Experiencia wilderness en el Parque Nacional de Abisko, Suecia

Recorremos la Fjällraven Classic: uno de los grandes trekking más famosos del norte de Europa

Anette Andersson
Anette Andersson

Hemos tocado la cima del Knotochatka (1.910 m) e iniciamos el descenso hacia el campamento con esa sonrisa boba que se nos suele quedar a los montañeros después de haber disfrutado de una bella jornada en las cumbres. Estamos en el Parque Nacional de Abisko, Suecia, uno de los últimos espacios wilderness de Europa, un lugar privilegiado situado 110 kilómetros por encima del Círculo Polar Ártico: un paisaje compuesto de vastas praderas de hierba salpicadas de numerosos lagos de aguas cristalinas y bosques de un verde aún más intenso, y donde escarpadas montañas se levantan como pliegues de una alfombra arrugada, rompiendo la monotonía del valle. Aquí las montañas no tienen grandes altitudes, aunque sí son abruptas, formadas por bloques de roca negra que las otorgan un aspecto amenazante. Los árboles tampoco son muy altos, compuestos en su mayoría por una variedad de arce que sólo crece aquí, un “arce “enano” que da lugar a uno de los lemas de la marca sueca de outdoor Fjällräven: “caminar por encima de la línea de los árboles”. Estos espectaculares escenarios naturales  son los que inspiraron a Ake Nordin a fundar Fjällraven, que en sueco significa “zorro ártico”. El logo del zorro rojo de la marca se ha hecho mundialmente famoso por una pequeña mochila, la Kraken, que ha marcado tendencia y que todo Instagramer o Influencer que se precie lleva a sus espaldas. Pero el origen y filosofía de Fjällaraven están muy lejos del glamour y el concepto fashion de su Kraken…

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El grupo en la cima del Knotochatka, Abisko, Suecia

Siguiendo la huella del zorro ártico

El zorro ártico o de las nieves es un astuto pequeño depredador que fascinaba a Ake. Su habilidad para sobrevivir en el clima extremo del Ártico ha despertado desde siempre la admiración de aquellos que viven o pasan tiempo en estas remotas tierras del norte de Escandinavia. Por eso, en Suecia, a un experto montañero o aventurero que recorre estos grandes escenarios naturales se le conoce como un “verdadero zorro Ártico”. Y eso es lo que quería ser el joven Ake cundo creciera. El  joven Ake solía veranear  en una cabaña de la familia en Örnsköldsvik, en el norte de Suecia, allá por la década de los cincuenta. Pasaba mucho tiempo paseando en el bosque y a menudo salía a realizar largas travesías en las zonas más salvajes del norte. Se quejaba de la falta de un equipo ligero y funcional para llevar a cabo sus aventuras, así que decidió fabricarse el suyo: una mochila con una forma en V para llevar el centro de gravedad lo más alto posible, fijada a un marco de madera para conseguir estabilidad. Muchos otros montañeros que se encontraba en el camino le empezaron a pedir esa mochila. Y así empezó todo. 

El objetivo principal de la marca: inspirar al mundo a descubrir y caminar junto a la naturaleza.

“Amamos la naturaleza”. Así comienza el libro que recoge la historia de la marca Fjällräven desde que Ake Nordin la fundara en 1950, y que recoge su historia, trayectoria y los productos que han marcado su evolución, pero sobre todo donde se desprende e insiste en el objetivo principal de la marca: inspirar al mundo a descubrir y caminar junto a la naturaleza. Y eso quería Fjällraven de una expedición de periodistas procedentes de todas las partes del mundo, que conociérmos de primera mano este lugar tan especial para ellos. Y qué mejor que impregnarse de ese espíritu que entrar en contacto con esa naturaleza que les inspira, recorriendo el último tramo de la Fjällräven Classic, una ruta clásica de Escandinavia de más de cien kilómetros que durante una semana de agosto patrocina la marca.

