Noruega y la belleza infinita

Explorando la costa noruega con Hurtigruten durante siete días desde Bergen hasta Kirkenes

Texto y fotos: Xavier Muñoz

Noruega y la belleza infinita
Noruega y la belleza infinita

En la región de Escandinavia, en el extremo noroeste de Europa, se encuentra la costa de Noruega, un lugar donde la naturaleza muestra toda su grandeza y diversidad a través de sus más de mil fiordos y sus 25.148 km de longitud de litoral. Su paisaje excepcional a lo largo de sus 10 grados de latitud de norte a sur ha sido históricamente el hogar de pueblos pescadores, vikingos y trols, cuyo encanto ha fascinado a viajeros, artistas y exploradores durante siglos. Desde los imponentes acantilados que se hunden en aguas cristalinas hasta las pequeñas aldeas que parecen detenidas en el tiempo, la costa noruega no sólo cuenta historias de su pasado, sino que también invita a descubrir un presente donde la tradición y la naturaleza coexisten en perfecta armonía.

Los noruegos tienen una relación profunda y emocional con la naturaleza. Para ellos, la naturaleza no es sólo un lugar que se visita, sino que forma parte esencial de su vida cotidiana y su identidad. Este vínculo se expresa claramente en su tradición del friluftsliv (vida al aire libre), que implica disfrutar del entorno natural de manera simple y respetuosa. Todos sabemos que pasar tiempo en la naturaleza tiene un impacto positivo en nuestra salud física y mental y los noruegos lo practican con frecuencia, y es que su paisaje es realmente atractivo y de una riqueza natural muy respetada que no decepciona. Una de las mejores formas de explorar Noruega es a bordo del famoso crucero Hurtigruten, un viaje en barco de siete días que recorre la costa desde Bergen hasta Kirkenes, rumbo norte. Durante el trayecto se navega por una ruta protegida entre millas de islas y se exploran 30 fiordos, pasando por estrechos canales, acantilados, montañas que descienden hasta el mar y cascadas que caen directamente sobre los fiordos. El viaje cruza el Círculo Polar Ártico, permitiendo admirar paisajes cambiantes que incluyen tundra y llanuras árticas, y llega hasta el Cabo Norte, el punto más septentrional del continente europeo.

Bergen, la ciudad entre siete montañas

Comenzamos nuestra aventura en una mañana fría y nubosa que nos lleva al corazón de esta entrañable ciudad, tan acogedora como tranquila, donde el bullicio de las grandes urbes no existe. Bergen es la segunda ciudad más grande de Noruega y puerta de entrada para descubrir los fiordos noruegos. Es una ciudad rodeada de naturaleza, conocida también como “la ciudad entre siete montañas”. Pero antes de empezar nuestro primer trekking paseamos por Bryggen, el icónico muelle declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO que, con sus casas de madera del siglo XIV, pintadas en distintos colores, nos sumergen en la historia de la Liga Hanseática, una federación de comerciantes alemanes que controlaron todo el negocio del pescado instalándose aquí por la riqueza de sus aguas. Este paseo entre adoquines y callejuelas nos lleva al Fisketorget, el mercado de pescado, uno de los más concurridos del país y en funcionamiento desde el siglo XIII. Salmón, bacalao, cangrejo real… los colores vivos y frescos de los productos destacan por su intensidad.

BERGEN fachada centro ciudad
Vista al centro de la ciudad de Bergen

 

Muy cerca se encuentra el funicular Fløibanen, que en pocos minutos nos lleva al mirador de Fløyen, a 320 metros de altitud sobre la ciudad. Este lugar es el punto de partida ideal para hacer senderismo en la zona, así que nos aventuramos por realizar un trekking alrededor del lago Skomakerdiket. Los caminos bien señalizados y poca dificultad técnica nos llevan a través de bosques de pino nórdico con pasarelas de madera y miradores a la vuelta con espectaculares vistas del fiordo. En la web del monte Fløyen encontrarás 10 recorridos detallados, con mapas e información útil. Entre ellos, destacan rutas como las que conectan los lagos Storediket y Nedrediket, ideales para paseos tranquilos, o recorridos más largos, como el que lleva hasta el monte Ulriken (643 m), el pico más alto de la zona. Todas estas opciones son perfectas para disfrutar de la naturaleza local y explorar los paisajes que rodean Bergen. Volvemos al inicio de la ruta, junto al mirador, para comer en el restaurante Fløirestauranten, un lugar histórico fundado en 1925, que combina una atmósfera renovada, comida local y vistas inigualables de la ciudad y su entorno.

