Descubren en la Antártida una pintura de hace 118 años

Su autor fue Edward Wilson, uno de los miembros del equipo de Scott en el Polo Sur.

Redacción Oxígeno

Descubren en la Antártida una pintura de hace 118 años
Descubren en la Antártida una pintura de hace 118 años

Han pasado más de cien años desde que se llevaran a cabo las grandes expediciones polares y aún seguimos hablando de ellas. Lo haremos siempre, pues posibilitaron la ampliación de nuestros conocimientos científicos, geográficos y humanos, además de servir de ejemplo de como la exploración es uno de los motores rugientes de nuestra civilización. La impronta de aquella era dorada de la aventura perdurará. Y las sorpresas en forma de descubrimientos todavía tienen un largo recorrido.

La New Zealand Antarctic Heritage Trust acaba de hallar, casi en perfecto estado de conservación, una pintura de hace 118 años, enterrada entre el polvo, viejos documentos y montañas de excrementos de pingüinos en la histórica cabaña del Cabo Adare, en la Antártida. Su autor fue el Edward Wilson, uno de los tipos que perecieron en la gloriosa y trágica carrera por el Polo Sur, acompañando al Capitán Robert Falcon Scott en aquella mítica huida hacia delante de 1912.

Nacido en 1872, la figura del Dr. Wilson es reverenciada en su ciudad natal, Cheltenham, en Inglaterra, cuyo museo fue bautizado como The Wilson y que contiene una colección permanente de su trabajo. Una figura de bronce, diseñada por la viuda de Scott, Lady Kathleen, aguarda hierática en la entrada de su ayuntamiento. “Edward Adrian Wilson compartía el amor de su padre por las aves y por la historia natural”, explica Ann-Rachael Harwood, gestora cultural de la galería. “De niño pasaba las horas muertas en los campos y bosques, a veces pasando noches enteras desaparecido, con una vieja capa, para experimentar la naturaleza a su alrededor de forma pura y solitaria”.

La cabaña del Cabo Adare fue construida por la expedición noruega de Carsten Borchgrevink en 1899 y usada posteriormente por el equipo del Capitán Scott en 1911. Allí la conservadora Josefin Bermark-Jiménez descubrió la pintura mientras limpiaba un portafolio. “Lo abrí y encontré esta fantástica pintura… me dio tal escalofrío que salte de la silla. No podía dejar de mirarlo, los colores, la belleza de este trabajo... No podía creerme que siguiera allí”.

El descubrimiento se llevaba a cabo en septiembre de 2016, pero se ha mantenido confidencial hasta ahora para dejar al equipo centrarse en la restauración de los más de 1.500 artefactos encontrados en el Cabo Adare.

Para Lizzy Meek, directora de los programas de conservación, Wilson fue un hombre memorable. “No sólo era un talentoso pintor, era un genial científico y un médico muy valioso para las intenciones de la expedición de Scott en el hielo”. En el hielo permanecerá para siempre Wilson y su cuadro también volverá a él.  El permiso de la New Zealand Antarctic Heritage Trust para recoger objetos estipula que todos ellos deben ser devueltos a su lugar de origen tras su reparación y el estatus del lugar como Antarctic Specially Proteceted Area (ASPA). Así que la pintura colgará de una de las paredes de la cabaña una vez que esta haya sido totalmente restaurada.

Encontrar este cuadro es, en cualquier caso, un recordatorio del inspirador legado que dejaron tras de sí los exploradores polares.