El puzzle de Amelia Earhart

Juntando las piezas de uno de los grandes enigmas de la exploración

El puzzle de Amelia Earthart
El puzzle de Amelia Earthart

Sigue siendo uno de los grandes misterios del siglo XX. La desaparición de Amelia Earhart y su operador Fred Noonan, en julio de 1937, mientras intentaban el primer vuelo alrededor del globo sobre la línea ecuatorial, sigue removiendo la curiosidad de las generaciones. Nunca se ha cesado de buscar su Lockheed Electra 10E, la avioneta que posiblemente se estrellase en algún punto del océano Pacífico entre 50 y 150 kilómetros de la costa de la isla Howland. Por ello conviene revisar de cuando en cuando los trabajos del International Group for Historic Aircraft Recovery (TIGHAR) de Oxford.

Sus últimos estudios se centran en analizar una pieza de aluminio hallado en 1991 en Nikumaroro, en la República de Kiribati. Este pedazo de metal ha despertado un intenso debate desde su recuperación y podría ser la llave para alcanzar un consenso definitivo sobre el destino de la histórica aviadora. El gran problema reside en demostrar de forma incuestionable que la pieza perteneció a la avioneta de Earhart, pero todas las fotos que podrían ayudar a determinarlo son de muy baja calidad, impidiendo la constatación definitiva.

El puzzle de Amelia Earthart

En 2008 un grupo de investigación contactaba con una mujer que decía tener fotografías y vídeos de Earhart, Noonan y su Lockheed Electra, tomadas en Lae, Nueva Guinea. Un estudioso del TIGHAR visitaba a la mujer para escanear esas fotos tomadas el 1 de julio del 37, que muestran el avión siendo repostando para el vuelo hacia la isla de Howland al día siguiente. Es decir, se trata de imágenes del último día que se vio a Amelia Earhart.

Una de esas fotografías muestra el lateral de la avioneta desde una distancia más corta que cualquier otra imagen encontrada. El investigador también pudo ver la cinta de VHS con película de 16 mm, en la que aparece la avioneta despegando para un vuelo de prueba antes del repostaje. Ahora el gran desafío consiste en recuperar la frágil película de 82 años, para escanearla en alta resolución. Un proceso muy costoso y delicado que debe ser realizado por un equipo especial antes de poder utilizar las tomas para su análisis forense. La cinta ya está en Boulder, Colorado, y pronto llegará a un laboratorio especializado.

De este modo se va cerrando el cerco sobre uno de los enigmas más llamativos y atrayentes de la historia de la exploración.

Más información: tighar.org

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