FIORDO BALSFJORDEN cerca de TROMSO ventana barco
Vista del Fiordo Balsfjorden, cerca de Tromso.

 

Por la tarde, nos dirigimos al puerto para embarcar. A las 21:30, tras completar el check-in y disfrutar de una cena tranquila, zarpamos puntualmente mientras la oscuridad empieza a envolver el paisaje. La primera jornada ha sido un adelanto perfecto de todo lo que imaginábamos: naturaleza en estado puro, paisajes únicos y una historia que se siente en cada rincón. Todo indica que este viaje por Noruega superará nuestras expectativas. ¡Estamos listos para lo que viene!

Fløro - Molde

De madrugada navegamos el impresionante Nordfjord haciendo parada en Maløy. Todavía es de noche, así que seguimos descansando para afrontar un primer día de viaje por la costa. Primer objetivo: descubrir el Hjørundfjord rodeado por las cimas de los Alpes Sunnmøre, el paisaje natural primitivo del fiordo, con montañas que pueden llegar a los 1.700 m directamente desde el mar. Un paisaje de imponentes paredes de roca y vegetación densa, con laderas que ocupan intermitentemente algunos pequeñas aldeas y granjas. Día lluvioso y gélido que nos acoge con un paisaje otoñal avanzado. El barco realiza una parada en medio del fiordo, y subimos a unas barcas que nos llevan hasta un pequeño muelle en la tranquila población de Urke. La lluvia nos acompaña, pero no hay otra oportunidad, así que nos preparamos para realizar un trekking hacia las montañas cercanas, siguiendo el curso del río Urke, que da nombre al lugar.

A pesar del clima, el entorno nos invita a descubrir su belleza natural mientras avanzamos por este paisaje único. Por el camino, una pista ancha, es fácil encontrarse frutos del bosque. En Noruega entre mayo y octubre los bosques rebosan de bayas silvestres, salir a recogerlas es una actividad popular entre los noruegos y forman parte de su cocina, especialmente en repostería. Cogimos unos arándanos rojos que tenían un sabor peculiar, bastante ácido, lo que impedía notar su dulzor. Nuestro objetivo era llegar a un conjunto de cabañas históricas de Haukås-Setra que datan de 1907. Durante los veranos, estas cabañas se utilizaban como refugios mientras las vacas pastaban en los alrededores. Por las noches, se ordenaba, y la leche se conservaba en la fría agua del río. A la mañana siguiente, las mujeres bajaban la leche a la aldea para su consumo. Estas pequeñas construcciones, perfectamente integradas en el paisaje, están hechas de madera y tienen tejados cubiertos de vegetación, lo que las hacía imprescindibles como refugios para protegerse del clima impredecible y duro que caracteriza esta región montañosa.

CABAÑAS Haukås Setra
Las cabañas históricas de Haukås Setra

De regreso al barco, la lluvia sigue acompañándonos, recordándonos que estos paisajes, en gran parte, existen gracias a su persistencia. Al llegar al muelle, nos recogen y, ya a bordo, una ducha caliente se convierte en la mejor recompensa. Poco después, zarpamos rumbo a Ålesund, famosa por sus calles de arquitectura Art Nouveau, fruto de la reconstrucción que siguió al devastador incendio que arrasó la ciudad en 1904. Aunque vemos que hay la posibilidad de ver la ciudad en Kayak por sus canales y el propio fiordo para obtener una perspectiva diferente, optamos por subir los 418 escalones desde el parque central hasta el mirador del Monte Aksla. Desde allí, el esfuerzo se ve recompensado con un atardecer de postal, donde la ciudad se despliega como un mosaico entre islas y montañas, abrazada por el fiordo. El cielo, con sus colores inmersivos, completa una experiencia inolvidable que captura la esencia de este lugar único.