Rumbo a Kiruna, cerca del Círculo Polar Ártico

Kiruna es la ciudad más septentrional de Suecia. Su topónimo proviene del término saami Giron que significa “perdiz nival”, un ave blanca nativa de las zonas del Norte de Europa. Como curiosidad, Kiruna es el segundo municipio más grande del mundo, con 20.000 km2, pero hay una curiosidad aún mayor acerca de Kiruna. Según recorremos la carretera que nos lleva al “Mountain Lodge Abisko”, donde nos alojaremos, vemos el pueblo quizás por última vez en su ubicación actual, porque Kiruna va a ser desplazada unos tres kilómetros más al norte. Y eso por estar situada entre dos montañas: Kiirunavaara y Luossavaara, ricas en magnetita. Luossavvara es ahora una estación de esquí, pero Kiirunavaara, que es una de las minas más profundas del mundo (llega hasta los 1.600 m) sigue siendo excavada, y debido a la mina, el terreno donde se asienta el pueblo está cediendo bajo su base. Así que se ha ideado un proyecto para trasladar todo el pueblo a 3 kilómetros, al lugar que hoy ocupa el Lago Luossajävari. 

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Abisko Mountain Lodge

Llegamos al “Abisko Mountain Lodge”, donde nos reciben Mina y Dick, los propietarios de este coqueto lodge donde dedican a la cocina igual de cariño que a las actividades en la naturaleza. En invierno, heli esquí principalmente. Mina es una mujer grande, con una sonrisa de sus mismas dimensiones, y unos brillantes ojos azules. Me recuerda a esas actrices de caracter, mal llamadas secundarias, que no son las protagonistas pero “dan lustre” a una película. Dick, que es el jefe de los guías de montaña, también parece sacado de una película, pero de cine negro: tendrá unos cincuentaytantos años, es alto y fibroso, con rasgos marcados  y gesto adusto, pero descubriremos su humor oculto durante la noche de acampada. Esa misma tarde nos presentan a los guías y a los miembros del equipo Fjällraven que nos acompañarán en los dos días de actividad. Martin Axelhed, CEO de la marca, Christiane Dolva Törnberg, manager de sostenibilidad, Félix Aejmelaeus-Lindström, responsable de material y Ulrik Brodersen, del departamento internacional. Después de las presentaciones pertinentes, Dick nos explica la actividad que vamos a realizar al día siguiente: ascender, si la meteorología lo permite, a la cima del Knotochatka (1.910 m), progresando por un glaciar, y aproximándonos al punto de partida de la ruta en …¡helicóptero! El lugar está tan alejado de las carreteras que no es posible acercarse en coche, y andando tardaríamos dos días, y no tenemos tiempo, aunque a mí me encantaría quedarme aquí más días.

Reparto de grupos y cordadas, del turno de helicóptero y reparto  de habitaciones donde encontramos toda la equipación de Fjällräven que vamos a poder probar en nuestra marcha. Además de casco, arnés, crampones y piolet. En esta zona alpina de Suecia se dan todas las condiciones climáticas para poner a prueba los productos de la marca sueca (ver recuadro). Fjällraven colabora con la Asociación de Guías de Montaña de Suecia para que éstos les den su feedback del material y mejorar el producto final, como ha ocurrido con los pantalones de la nueva colección (se cambiaron las cremalleras de los bajos y se hicieron aperturas de transpiración en los laterales siguiendo sus indicaciones). Mi compañera de habitación viene de Taiwan, se presenta con su nombre occidental, Gloria. Esa misma noche probaremos por primera vez la deliciosa cocina del Abisko Mountain Lodge, por supuesto con uno de los platos tradicionales de la zona: carne de alce. Y a descansar, que mañana nos espera una dura jornada de pateo.

