Viajes

El Camino de El Salvador en Asturias: un regalo desconocido para el peregrino

Una ruta hermosa, exigente y poco conocida para redescubrir Asturias a través de una experiencia incomparable

Oxígeno para Turismo Asturias

4 minutos

El Camino de El Salvador en Asturias. Foto: Carlos Salvo / Turismo Asturias
El origen de El Camino de El Salvador

Esta historia comienza en el siglo VII, cuando los persas se dirigen hacia Jerusalén. La comunidad cristiana decide poner a salvo sus más preciadas reliquias, que guarda en un arca de cedro, y que envía en un tortuoso viaje, en una huida que encontrará sucesivos emplazamientos para custodiarla y que dura siglos, a través del Mediterráneo hasta llegar a Hispalis-Sevilla en Hispania. Con la invasión árabe el Arca reinicia un éxodo hacia la Cordillera Cantábrica. Desde el mítico monte Monsacro, a la vista de un Oviedo/Uviéu beneficiado por el rey Fruela I (757-768) el Arca se traslada en el siglo IX a una cámara propia de la basílica prerrománica de San Salvador, convertida en catedral (sede obispal) en la capital del Reino de Asturias por Alfonso II. En esa Cámara Santa se ubica nuestra Arca, e irá sumando nuevas reliquias (restos de mártires, Cruz de los Ángeles, Cruz de la Victoria…) convirtiéndose en meta de peregrinaje para la cristiandad. Allí, en el año 1075, el rey Alfonso VI ordena abrirla, pues después de tantas centurias se desconoce el tesoro que alberga. El Arca ha vivido su propio peregrinar. En su interior se descubren reliquias asombrosas como el Santo Sudario de Cristo. Este hallazgo revive la antigua tradición de venerar las reliquias del Arca Santa por miles de peregrinos, ya en su itinerario de ida o vuelta a Santiago de Compostela, hoy convertida una de las más desconocidas y hermosas, regalo para senderistas y avezados cicloturistas, alejada de la masificación. Una oportunidad para redescubrir Asturias a través de sus montañas y parajes más insospechados: el Camino de El Salvador

Hospitalidad, patrimonio, sidrerías, fiestas locales o mil excusas para improvisar

Si Oviedo/Uviéu es la cuna del Camino de Santiago con el Camino Primitivo, el que inició todas las rutas jacobeas, El Salvador supone la reafirmación de su vínculo con Compostela, al añadir un mandato espiritual para cualquier peregrino: “Quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado y olvida al Señor”. Sin embargo, más que un mandato, el lema se ha convertido actualmente en una invitación casi inevitable, en un viaje diferente al resto de trayectos compostelanos por sus etapas agrestes, tranquilas, hermosas y rurales, con animales y vegetación propias, senderos, patrimonio y gastronomía que dejan memoria ya que el silencio que a menudo te acompaña mantiene cierta espiritualidad, conecta de alguna forma con tantos siglos de historia de este corredor cultural. Hay cosas que no se pueden explicar. Es lo que siempre cuentan quienes han vivido el Camino como algo más que un encadenar pasos y sitios.

Hayedo de Valgrande desde Pajares. Foto: Juan de Tury / Turismo Asturias

 

Una ruta exigente y bella a partes iguales

El Salvador, en lo práctico, requiere buena forma física, ya que algunos tramos de sus 120 km. transcurren por alta montaña y pasos de 1.565 metros de altitud, con neveros aún en primavera, meteorología cambiante, o el descenso del formidable Puerto de Pajares (1.378 metros), por donde el trazado entra en Asturias desde su arranque al pie del Parador de San Marcos en León. Sin embargo, el esfuerzo de esos tramos lo compensan las temperaturas amables de marzo a octubre, los paisajes Reserva de la Biosfera Ubiñas-La Mesa pintados por los cientos de tonalidades que adquiere el verde astur, con vistas telescópicas, majestuosas, para descender por senderos señalizados entre localidades donde encontrarás albergues, taxis y transportes de equipajes, o casi cualquier servicio que precises. Amén de hospitalidad, patrimonio, sidrerías, fiestas locales o mil excusas para improvisar. Podrás adaptar las jornadas a tus fuerzas y tus ganas, gracias al planificador online. Los pasos, en el Camino, se encomiendan también al azar, no únicamente a un rígido plan.

Las tres etapas de El Salvador en Asturias te llevarán desde Pajares/Payares hasta Oviedo/Uviéu (56 km.) entre una naturaleza que ha inspirado el eslogan “Paraíso Natural” y este año cumple su 40 aniversario, un lema tan genuino como el del Camino por el que avanzas. Pero también te sorprenderá el patrimonio que lo jalona, iglesias, ermitas y templos singulares: la ermita Nuestra Señora de las Nieves (La Romia) el espectacular Santuario de la Virgen de Bendueños, Santa Cristina de Lena declarada Patrimonio de la Humanidad (Vega del Rey), Santa Eulalia de Ujo o la Iglesia de Santa María Magdalena (La Rebollada). Y, por supuesto, en la capital del Principado, amén de su catedral, las joyas del Prerrománico: San Julián de los Prados y, en la falda del Monte Naranco; Santa María y San Miguel de Lillo.

El patrimonio civil añadirá alicientes para detenerte y recoger pequeñas historias en cada lugar donde te detengas a descansar: el Palacio de Revillagigedo, en Campumanes; la Casa Rectoral y el Liceo de Mieres; la Torre de los Muñiz y Palacio de los Quirós. Un consejo: pregunta en cada lugar por el origen, anécdotas y leyendas de cada edificio. Todos tienen algo que contar más allá de su relevancia arquitectónica o cultural. Y de ese algo se alimenta también su importancia, para quienes viven allí y para ti, que al pasar te conviertes, en parte de su memoria.

Catedral de El Salvador. Foto: Noé Barranda / Turismo Asturias

 

Esa actitud, el interés por cuanto encuentras, te hace parte del Camino. Lo llaman sostenibilidad, pero en Asturias es una forma de implicarse con el entorno. Vivir esta tierra como parte de ella. Por eso el Paraíso permanece tal cual. Nada te lo mostrará así de genuino como los Caminos de Santiago en Asturias. Y en especial la gastronomía, que se convierte aquí en una forma de ser, de participar. La fabada canónica, el pote asturiano que cambia de receta según te mueves por el mapa, el pastel de cabracho, el arroz con bugre (bogavante), la sidra con centollo en la barra de un chigre, el pitu de caleya. Los vinos de Cangas del Narcea, oricios, frixuelos, marañuelas, carajitos y cientos de dulces con los que te relamerás. La comida y la bebida no solo te servirán de avituallamiento durante el Camino, sino que te aportarán un aliento especial, por esa misma comunión colectiva. Todo, con ingrediente cercano y recetario local. Como la hospitalidad.

En 2025 se cumplen diez años desde la declaración de la Unesco de “Los Caminos de Santiago del Norte Peninsular” como Patrimonio de la Humanidad, de los cuales, dos recorren el Principado: el citado Camino Primitivo, y el Camino de la Costa. El Salvador es el tercero, el que ahora te proponemos descubrir por su carácter único. Para llegar, además, lo tienes más fácil que nunca gracias a las conexiones aéreas nacionales, y al tren de alta velocidad.

 

Relacionado