El atardecer en Alesund
El atardecer en Alesund
Kristiansund - Rørvik

Se levanta el día soleado con una navegación tranquila entre la costa y alguna isla de grandes dimensiones como Hitra, para adentrarnos en el fiordo Trondheimfjord y atracar en la tercera ciudad más poblada de Noruega, la histórica Trondheim. Aprovechamos para alquilar una bicicleta, el medio de transporte favorito de los habitantes de la ciudad, y recorrer sus calles cómodamente gracias a su relieve, que facilita el pedaleo. Además, al igual que en Ålesund, aquí también es posible explorar la ciudad en kayak, navegando por el río Nidelva, que serpentea a través del centro histórico, ofreciendo una perspectiva única de sus rincones más emblemáticos. Puestos en marcha nuestro primer encuentro nos lleva a los muelles de Bryggerekka, quizás la imagen más icónica de la ciudad. Son antiguos edificios de madera a ambos lados del río -algunos de ellos datan del siglo XVIII- de origen esencialmente de origen comercial, que se reflejan en el agua, formando un cuadro único de colores. Este valioso patrimonio de madera, cargado de historia, ha sobrevivido a lo largo del tiempo, enfrentándose a una constante amenaza: los incendios, que han puesto a prueba su resistencia en numerosas ocasiones. De nuevo nos dirigimos al barrio de moda Bakkladet. Sus calles adoquinadas repletas de cafeterías y pequeños comercios entre numerosas casas de maderas de mil colores hacen muy agradable el paseo.

Seguimos dirección al centro histórico y lo hacemos atravesando el puente de madera Gamle Bybro, conocido también como el “Portal de la Felicidad”, otro de los lugares más fotografiados de la ciudad por sus casas de madera y fantásticas vistas al río Nidelva. La tranquilidad que se respira en Trondheim nos hace perder la noción del tiempo. Decidimos culminar nuestro recorrido con una visita imprescindible: la Catedral de Nidaros, la única catedral gótica de Noruega. Este imponente templo es también el lugar donde descansan los restos del rey vikingo Olaf Tryggvason, quien fundó la ciudad en el año 997.

TRONDHEIM puente GAMLE BYBRO
El  "Portal de la felicidad" de Trondheim 

 

Ya de nuevo en el barco nos queda una larga tarde que no solamente la dedicaremos a leer, sino a relajarnos. Pero uno se da cuenta que la belleza del paisaje de la costa no te deja concentrar fácilmente en la lectura, quizás sean los primeros días, pienso. Y es que es un no parar. Hay que estar atentos, ya que por megafonía van anunciando los puntos de interés en alto mar que no te puedes perder. De repente, uno de ellos aparece frente a nosotros, captando toda nuestra atención e impacto. El faro de Kjeungskjær se alza en la entrada del Trondheimsfjord, una construcción modesta pero imponente, con sus 20 metros de altura guiando a viajeros y pescadores por estas aguas. Este faro no sólo es una pieza clave en la navegación, sino también un lugar lleno de curiosidades: se puede alquilar y, aunque está completamente automatizado, ofrece la oportunidad única de experimentar la vida como farero.

FARO DE KJEUNGSKæER
El faro de Kjeungskaeer 

 

Desde allí, es posible contemplar el entorno en completa calma, disfrutando de una perspectiva privilegiada de este rincón del fiordo. Seguimos el recorrido por esta costa tan accidentada, entre infinidad de islotes, acantilados de paredes rocosas hechas para resistir la fuerza de la naturaleza, y de nuevo el capitán del barco nos deleita con sus habilidades pasando por el Estrecho de Stokksund. Esta maniobra nos acerca más a tierra, permitiéndonos observar cómo la costa va perdiendo su vegetación, dejando al descubierto un paisaje más agreste. Es fascinante ver cómo sus habitantes han salpicado el territorio con pequeñas casitas de madera, refugios que parecen desafiar el clima mientras mantienen una conexión íntima con la naturaleza que los rodea. En estos momentos pienso en qué nivel de su pirámide de valores se sitúa el encontrar la plenitud por integrarse perfectamente en estos paisajes. Finalmente, mientras cenamos hacemos parada logística en Rørvik y de repente nos acordamos de la oportunidad que tendremos mañana de cruzar por primera vez el Círculo Polar Ártico.

Brønnøysund - Svolvaer

Son las 7:30 de la mañana cuando por megafonía nos informan que, en 15 minutos, cruzaremos la frontera simbólica del Círculo Polar Ártico. Aunque parece una línea fija, en realidad está en constante movimiento, desplazándose unos 14 metros al año debido al cambio en la inclinación del eje terrestre, relacionado con el desplazamiento del polo norte magnético. Realmente el paisaje es extraordinario y la sensación del momento nos invade con algunos nervios. No pensaba que me iba a emocionar tanto, pero a veces estas pequeñas cosas son las que te hacen feliz. Y como no podría ser de otra manera, una pequeña estatua con un globo terráqueo en la isla de Vikingen nos señala esta línea misteriosa.

