En Asturias, eres el Camino. No sólo porque el peregrinaje compostelano naciera aquí en la Edad Media. Tampoco porque cuente con tres caminos distintos, que recorren el litoral, el interior, montañas y bosques. Ni siquiera porque paso a paso te sumerjas en pueblos, gentes, historia y tradiciones genuinas. Sino porque, además de lo antedicho, esos paisajes, esas personas y ese patrimonio, natural y cultural, te implica en valores colectivos de conservación y responsabilidad. De una forma silenciosa, con la misma cadencia que tiene esta tierra tranquila, auténtica y magnífica. Ideal para el senderista, el aficionado a las rutas o el cicloturista, con un clima amable entre marzo y octubre, con mapas que puedes adaptar a tu ánimo y calendario y, sobre todo, con una placidez alejada de masificaciones.
El folleto turístico de Asturias siempre encabeza el ingente regalo de la naturaleza que merece el título de Paraíso Natural: el primer Parque Nacional de España, los Picos de Europa, al que añade siete Reservas de la Biosfera y 65 Espacios Naturales Protegidos. Pero cuesta imaginar todo lo que reúnen esas palabras juntadas en dos líneas. No hay ojos para abarcar sus cordilleras, sus árboles, su fauna y flora, sus sonidos, sus aromas. La frescura que va ocupando tu cuerpo y tu cabeza conforme alternas o avanzas en sus rutas jacobeas, que son principalmente tres.
El Camino de la Costa
En primer lugar, el Camino de la Costa, que recorre 280 kilómetros de los 400 que aúna el litoral asturiano, el mejor preservado de España. Este Camino suma 13 etapas y 21 concejos: acantilados, playas y villas marineras. Ideal para todo tipo de peregrinos, tanto por la variedad de lugares, desde aldeas hasta ciudades que casi se resisten agarradas al mar a que las llamen urbes, caso de Llanes, Ribadesella/Ribeseya, Gijón/Xixón o Vegadeo. Es el más sencillo para realizar en bicicleta, unos 9 días, también caminando, unos 12 días. Dependiendo, por supuesto, de la planificación de cada cual, que facilita la red de albergues y los abundantes servicios.

Camino Primitivo
La segunda posibilidad es el Camino Primitivo. Aquí toca regresar hasta el siglo IX, cuando el rey asturiano Alfonso II viajó, por primera vez, a Santiago de Compostela para ver los restos del apóstol, mandando edificar un primer templo en su honor. Aquel viaje iniciático se denomina hoy Camino Primitivo, y en Asturias recorre siete etapas, que suman 145,6 kilómetros desde Oviedo/Uviéu hasta Grandas de Salime, con una posible variante (la Variante de Hospitales, con 141,9 kilómetros). Es un trayecto de interior, rural, a través de pueblos con encanto, y más exigente físicamente, pero también más recóndito y sorprendente. Se puede recorrer en 7 días en bici y 9 caminando.
Camino El Salvador
Por último, el Camino de El Salvador. Otro recorrido por la montaña que comienza en León, aunque la mayor parte se realiza en Asturias, y que finaliza en Oviedo/Uviéu. Con vistas impresionantes como el Puerto de Pajares, y destinos especiales como Mieres del Camín (que debe su nombre, precisamente, al Camino de Santiago), donde descubrirás la cultura minera.

La gastronomía del Camino
Se cumplen ahora diez años desde la declaración de la Unesco de los Caminos del Norte como Patrimonio de la Humanidad, que incluyen los asturianos Camino de la Costa y Primitivo, por “su importancia histórica y por su vitalidad cultural”. En ambas condiciones se encuadra la gastronomía, que descubrirás en todos los Caminos como una parte más de la magia jacobea en Asturias, del paisaje y el paisanaje. Porque la comida es tradición y también futuro. En la mesa, el Cantábrico es un mar del que descubrir especies sólo disponibles en este litoral: bugres (bogavantes), oricios, (erizos), andaricas (nécoras), llámpares (lapas), y peces monumentales como el virrey, el sanmartín o el pixín (rape). Lo mismo con las carnes, con la ternera IGP asturiana, el pitu caleya, el cabritu bermellu. O la magnífica huerta, que tiene a la berza por reina humilde pero tras la cual encontrarás decenas de granjas ecológicas que cultivan decenas de plantas solo por temporadas.
Porque Asturias vive al día, pero en el buen sentido de la expresión. Sin prisas, mirando con calma alrededor, agradeciendo lo que ofrece el entorno y cuidándolo. Por eso, más que peregrino, al andar o pedalear, te sentirás parte del mismo Camino.