Lejos quedan las gafas redondas de glaciar que proporcionaban a quien las llevaban en la montaña ese aspecto de “conquistador” del Everest. Ahora, además de pedirles a ese accesorio óptico vernos más favorecidos exigimos filtros especiales, monturas ergonómicas y un precio razonable ¿por qué no?
Todos, desde los niños más pequeños a los adultos más veteranos deberíamos ser más cuidadosos cuando nos ponemos gafas de montaña. ¡Y pensar que el espejo del establecimiento sirve más para informar sobre la cubrición frontal y lateral que para recrearnos en nuestro supuesto atractivo! Pero ¿qué gafas nos convienen en realidad?
¡DURANTE TODO EL AÑO!
No son pocos los oftalmólogos que recomiendan usar en montaña gafas de protección más allá del verano o de los días de nieve. Algunos de los expertos norteamericanos más prestigiosos consideran las gafas como un auténtico escudo protector de nuestros preciados ojos y con un valor para nuestra salud muy superior al componente de moda que suele atribuírseles. ¿Quién no ha pensado en su momento que su uso cotidiano era más una exageración estética que una necesidad real o simplemente ganas de hacerse el/la interesante?
Ventajas: protegen nuestros ojos de la radiación ultravioleta (A y B) que pueden provocar cataratas (más del 10% están relacionadas con no usar gafas de sol a menudo) y degeneración macular (sobre todo a partir de los 60 años por daños en la zona central de la retina). Reducen las quemaduras y las posibilidades de desarrollar cáncer de piel en el contorno de los ojos, son mucho más eficaces para prevenir arrugas en la zona de cubrición que la crema más cara. Salvaguardan los ojos de impactos, ya sea de partículas proyectadas o al chocar contra una superficie hasta contacto con polen o ráfagas de aire. Y lo que últimamente es una nueva ventaja nada desdeñable; protegen de gotículas contaminantes con carga vírica ante la COVID 19. Una persona que grita, canta o está a menos de metro y medio de nosotros puede transmitir la enfermedad, y las gafas minimizan esa vía aérea de contagio, a menudo desconocida e infravalorada.
Inconvenientes: su uso abusivo puede conllevar desde fotosensibilidad hasta visión poco detallada del terreno por el que se transita, peligroso si estamos cansados o si está oscureciendo. Algunas lentes falsean los colores reales. En un impacto contra el suelo, la montura, incluidos también puente y patillas, puede quebrarse de forma afilada y dañar el rostro, situación que se registra mucho más en los accidentes de esquí de pista o de bicicleta, y por supuesto más factible con modelos de baja calidad. Algunas gafas no están bien ventiladas y se empañan con facilidad por encima de +30ºC o con nuestro propio vaho si estamos bajo cero. Para conseguir un mínimo de longevidad una vez guardadas en la mochila hace falta llevar una funda rígida protectora.
TIPOS DE GAFAS… ¡POR PRECIO!
¿Quién no decide este tipo de accesorio tan importante para nuestra salud teniendo sobre todo en cuenta el precio? Podemos agrupar la oferta actual en tres de precio:
Bajo coste: de 10 a 35 euros. A priori su aspecto es bueno y la mayoría están certificadas CE (aunque en las de mercadillo y bazares hay bastante fraude). Que su lente sea oscura no garantiza ningún tipo de protección seria, dilatarán nuestras pupilas igual que unas de buena calidad pero pueden no incluir el imprescindible filtro UV 400. En buena parte de la oferta de precio impactante se va a resentir la longevidad: monturas que se parten o decoloran con facilidad en menos de 2 años, lentes que se rayan con facilidad, tornillería endeble, patillas poco redondeadas y agresivas con la piel junto a la oreja…
Precio intermedio: de 50 a 70 euros. Son la gama básica de las grandes firmas europeas y norteamericanas, por lo que a menudo estamos ante un producto de muy interesante relación calidad-precio. Con una gafa así no te equivocas, sobre todo si tienes tendencia a perderlas o arañarlas y estás harto de sufrir con modelos más caros, pero te niegas a descuidar tu salud por ahorrar 20 o 30 euros.
Gama alta: 100 euros en adelante. A menudo corresponden a gafas fotocromáticas o auto oscurecibles, muy polivalentes y con una excelente reproducción de colores. Suelen incluir tratamiento antivaho, anti arañazos y monturas duraderas.
LAS QUE TE CONVIENEN
Para uso general (montaña y ciudad) lo más práctico y polivalente son las de aspecto semiurbano, con lentes de categoría 3 (absorben entre el 82y el 91 por ciento de la luz visible), con patillas semicurvadas y puente fijo.
Para actividades semiaeróbicas y aeróbicas gafas ultraligeras -alrededor de 30 gramos- de tipo panorámico, con mayor ventilación y lentes muy luminosas; patillas fuertemente curvadas o adherentes para evitar que se muevan o caigan con facilidad. Una de las últimas tendencias en gafas para bicicleta de montaña es aparentar el look semiurbano de las de uso general (más discreto cuando se para en un bar a reponer fuerzas o se conduce en el coche), pero con mejores prestaciones en cuanto a estabilidad del puente de la nariz y sujeción en patillas. Hay deportistas a los que les encanta la lente transparente y otros prefieran una dominancia coloreada concreta, que suele decantarse por el amarillo o el anaranjado. Durante la elaboración del presente artículo el guía de montaña David Gómez Alandi nos ha recomendado usar gafas cuya lente no sea gris, pues hay personas que les influye en el ánimo esa tonalidad, y que si compramos gafas económicas sean preferentemente las de oferta en una óptica.
Para montañismo, grandes viajes, trekking y alpinismo las gafas de gama alta y lentes fotocromáticas categoría 1-3 o 2-4 nos irán francamente bien, pero recuerda que con categoría 4 no se puede conducir y pueden resultar un problema en túneles de carretera pues no suele darles tiempo a clarear.
Quienes usen gafas de ver pueden superponer un clip con lentes de categoría 3 o aprovechar las ofertas de las grandes cadenas de óptica, que sujetan mediante micro imanes una lente filtrante fiel en forma a la original graduada. En el caso de los modelos destinados a niños pequeños debe verificarse el rango teórico de edad recomendada (a menudo 6-24 meses y 3-6 años) y que esté realmente certificada CE.