CIRCULO POLAR ARTICO paso a primera hora de la mañana
El paso de la línea del Círculo Polar Ártico a primera hora de la mañana

 

Seguimos rumbo norte y hacemos una parada técnica en Ørnes donde se encuentra Svartisen, el segundo glaciar más grande de Noruega y el único laboratorio de investigación de glaciares del mundo. Svartisen o “El Hielo Negro” que describe su característico color azul intenso del hielo era un glaciar único y compacto, pero hoy está dividido en dos brazos que prácticamente llegan a tocar a mar. El brazo que se sitúa más al sur es el más aconsejable de visitar. Es una zona de difícil acceso, por eso la ruta más recomendable empieza en un aparcamiento de autocaravanas al que este viaje no nos permite acceder. Es mejor incorporar la visita si realizamos la ruta en coche por Noruega a través de la E6 (Oslo-Kirkenes) dirección Cabo Norte. Para llegar al punto de partida, hay que salir de la E6 en Røssvoll donde se ubica el aeropuerto de Mo i Rana y seguir durante 23 km las indicaciones hacia Svartisdalveien en dirección a Svartisen. Tras un corto paseo en barco de 20 minutos por el lago Svartisvatnet hay que coger un camino junto al río, de subida constante sobre roca sólida destacando en tramos por sus tonalidades rojizas y que finalmente te deja en una zona más plana que hace de mirador principal del glaciar.

De nuevo en trayecto navegamos a lo largo de la costa de Helgeland hasta llegar a Bodø, aquí se encuentra la corriente marina más fuerte del mundo, Saltstraumen. Desembarcamos y un transporte nos lleva al inicio de un trekking para descubrir la costa ártica. De entrada, nos sorprende un arcoíris con un color especial, muy nítido y intenso. Realmente la postal de inicio del camino no podía ser mejor. El recorrido discurre por un sendero por donde se atraviesan algunas playas salvajes de arena con restos de algas y conchas marinas, un paisaje muy natural que incluye un pequeño riachuelo que descarga sus aguas en el mar. Una débil llovizna nos acompaña y como siempre nos recuerda que los cambios meteorológicos en Noruega son imprevisibles. Las vistas sobre la costa, un paisaje primitivo, un pequeño bosque de abedules y unos cambios de luz constantes nos saturan los sentidos. ¡Esto es el paraíso del senderismo! Es sin duda una sensación muy presente todo el viaje.

BODO trekking costa ártica
Un trekking por la costa ártica, cerca de Bodø

 

Nada más salir de Bodø y a tan sólo 11 millas, el faro de Landegode nos saluda con su magnífica postal marina desde su torre de 29 metros de color rojo y dos rayas horizontales blancas que lo hace especialmente atractivo y misterioso, una potente silueta en una pequeña isla expuesta a las inclemencias del tiempo que afronta con fortaleza. Una muy bella estampapara nuestra retina. Unas horas después en el horizonte vemos asomar las Islas Lofoten, uno de los paisajes más salvajes y atractivos de Noruega. El atardecer tiñe el paisaje de colores intensos, y las condiciones lumínicas convierten la escena en un precioso cuadro. Un barco de pescadores parece iluminado por una antorcha de luz que contrasta con el fondo oscuro del mar. A su alrededor, las islas del archipiélago se alzan con acantilados imponentes y montañas cubiertas por sus primeras nieves añaden profundidad al entorno.… desde el barco la experiencia visual emociona.

Después de una parada técnica en los puertos de Stamsund y Svolvær seguimos navegando por el estrecho de Raftsund para adentrarnos en el cinematográfico fiordo Trollfjord de tan sólo 2 kilómetros de extensión y nombre mitológicamente nórdico. El barco enciende sus focos de luz iluminando una belleza misteriosa y de leyenda enfatizada por la oscuridad de la noche. Alguna que otra cascada cae silenciosa por las paredes al fiordo, cuando el capitán nos impresiona con su alarde de pilotaje haciendo girar el barco sobre su eje 180º para salir por donde entró.