 

En contacto con la madre naturaleza

El helicóptero aterriza en la base del glaciar. Dick nos da las instrucciones para salir ordenadamente y protegernos de las hélices y el viento que levantan.  El helicóptero despega de nuevo para buscar al siguiente grupo de periodistas. Dick nos asegura para progresar por el glaciar. Los grupos ascendemos separados por el glaciar y nos encontraremos al final de la lengua de hielo. Iniciamos la progression hacia las paredes de roca negra, la niebla nos impide ver a lo lejos; de vez en cuando se asoma la cima del Knotochatka, imprimiendo un caracter épico a la travesía, como si fuéramos pequeños hobbit dirigiéndonos a Mordor.El último tramo de la ascension es una cresta ancha, pero con una impresionante caída a ambos lados. Pendientes pronunciadas que en invierno se convierten en palas de nieve virgen donde deslizarse nos apunta Dick.Alcanzamos la cima del Knotochatka, nos hacemos las fotos de rigor y comemos el almuerzo mientras los guías deliberan si seguir hasta la siguiente cima. Hay unos metros de progresión por una estrecha arista nevada y expuesta, y con la niebla que hay los guías no quieren arriesgarse. Además, esa no es el objetivo de la ruta. Se trata de disfrutar del contacto con la naturaleza, no acumular cimas, así que deciden darnos la vuelta.

Ascensión al Knotochatka
Progresión en el glaciar de camino al Knotochatka

Iniciamos la progresión hacia las paredes de roca negra, la niebla nos impide ver a lo lejos; de vez en cuando se asoma la cima del Knotochatka, imprimiendo un caracter épico a la travesía, como si fuéramos pequeños hobbit dirigiéndonos a Mordor. 

 

Volvemos a descender encordados y con crampones por el glaciar hasta que desaparece la nieve y llegamos a una morrena de rocas color cobre que chocan con el blanco que acabamos de dejar atrás. Seguimos el curso del río, acompañados por el sonido del agua que baja con fuerza desde lo alto de la montaña. El tramo de bloques desiguales de piedra nos obliga a concentrarnos bien en dónde pisamos, y cuando logramos levantar la cabeza del suelo avistamos ya nuestro campamento base: unas diez tiendas de campaña azules se levantan alrededor de dos más grandes que hacen las veces de cocina, comedor y centro de reunión.

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El campamento visto desde el aire 

 

Mina y el equipo del Abisko Mountain Lodge ya nos están esperando. Han decorado el campamento con elementos naturales y con mucho estilo, estilo “sueco”, vamos : piedras, madera, cuernos de ciervo… Hasta la leña para la hoguera está perfectamente colocada, como en una Publicidad de Ikea. En las piedras que hacen de mesa han preparado aperitivos de la tierra: carne seca de reno y corazón de alce. Quiero estar cómoda antes de dedicarme a probar la gastronomía sueca, así que busco mi tienda que comparto con Gloria, dejo la mochila, me quito el arnés y me descalzo las pesadas botas de alta montaña. También me quito los calcetines mientras contemplo el paisaje a mi alrededor: el campamento se levanta en una extensa pradera, flanqueado por un lago glaciar de agua transparente que refleja las siluetas de las montañas que nos abrazan. Félix y Ulrik se afanan en avivar una incipiente hoguera, otros compañeros toman una cerveza fría que han refrescado en el lago mientras el cielo va adoptando los tonos naranjas y rojizos del atardecer… Un entorno idílico que invita a conectarse con la “madre naturaleza”, así que me pongo a caminar descalza sintiendo la hierba fresca bajo mis pies… ¡Qué momento tan sencillo y placentero, sintiendo el contacto con la tierra!

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En contacto directo con la naturaleza 

Regreso al pasado  

Ya nos avisaron en el briefing que nos enviaron antes de viajar: esa noche en las montañas no tendríamos cobertura, ni podríamos cargar los móviles o las cámaras. Quien quisiera hacerlo tendría que llevar baterías extra. Un “duro golpe” para los periodistas (y diría que para cualquier ser humano en la actualidad), cada vez más esclavos de la comunicación inmediata y continua y de “postear”  en las redes sociales… Pero esta tarde-noche sin cobertura, sin wi-fi, sin tener que echar un vistazo constante a la pantalla del móvil por si has recibido un whasapp la vamos a disfrutar y valorar todos los presents especialmente. Las tertulias son inevitables y más intensas. Todos vivimos un momento de nostalgia, de regreso a aquellos tiempos en los que no existía el móvil, en los que te ibas unos días a la montaña y estabas desconectado “de verdad”, para lo bueno y para lo malo, eso sí… Pero en este caso es sólo para lo bueno. Alrededor de la hoguera, Martin, el CEO de Fjällraven, nos cuenta la historia de la compañía y la filosofía de esta marca sueca que nació para inspirar a más gente a salir y caminar con la naturaleza (“Inspire people to be and walk with nature”), pero especifica: “no en forma de competición o reto. Para nosotros el outdoor no es una carrera hacia la victoria. No se trata de conquistar cimas o fabricar el producto más ligero, resistente o transpirable del mercado. Nuestro objetivo es fabricar productos duraderos y funcionales, que permanezcan en el tiempo y en tu armario, crear equipación y memorias que duren hasta las siguientes generaciones para contribuir a la sostenibilidad”.

