El explorador y fotoperiodista británico Levison Wood finaliza su expedición a pie a lo largo del Nilo tras cruzar seis países durante nueve meses.
Con 31 años en el zurrón y toda una vida dedicada a la fotografía y la exploración moderna (lo que viene a significar recorrer lugares conocidos de formas innovadoras y sostenibles), Levison Wood tenía en mente una expedición que podía resultar tan inspiradora como peligrosa: recorrer el Nilo a golpe de suela y con la cámara en ristre. Estudioso de la historia y geografía de África, y tras una década guiando y liderando expediciones, incluyendo trabajos como escolta para rodajes cinematográficos en áreas hostiles, este británico ha viajado por 80 países, cruzado a pie Madagascar y ganado amplios conocimientos de supervivencia y negociación como Capitán del Regimiento de Paracaídistas, sirviendo por ejemplo en Afghanistan en 2008. Sus opciones para completar la travesía con éxito eran bastante amplias; pero, amigos, esto es África.
Le ha llevado cerca de nueve meses, cruzando seis fronteras, dejar que sus pies se bañen con las aguas del Mediterráneo, a donde llegaba este 30 de agosto. En su meta era recibido por sorpresa por sus padres, en Rasheed (Egipto), tras dejarse los talones a través de 5.000 kilómetros de ruta.
Su viaje se iniciaba en diciembre de 2013, en las fuentes de un pequeño río de Ruanda, afluente del río Kagera, en el bosque de Nyungwe, el punto más lejano conocido donde surgen aguas que desembocan en el lago Victoria. Siguiendo sus riberas cruzaban Ruanda y Tanzania, hasta llegar a los dominios del Victoria, en Uganda, donde nace el Nilo Blanco. Ya solo era cuestión de seguir hacia el norte. Se dice rápido. En ese punto se separaba de su guía Boston, y la cosa se ponía algo más peligrosa.
Tras entrar en solitario en tierras de conflicto armado y con carencias de alimento, decidía volar al norte de Sudán para reclutar otro guía, llamado Moez. Ya acompañado de un local, reemprendían la ruta por el borde sur hacia Khartoum, dejando un reguero de aventura tras sus pies formado por tesón y los restos de sus burros y camellos, encargados de portar el agua para el cruce del Sahara.
A medida que se aproximaban a Egipto, se haría imprescindible un permiso de su gobierno para cruzar por las costas del lago Nasser. El paso tradicional de Sudán a Egipto se hace por agua, a través de la corriente del Nilo Blanco, pero las autoridades egipcias iban a permitir que siguiese su camino a pie, recorriendo tierras raramente vistas por extranjeros.
Una vez en Egipto, el británico contrataba a Turbo, su tercer guía, para continuar por las fértiles riveras del Nilo, en dirección a la mística Luxor y después a El Cairo y desde allí a correr, bandera british en los hombros incluida, hacia las aguas del Mediterráneo.
Los guías no fueron la única compañía de Lev, que de cuando en cuando debía encontrarse con un equipo de cámaras que documentaba su aventura para el Canal 4 de Reino Unido, que emitirá el documental en junio de 2015.