Las montañas nos producen un gran abanico de emociones: bienestar, alegría, felicidad (emociones agradables) e incluso miedo, angustia y ansiedad (emociones desagradables). Las primeras, nos permiten acercarnos más a nuestro objetivo, seguir hacia adelante, incrementar nuestra motivación y progresar poco a poco hacia nuestra meta. Las segundas, igual de importantes, nos ayudan a alejarnos del peligro, pero una mala gestión de éstas puede llegar a bloquearnos y producirnos estados de intranquilidad que nos hagan pasar malos momentos en un entorno a veces hostil y desolado. Incluso pueden provocar estados de pánico que nos impidan seguir progresando y hacernos cometer algún error grave que ocasione daños a nuestra integridad física o a la de nuestro grupo.
En los últimos años se ha incrementado el interés y la aceptación por los aspectos psicológicos que componen las actividades físicas en el medio natural, aspectos muy importantes que nos ayudan a prevenir accidentes y prepararnos en mayor medida para la actividad que queremos realizar. Esto supone un paso muy importante hacia las actividades de estas características, ya que se aminora el número de accidentes al mismo tiempo que se mejora el rendimiento de cada individuo o grupo. Aún así, se sigue dando mucha más importancia a la mejora técnica y física que a estos aspectos psicológicos a los que hacemos mención.
El rapto emocional
Las emociones son mucho más rápidas que nuestra capacidad de reflexión, por ello se manifiestan antes de que entendamos qué está sucediendo. Pueden llegar a controlar nuestro cuerpo dando respuestas desproporcionadas, a esto se le llama rapto emocional: un conjunto de reacciones psicológicas y fisiológicas que se ponen en marcha sin dejarnos asimilar los hechos que acontecen. Por ejemplo, ante la captación de un estímulo visual como puede ser la visualización de una avalancha o una caída de piedras, aunque se produzca fuera de nuestro alcance, puede ocasionar un grado de terror excesivo en muchas personas que les haga salir corriendo sin poner la debida atención al camino, y por ello, provocar una caída que desemboque en una lesión. El simple hecho de presenciar ese fenómeno puede producir un gran sentimiento de aprensión que haga que le invada la emoción del miedo sin dejarle pensar en las consecuencias de sus actos. Igualmente esto podría suceder con estímulos de otro tipo como auditivos o recuerdos. Un rapto emocional nos ocasiona toda una señal de alerta en el organismo, provocando respuestas desproporcionadas si no hemos trabajado adecuadamente nuestra mente.
Cuando se produce un rapto, hay algo que no hemos trabajado bien y debemos prestarle atención y dedicarle su debido tiempo. Debemos ser conscientes de por qué sucede e intentar trabajarlo para volver con más seguridad al medio natural. El rapto emocional puede deberse a varias causas: un fuerte recuerdo grabado en nuestra mente por algo que produjo malas consecuencias, por inseguridad, por falta de preparación, porque las condiciones en las que nos encontramos se asimilen a otras anteriores donde tuvimos algún incidente…
Trabajo previo a la actividad
Es muy importante hacer un trabajo previo a la actividad que deseemos realizar sobre los posibles riesgos que acarrea, sobre nuestros límites y fortalezas y sobre nuestro estado emocional en ese momento del año. Cómo nos encontramos psicológicamente, si hay algo que nos mantiene inquietos, puede ocasionar una falta de gestión emocional si ocurre un imprevisto. Igualmente es importante conocer aquello que más nos afecta al encontrarnos en un entorno hostil y cómo podemos tranquilizarnos y solucionar la situación. En resumen, trabajar la autoconciencia. De igual manera será importante desarrollar nuestra empatía para ponernos en el lugar de nuestros compañeros y que podamos así ayudarles en el caso de que les ocurriese lo mismo. Si sabemos cómo nos sentimos en las situaciones difíciles, nos será más fácil ponernos en la piel de nuestros acompañantes. En el caso de que se desencadenen situaciones que nos provoquen emociones desagradables de aprensión, irritabilidad, ansiedad o tristeza, será necesario utilizar alguna herramienta para intentar controlarlas y que no se apodere de nuestros pensamientos provocando un rapto emocional en mitad de nuestra actividad.
Cómo nos encontramos psicológicamente, si hay algo que nos mantiene inquietos, puede ocasionar una falta de gestión emocional si ocurre un imprevisto.