Stokmarknes - Skjervøy

El día amanece prometedor mientras nos dirigimos a Tromsø, conocida como la capital del Ártico. Su centro, situado en una isla conectada al resto del municipio por puentes, ofrece una estampa única que no deja indiferente. Para aprovechar al máximo el tiempo y disfrutar de una de las vistas panorámicas más impresionantes del viaje, optamos por tomar un transporte hasta la estación del teleférico Fjellheisen, que nos lleva rápidamente al mirador, a 421 metros de altura, desde donde se domina todo su paisaje. Este camino empedrado, con 1.200 escalones, fue construido para preservar el sendero original, muy transitado por su popularidad. Desde esta zona elevada se abre un excelente punto de partida para explorar diferentes rutas: una opción sencilla lleva al monte Fløya, a 671 metros de altitud, mientras que quienes buscan un desafío mayor pueden optar por un trekking hasta el Tromsdalstinden, uno de los picos más altos de la zona, con 1.238 m. Esta atalaya natural nos permite disfrutar de unas vistas privilegiadas tanto en verano para ver el sol de medianoche como en invierno para contemplar las auroras boreales. Para quienes buscan más adrenalina, en los alrededores de la estación existe la opción de realizar saltos en parapente, ofreciendo una experiencia única para sobrevolar este paisaje. De regreso al barco no nos podíamos perder una visita a Ølhallen, la cervecería más antigua y emblemática de Tromsø, con sus 72 tiradores de cerveza, y a su vez la cervecería más septentrional del mundo, cuya clientela histórica fueron los cazadores y pescadores de la zona hasta que en 1972 se inauguró la Universidad de Tromsø dando paso a estudiantes y profesores. Todo un lujo.

TROMSO vista panorámica
Vista panorámica de Tromso, la capital del Ártico

De nuevo navegando llega la noche más esperada, ese momento mágico que tanto deseabas y que, viendo el cielo estrellado parece que todo se pronostica a nuestro favor. De pronto la magia de la naturaleza estalla y el cielo se convierte en un espectáculo luminoso tan asombroso como misterioso. ¡Por fin!, allí estaban las auroras boreales. Y nos olvidamos de todo por un momento, menos de sonreír. Sentimos inmediatamente que éramos unos privilegiados, y empezamos a inmortalizar ese juego de luces en nuestras cámaras con entusiasmo. Hubo gente que se abrazó, que gritó, que dio por cumplido uno de sus sueños, así de manera tan sencilla y a su vez extraordinaria. Y en este momento te preguntas: ¿Qué experiencia puede superar esta magia? ¿Cómo estas luces de color verde, su color más común, había alimentado tantas leyendas desde la antigüedad en territorios tan salvajes como éste? No pudimos dejar de mirar ese baile de luces hasta bien entrada la noche.

Øksfjord - Berlevag

El día amanece frío. Se empieza a notar cada vez más nuestro rumbo hacia el norte. Desembarcamos en la población de Honningsvåg, en la isla de Magerøya, punto de partida hacia el emblemático Cabo Norte. Viajamos por carretera observando un paisaje de tundra que inquietaba por su dureza, algo desolado, pero a su vez espectacularmente panorámico y bello. Una sensación difícil de describir. En el trayecto nos comentan que el pueblo Sami, esencialmente nómada y con una cultura profundamente arraigada a la naturaleza, suele ocupar esta zona en verano para pastoreo de renos. Después de 35 km de trayecto llegamos al parking del centro de visitantes. Nos sorprende un acantilado de 307 metros de altura donde se ubica la famosa escultura del globo terráqueo, símbolo del punto más septentrional de Europa. Aunque en realidad, esto no es del todo correcto. A tan sólo unos 1.500 metros más al norte se encuentra el Cabo Knivskjellodden, el cual sí se considera el punto geográfico más al norte del Europa. La diferencia es que no se puede llegar por carretera. Seis kilómetros antes de llegar al Cabo Norte hay un parking donde dejar el vehículo y poder realizar un trekking hasta este punto. La ruta es un tanto exigente por las condiciones del terreno con tramos de roca mojada y zonas encharcadas, y por la posibilidad de cambios de tiempo repentinos. Es un sendero señalizado con hitos de piedra, con una distancia total de unos 18 km (ida y vuelta). Al inicio, el camino desciende hasta el nivel del mar, lo que significa que su desnivel de 300 metros se concentra principalmente en la vuelta. Estamos a tan sólo 2.000 kilómetros del Polo Norte, en una región de vastas llanuras que pertenece a uno de los biomas más fríos del planeta: el desierto ártico. Nos preparamos para caminar por este hábitat único, cubierto de musgo, líquenes y pequeños arbustos de bayas, como la camarina negra, que han desarrollado una increíble resistencia para sobrevivir en estas condiciones extremas. El paisaje a ambos lados del Cabo Norte es hipnótico y la sensación es de estar en un lugar único. Disfrutamos de vistas infinitas y abruptas con relieves verticales supeditados por el oleaje y el crudo invierno. No sabes por qué, pero éste es un lugar que te hace sentir nostálgico, quizás porque a su vez acabamos de tachar uno de aquellos destinos pendientes en la mochila de cualquier viajero.

