que más se puede hacer por la zona. Es una pena contemplar como justo al lado de los puntos más visitados hay rutas bellísimas que se quedan en la más absoluta soledad.
¿Que significan los Montes Tatra para ti?
La montañalo es todo. Lo más importante es poder sentir la montaña cerca. Me gustaría ir más a menudo a hacer mis propias actividades, pero casi siempre que voy es para un rescate o para tomar decisiones complicadas. Aunque somos muchos los que vivimos aquí que somos felices solo con tener las montañas cerca.
Podréis leer la entrevista completa próximamente en nuestra edición en papel, incluída en nuestro reportaje sobre los Tatras y Zakopane.