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Las tertulias alrededor de la hoguera: un clásico revisitado

 

Dicho por el CEO de la marca en todos los periodistas presentes despierta las sospechas de si este mensaje es mero “postureo” o una filosofía políticamente correcta en los tiempos que corren. Y creo que a todos nos sacó de dudas la charla a continuación de Christiane, manager de sostenibilidad de la marca. Joven y entusiasta de la montaña, Christiane representa el espíritu de Fjällraven a la perfección, y cuenta su anécdota familiar: mucho antes de entrar a trabajar en la marca su abuela le regaló a los 14 años una chaqueta Fjällaraven, la Classic, que aún conserva, claro. “Los productos de Fjällaraven no sólo tienen una longevidad en el tiempo, también emocional”.

Cuanto más tiempo pasa una persona en la naturaleza, más se involucra en cuidarla” añade Christine, responsible de Sostenibilidad de Fjällräven.

Christiane nos explica la filosofía de la marca y de cómo el sector outdoor puede contribuir a ese cuidado por el Planeta: “tenemos que enseñar a la gente a cuidar y respetar la naturaleza. Si la gente vive el outdoor y experimenta ese contacto con la naturaleza, y ésta pasa a formar parte de su vida o aficiones, será más consciente de lo valiosa que es y de la importancia de su cuidado. Cuanto más tiempo pasa una persona en la naturaleza, más se involucra en cuidarla”. Y la prueba cercana de esta inspiración la tenemos en Kirsten, nuestra colega holandesa, que ha conseguido su primera cima hoy y está entusiasmada. La falta de montañas en Holanda no le va a impedir a partir de ahora salir más a la naturaleza. Pregunto a Christiane acerca de la producción sostenible de la marca, el de al producción es un tema espinoso: “Todo lo que producimos deja huella, pero intentamos que sea lo menos dañina posible. Por ejemplo usando fibras naturales en los tejidos o marcos de madera en las mochilas (uno de los materiales más contaminantes es el marco de aluminio de las mochilas).Y sobre todo estando seguros de que lo que hacemos dura, esa es la clave. Trabajamos con fábricas en Asia (Hong Kong, Corea y Japón) que pasan por nuestros estándares de calidad y sostenibilidad. Ayudamos a desarrollar esas fábricas y tenemos un diálogo constante sobre la calidad. Otra parte de nuestra responsabilidad social es enseñar a la gente a cuidar el material, dando consejos sobre cómo tiene que tratarlo para que dure más o repararlo. Para nosotros sostenibilidad signfica no comprometer a las futuras generaciones”. No sé si sera por la convicción con la que habla Christiane y la naturalidad y sinceridad que desprenden sus palabras, o por compartir este momento mágico en la naturaleza, pero me creo el mensaje de esos suecos. Somos gentes procedentes de diferentes puntos del Planeta. Con diferentes costumbres, gastronomía  y paisajes, pero con las mismas ganas de explorar nuevos lugares y vivir nuevas experiencias. Compartimos el mismo sentimiento de felicidad alrededor de un fuego de campamento, y un bello atardecer en las montañas. Y lo mejor: el mismo amor y respeto por la naturaleza.

“Queremos que la naturaleza esté ahí, abierta y entera para todas las generaciones venideras. Grande y vasta para perderse en ella, salvaje y pura para disfrutarla y capturar su esencia. La intención es que los productos duren y duren para las siguientes generaciones”.

