Problemática de los bastones: no es oro todo lo que reluce

Accidentes inesperados, uso inadecuado... algunos de los problemas a la hora de utilizar bastones que nadie te cuenta

Tino Nuñez

Problemática de los bastones: no es oro todo lo que reluce
Problemática de los bastones: no es oro todo lo que reluce

En las salidas de clubs, grupos de redes sociales o de varias familias juntas será dónde verás más situaciones con bastones que no resultan deseables. ¿Qué pasa con los bastones y que posiblemente nadie te haya contado nunca?

Uso inadecuado

Conlleva fundamentalmente dos tipos de consecuencias:
1) Lesiones propias: las más comunes son por resbalones inesperados con caída hasta el suelo (a menudo nos dañaremos las muñecas por quedar atrapadas en las dragoneras), tendinitis en codos y hombros si no estamos acostumbrados a un uso prolongado y tropezar con el propio bastón por cercanía excesiva a una pierna, algo no tan improbable cuando caminamos muy fatigados o despistados.

2) Herir a otras personas durante su transporte o lanzamiento es más común de lo que se cree. En grupos bulliciosos o salidas de club con gente a la que apenas conocemos, se incrementan las posibilidades de alcance de un bastón encima nuestra por alguien que lo arroja desde arriba y sin avisar para bajar un resalte rocoso, que los transporta en la mano horizontalmente con un vaivén enérgico (parecido a cuando en ciudad nos pueden pinchar con un paraguas). También puede ocurrir cuando los transportamos plegados con las puntas hacia arriba sobresaliendo y sin protección hiramos a alguien que aproxime su cara, especialmente si vamos en un tren o autobús masificado o que nos dañemos si caemos bruscamente al suelo ¡atención a la nuca!

Accidentes inesperados

El accidente más común se debe a la rotura del propio bastón por sobrecarga –apoyo exagerado en un bastón si resbalamos con el otro- o al engancharse entre rocas y ramas. Este tipo de rotura, más probable en bastones de fibra de carbono o de aluminio con los tubos muy finos, puede acarrear un accidente grave o mortal en terrenos muy agrestes y pendientes de nieve. Muy pocos son los fabricantes que realizan ensayos de laboratorio para valorar su resistencia, pues se confía más en pruebas de campo. Por lo general los bastones que soportan a compresión –carga superior sobre el propio eje del bastón apoyando perpendicular en el suelo- más de 55 kilogramos se consideran seguros, aunque los mejores alcanzan los 80 e incluso los 100 kilogramos. Aunque existen bastones en aluminio de bajo precio suficientemente resistentes, resulta casi imposible encontrar unos de fibra de carbono que sean seguros y baratos a la vez.

También si el sistema de fijación se desafloja tras varios kilómetros o no posee un mecanismo suficientemente resistente, los tubos pueden cerrarse y provocar tu caída durante el apoyo en casi cualquier tipo de terreno (he visto gente caer en un simple llaneo al caminar rápido con un bastón poco seguro).

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Dos consejos muy sencillos ¡pero que funcionan!

Aunque es cierto que utilizar la dragonera permite un trabajo de apoyo de la muñeca más racional y menos fatigoso que simplemente agarrar la empuñadura continuamente, en caso de tropezón puede resultar difícil liberar la mano para amortiguar el impacto contra el suelo. Mi consejo es que en los tramos más difíciles de la actividad no uses la dragonera, sobre todo si estás en una trepada rocosa.

Si acostumbras a llevar mochilas pesadas por terreno difícil, pesas más de 80 kilogramos o frecuentas la montaña invernal, prefiere los modelos de aluminio más pesados/robustos a los de fibra de carbono.