Desde hace una década existen en el mercado conjuntos de hornillos extra rápidos, con su correspondiente cazo-radiador, bastante compactos, pero que no convencen a todos los aficionados a la montaña por su volumen final y desembolso inicial (de 100 euros en adelante). Una alternativa que está muy de moda ahora en los vídeos tutoriales de Internet, no siempre fiables, es el comprar los elementos por separado y de diferentes marcas en función de nuestros gustos. ¿Cómo podemos acertar?
¿QUÉ NECESITAMOS?
Buscar la ligereza máxima y el volumen mínimo sería lo ideal para llevar un conjunto o kit que nos permita calentar o cocinar nuestra comida y bebida. Suena fácil y en realidad también lo que es, siempre que le dediquemos suficiente tiempo a analizar los pesos y dimensiones que facilitan algunos fabricantes y puntos de venta, porque… ¡no todos entran en los detalles que te interesan! Por ejemplo, compras un cartucho pequeño de gas y descubres pesándolo en casa que los 100 gramos de la ficha técnica en realidad se convierten en 200 gramos totales al incluir el envase. O resulta que tu taza ultraligera es demasiado pequeña para que entre un cartucho dentro para cocinar tu pasta de cena.
Podemos dividir nuestras necesidades en tres variantes:
1) Minimalismo puro: el mínimo para calentar una sopa o cocinar una pasta rápida (de las de 3 a 5 minutos de cocción) y hacerte el café/infusión del día siguiente. Por un peso total de 70 gramos lo puedes conseguir, siempre referido a hornillo+combustible.
2) Uso individual para fin de semana: cartucho pequeño con 100 gramos de gas y hornillo ultraligero de titanio (de 25 a 45 gramos), 250 gramos de peso total.
3) Uso para dos personas en actividades de 2-3 días: cartucho mediano de 230 gramos y hornillo ligero convencional (de 70 a 90 gramos), unos 450-460 gramos en total.
A estos pesos hay que añadirle la taza o cazo correspondiente y aquí nos movemos desde los 45 a los 150 gramos adicionales.
¿QUÉ PASA CON EL TITANIO?
El titanio pesa la mitad que el acero, pero más que el aluminio. El aluminio sin recubrimiento debe descartarse por su toxicidad y aunque la nueva generación de recubrimientos no parece tener los inconvenientes para la salud del antiadherente teflón, siempre es menos recomendable que el acero inoxidable.
El menaje de buena calidad y con precio contenido suele basarse en acero inoxidable tipo AISI 304, es decir con 18% de cromo y 8% de níquel, considerándose seguro excepto si tenemos alergia a alguno de esos dos componentes. Existe una segunda opción, más cara pero más resistente a los arañazos y abolladuras que es el acero inoxidable tipo A4 o AISI 316, que incluye 18 de cromo, 10 de níquel y 2 de molibdeno. Una taza de 0,4 litros en acero ronda los 120 gramos y en titanio unos 60 gramos. El titanio es más inerte cuando lo calentamos que otros metales y la externalización de lo producción a China o Tailandia ha hecho que el menaje cueste la mitad que hace pocos años. Utilizado para fabricar algunos hornillos, se han conseguido pesos tan increíbles como los 25 gramos, aunque varios usuarios los consideran poco estables para poner encima cazos de más de medio litro.
EL GRAN SECRETO
El tamaño del cazo o taza grande es el elemento determinante para minimizar el volumen de transporte. Nos interesa que entre dentro el hornillo y el combustible, por lo que si introducimos un cartucho pequeño tendrá que tener un diámetro mínimo interior de 95 milímetros (el habitual en recipientes de 0,55-0,60 litros) y si preferimos el cartucho mediano 115 milímetros nos obligará a llevar una capacidad superior (en torno a los 0,7-0,8 litros). Estos recipientes suelen pesar en titanio de 60 a 90 gramos –sin tapa– y costar entre 35 y 90 euros. Con la opción tradicional, taza de acero inoxidable de 0,4 litros y unos 120 gramos, ahorramos bastante dinero, pues cuestan de 5 a 15 euros, pero no podemos guardar dentro cartucho de gas alguno, pues su diámetro interior no supera habitualmente los 80 milímetros.

OPCIONES DE HORNILLOS
De más o menos utilizados, tenemos:
- Con gas. Ofrecen la mayor eficiencia energética respecto al peso del combustible. Con un cartucho de gas de 100 gramos obtienes llama durante 1 hora y con el de 230 gramos unas 2 horas y media. Es la opción más cara y utiliza combustible fósil.
- De alcohol. Se rellena un pequeño quemador con tapón de rosca (que apenas pesa 100 gramos) con 0,1 litros de alcohol que durará unos 20 minutos. Necesita el triple de tiempo para calentar que el gas, pero reprsenta la solución más económica y sostenible. A evitar si necesitamos derretir nieve en invierno para obtener agua.
- De combustible sólido. El hornillo es una caja metálica de 170 gramos, que se entreabre para alojar dentro de 2 a 4 pastillas sólidas, de unos 15 gramos cada una. Extremadamente compacto, cabe fácilmente en un bolsillo, tiende a manchar mucho el cazo y el combustible desprende algo de humo; no puede utilizarse en interiores (por ejemplo refugios) o sobre suelo inflamable (hierba seca). Cuesta unos 20 euros, hornillo+ 180 gramos de pastillas. Hay disponible una versión ¡de sólo 12 gramos! que consiste en un microtrípode de titanio.
IMPORTANTE
En las grandes plataformas de venta on line se ofrecen productos de coste sorprendente, que en ocasiones pueden acarrear problemas de seguridad y salud (imaginemos un hornillo que se estropea de repente lanzando llamaradas o una soldadura del asa de un cazo que desprenda partículas tóxicas). Los precios muy bajos a veces conllevan riesgos inesperados. Deposita sólo tu confianza en fabricantes realmente especializados y en puntos de venta fiables.