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Atardecer en el Parque Nacional de Abisko

FJÄLLRÄVEN CLASSIC SWEDEN 

Mucho más que un trail. Una celebración del outdoor

“Un sendero de 110 km, con paisajes salvajes y acampada libre. Tú solo y las montañas. Vivir sencillamente, moverte a tu ritmo, reconectar contigo mismo, tus seres queridos y la naturaleza”. Así se presenta la Fjällräven Classic Sweden. Y parece que no son sólo palabras, que los sentimientos que despierta perderse en esta ruta del norte de Suecia son reales e inolvidables. Fjällraven, con su objetivo de motivar a la gente a salir a la naturaleza, patrocina durante unos días de agosto esta ruta con salida desde la aldea Sami de Nikkaluokta y meta en Abisko, y que sigue parcialmente el trazado de otro de los senderos de gran recorrido más famosos y largos del norte de Europa: el Kungsleden, el Camino del Rey. El sendero sale de Nikkaluokta curre por un escenario espectacular y muy sueco: montañas con suaves y ondulados perfiles, colinas y valles cubiertos de hierba, serpeantes ríos, tímidas cascadas… Se pasa a los pies de la montaña más alta de Suecia, el Kebnekaise (2.097 m), y se recorren los bosques boreales del Parque Nacional de Abisko y el árido Tjäktja Pass (1.140 m).

Parque Nacional de Abisko
Parque Nacional de Abisko

Apuntarse cuesta 2.500 coronas suecas (unos 230 euros), y la marca proporciona transfers desde el aeropuerto y estación de Kiruna al campo base de Högalidsskolan y luego a la salida en Nikkaluokta, un mapa con funda, un Trekking Pass que tiene que ser sellado durante la ruta en los puntos de control; combustible para los infiernillos; pan y comida liofilizada (que puedes rellenar el aguno de los puntos de control); una cinta reflectante de seguridad que hay que atar a la mochila visible; una bolsa para la basura (no se permite dejar basura en la ruta, puntos de control o refugios, y hay normas para hacer nuestras necesidades) y una medalla conmemorativa al completar los 110 km. Hay seis puntos de control a lo largo de la ruta (Nikkaluokta-Kebnekaise-Singi-Sälka-Tjäktja-Alesjaure-Kieron-Abisko), guardados por voluntarios las 24 horas del día, y donde hay que presenter el Trekking Pass para que te estampen el sello y la hora de llegada.

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Fjällräven Classic Sweden

Una ruta tan larga en la que tienes que hacer noche al aire libre, y la ventaja es que la acampada es libre en Suecia. El “Allemansrätten” (el derecho de acceso común) le da el derecho a la gente, incluso a los extranjeros, de acampar en los escenarios naturales suecos: puedes cruzar e incluso permanecer (por un corto periodo de tiempo) en propiedades privadas sin tener que pedir un permiso. Este derecho, parte del Código Medioambiental Sueco, ha moldeado el comportamiento en la naturaleza de la sociedad sueca y también hace este viaje tan especial. Pero este derecho implica tambien RESPONSABILIDAD Responsabilidad con la naturaleza, con respetarla y conservarla, dejar la zona como la encontraste “o incluso mejor”. Puedes acampar donde quieras durante la Classic pero con la excepción del Parque Nacional de Abisko, por donde transcurren los últimos 15 km del sendero. Desde 2010, la Fjällräven Classic Sweden ha sido catalogada como un Eco Event by Keep Sweden Tidy, lo que significa que el impacto medioambiental del evento es el menor posible. Fjällräven Classic es también la manera de la marca de educar, informar e inspirar a los caminantes en el cuidado del medio ambiente y compartir ideas para minimizar nuestros impactos negativos en la naturaleza. En 2019 se cumplían 15 ediciones de esta FJ Classic, y el formato de patrocinio de Fjällräven y su objetivo de difundir el contacto con la naturaleza se ha “exportado” a otros países como Dinamarca, Hong Kong y Estados Unidos.

classic.fjallraven.com

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Los últimos kilómetros antes de llegar a Abisko se camina pegado al río 

 

 

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