CABO NORTE paisaje alrededor mirando a mar a la derecha
Los paisajes de Cabo Norte

 

Batsfjord - Kirkenes - Oslo

Último día de viaje en barco. Las últimas millas transcurren por el Varangerfjord, un fiordo que nos lleva hasta la región remota de Finnmark. El paisaje, de tonos ocres y escasa vegetación, se caracteriza por un terreno rocoso que, cuando la nieve se retira, deja al descubierto miles de pequeños lagos dispersos en su entorno. Son las 9 de la mañana, y el frío, característico de estas latitudes, se deja notar. Llegamos al último puerto del trayecto en la localidad de Kirkenes, tan sólo a 15 kilómetros de Rusia, y nos dirigimos rumbo al aeropuerto para coger un avión a Oslo. Aunque hay la opción de regresar a Bergen realizando el mismo trayecto a la inversa, y poder visitar de día los lugares que pasamos de noche, preferimos planificar una visita a la capital del país antes de volver a nuestro origen.

Pronto aterrizaremos en Oslo, una de las ciudades que más ha cambiado en los últimos años y unas de las más activas de Europa. La capital se presenta moderna y respetuosa con el entorno y rebosando buen ambiente. Para comenzar nuestra visita, nos dirigimos al edificio más emblemático del paseo marítimo: la Ópera de Oslo, una impresionante estructura de mármol donde es posible caminar sobre sus techos y disfrutar de una vista excepcional de la ciudad. Inspirada en un bloque de hielo que parece flotar sobre las aguas del fiordo, resulta una experiencia única pasear por este edificio, una obra clave para entender la arquitectura vanguardista de Noruega.

Seguimos con nuestra ruta y relativamente cerca nos podíamos perdernos uno de los museos más grandes del mundo dedicados a un único artista, el Museo Munch. Aquí encontramos 3 versiones de “El grito”, quizás uno de los cuadros más famosos de la historia, pero sólo una de ellas está siempre en exhibición, las otras dos descansan en la oscuridad mostrándose de formar rotativa a lo largo del día. El museo, con sus 13 plantas, no solo es un espacio cultural de referencia, sino también un balcón privilegiado al fiordo de Oslo y la grandeza de su paisaje. Desde sus alturas, es fácil imaginar cómo, cuando caigan las primeras nieves, el entorno se transformará en un paraíso para la práctica del esquí de fondo, considerado deporte nacional. A tan sólo 20 minutos en metro o autobús, los noruegos tienen acceso a más de 2.600 km de pistas perfectamente preparadas, dejando claro el por qué suelen decir que nacen con esquís en los pies.

OSLO opera y saunas

El edificio de marmol de la Ópera de Oslo y las saunas urbanas flotantes en primer plano 

 

En Oslo, también puedes disfrutar de las saunas urbanas flotantes ubicadas directamente en el fiordo, donde incluso puedes darte un baño en sus aguas frías. La tradición de la sauna está profundamente arraigada en los países nórdicos, siendo una parte esencial de su vida social, cultural y de bienestar. Para finalizar el día, decidimos aventurarnos a visitar las saunas flotantes de la Oslo Badstuforening, una asociación sin ánimo de lucro cuyo lema, “sauna for the people”, refleja su espíritu inclusivo. Este espacio no solo está destinado a los socios, sino que está abierto al público, ofreciendo una experiencia única que combina tradición, relajación y conexión con el entorno natural. El atardecer tiñe de tonos ámbar las tranquilas aguas del fiordo, marcando el final de nuestra aventura. Ha sido un viaje inolvidable, un recorrido que, sin duda, volveremos a repetir.

Nos despedimos con gratitud hacia este tesoro natural y hacia su gente, cuyo respeto por la naturaleza es inspirador. ¡Hasta pronto, Noruega! Ha sido un auténtico placer.

 

Cómo llegar a Oslo desde España con Norwegian

Si planeas disfrutar del espectacular viaje de Hurtigruten, Norwegian es la opción perfecta para llegar a Noruega. La aerolínea ofrece vuelos directos desde varias ciudades españolas, como Madrid, Barcelona y Málaga, hacia Oslo, garantizando comodidad y precios competitivos. Desde la capital noruega, tienes numerosas opciones para llegar al punto de salida de tu aventura, ya sea en avión, tren o coche, permitiéndote explorar un poco más de este fascinante país antes de embarcarte en tu viaje por la costa noruega.

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