Es curioso que tanto en el senderismo, como en el trekking o en el alpinismo se valore tanto la velocidad de avance como uno de los pilares sagrados de la seguridad ¿están en lo cierto quienes lo afirman sin matiz alguno?
UNA REGLA QUE POCOS CUESTIONAN
En España prácticamente desde los años 70 a quienes se inician en actividades de montaña (y debido a la influencia técnica de alpinistas franceses e ingleses) se les enseña como “regla de oro” que velocidad es seguridad. El planteamiento de base,interesante pero matizable es que cuanto menos tiempo estés en la montaña y antesregreses, menos horas estarás expuesto/a a posibles peligros. En no pocas ocasiones, cuando alguien advierte en una actividad al componente más fuerte del grupo que el ritmo de avance resulta excesivo o que necesita parar a descansar, se puede generar un desencuentro que a veces acaba en enfrentamiento y en casos extremos en accidente.
Hay momentos para ir más deprisa –por ejemplo cuando se nos va a hacer de noche antes de llegar al coche y el terreno es sencillo o conocido- y otros para mostrarse más precavido (atravesar una lancha rocosa mojada o parar a ponerse los crampones aunque el tramo de nieve helada sea bastante corto). Cada situación requiere un análisis específico y aunque a veces “correr” permite escapar de una tormenta o de una hipotermia, otras conlleva unos riesgos de caída o de salud innecesarios.
EN INVIERNO Y EN VERANO
Es habitual que al salir del aparcamiento hacia nuestro objetivo, se camine con rapidez durante la primera media hora y que incluso si alguien se queda atrás se bromee para que acelere el paso. A partir de los 35 años el riesgo de infarto se multiplica y en países europeos con tanta tradición como Alemania, supone la segunda causa de muerte en montaña, tanto en verano como en invierno y por encima de los 1.500 metros de altitud la presión arterial aumenta. Algunos reputados médicos que ejercen en zonas de los Alpes advierten de que el ese incremento de presión arterial aumenta las posibilidades de sufrir un infarto de miocardio y de insuficiencia cardiaca aguda.
Es cierto que en terrenos no muy técnicos, como crestas rocosas fáciles o pendientes moderadas de nieve no heladas avanzar sin la protección de una cuerda, permite una mayor velocidad y completar los recorridos en un horario razonable, pero no en todas las situaciones –como por ejemplo con fuerte viento o niebla- ni con cualquier persona (principiantes o niños) podremos decantarnos por ignorar ciertas medidas de seguridad, a cambio de llegar antes al coche o a un refugio.
La nieve profunda en invierno y los senderos con fuerte desnivel en verano agrupan dos de los escenarios que provocan más incidentes entre quienes deciden avanzar velozmente, multiplicando los caso de fatiga extrema o variación peligrosa de la temperatura corporal, incluso en montañas de limitada altitud próximas a nuestrodomicilio.
Sí que es importante con el tiempo y una experiencia progresiva ser capaz de movernos con rapidez cuando la situación lo requiera, por ejemplo para avisar de un accidente cuando no podamos hacerle mediante el móvil o un walkie-talkie, pero no a costa de improvisar chapuceramente el regreso por un atajo peligroso o apresurar a una personafatigada que puede tropezar fácilmente con sus bastones o crampones. A menudo serrápido/a, eficaz y seguro/a requiere años de práctica, formación y sobre todo responsabilidad.
BUENOS HÁBITOS
Estas recomendaciones nunca están de más:
1) Sopesa de forma realista en cada actividad qué ventajas específicas tiene aumentar la velocidad de marcha o progresión frente a los posibles inconvenientes. A veces hay personas que pretenden egoístamente decidir por todo el grupo cuándo acelerar el ritmo, simplemente por llegar antes a casa y no discutir con su pareja, poniendo sin necesidad el riesgo a compañeros/as en el momento más delicado o por aparentar estar más en forma.
2) Si por alguna razón elegimos caminar o trepar rápido, la regla de oro es no perder el contacto visual o verbal entre el resto del grupo. Eso significa también que no podemos abandonar a alguien indispuesto o muy fatigado a mitad de camino de una cumbre, diciéndole que descanse y que le recogeremos al bajar, esto ha costado vidas en España y reultas inadmisible.
3) Moverse rápido con seguridad exige tener bastante experiencia en montaña, un calzado adecuado y una forma física suficiente, no simplemente poder ir deprisa. ¿Cumplís todos los participantes en la actividad estos tres requisitos?