Cada individuo puede utilizar diferentes estrategias para regular sus emociones, habrá personas a los que les funcionen unas mejor que otras. Entre estas podemos encontrar el control de la respiración a modo de relajación, la evasión del acontecimiento que estamos viviendo mediante la visualización de imágenes o de momentos agradables que hayamos experimentado, contar hasta 10, 20 o hasta donde haga falta ayudados de una respiración profunda y tranquila, jugar junto con los compañeros a adivinanzas o similar para evadirnos de la situación que nos está afectando, mantener un diálogo interno positivo que nos anime a proseguir y nos haga sentirnos capaces de lograr salir de esa situación. En definitiva, hay que distraer la parte irracional de nuestro cerebro que nos está causando esos pensamientos negativos y utilizar la razón, que tarda un poco más en procesar la información. Por ello, estas técnicas consiguen darle tiempo a la parte racional de nuestro cerebro para reflexionar sobre lo que está ocurriendo y saber actuar en consecuencia con seguridad, sin dejarnos llevar por lo primero que pase por nuestra cabeza.
En cambio, si es nuestro compañero el que se encuentra sufriendo una situación emocional desagradable que pueda ocasionar daños, se le deberá calmar haciéndole ver que está bajo control porque la situación no tiene ningún peligro objetivo, porque se encuentra con una persona que sabe actuar en esos casos, que conoce todas las maniobras y técnicas que se deben utilizar en caso de necesidad y que ha salido de situaciones mucho peores en varias ocasiones. Para ello es necesario mostrar confianza y seguridad y sobre todo, que el afectado no nos contagie su estado emocional. Para ello es necesario tener una adecuada capacidad de liderazgo.
La inteligencia emocional
Nuestra motivación y compromiso con la montaña serán igual de importantes para lograr paliar aquellas emociones que más nos afectan, ya que nos harán prepararnos en mayor grado para la consecución de nuestro objetivo. Nos presentaremos ante los escenarios naturales que más nos atraen con mucha más fuerza física y mental y, en el momento en el que estemos llevando a cabo la actividad, estaremos concentrados en ella sin dar lugar a desequilibrios emocionales ni a situaciones que pongan en peligro nuestra integridad. Nuestra atención se mantiene constante sobre lo que estamos realizando, y esto imposibilita las distracciones y hace que nuestra mente no caiga en estados de aprensión, ansiedad e intranquilidad. A este proceso se le denomina "estado de flujo". En el año 2018 se llevó a cabo un estudio sobre inteligencia emocional en un guía de montaña donde varios guías, sherpas y alpinistas del más alto nivel, fueron entrevistados con el fin de observar si había alguna relación entre la teoría sobre Inteligencia Emocional del psicólogo Daniel Goleman, con los conocimientos y experiencias que nos aportaban estos expertos. Respecto a la gestión emocional, los profesionales de la montaña nos han remarcado la importancia de luchar contra el miedo con razonamiento, frialdad, con dominio, sin vehemencia, con calma, sangre fría y con autoconfianza. Algunos mecanismos que han sugerido han sido el control de la respiración, el uso del pensamiento positivo, la trasmisión de dominio de la situación, quitar dramatismo, utilizar el humor y encontrar soluciones alternativas, trabajar la atención plena sobre el objetivo eliminando pensamientos que nos distraigan y por último y en relación a la atención plena, el uso de autoinstrucciones como guía interna.
Algunos mecanismos contra el miedo son el control de la respiración, el uso del pensamiento positivo, la trasmisión de dominio de la situación, quitar dramatismo, utilizar el humor y encontrar soluciones alternativas.
Tras la realización de este estudio, quedó patente la necesidad de ampliar nuestra formación sobre inteligencia emocional para movernos por la naturaleza con mayor seguridad. La mente tiene un gran poder sobre nuestro comportamiento y mejora de nuestras capacidades. Nos va a permitir lograr o no nuestros objetivos. Es importante saber cómo entrenarla y hacer un trabajo introspectivo para conocernos bien y saber cómo reaccionamos ante diversas situaciones. De igual manera deberemos estudiar la mejor forma de afrontar cada una de estas situaciones para salir lo mas airosos posibles y seguir mejorando técnica, física y mentalmente.