Hitos: buenas y malas costumbres

Llevan milenios entre nosotros y algunos nos salvan continuamente de extraviarnos en la montaña, pero otros son una moda dañina que debe evitarse. Te explicamos qué está pasando.

Tino Nuñez

Hitos: buenas y malas costumbres
Hitos: buenas y malas costumbres

Hace algunos años el acceso al refugio de Collado Jermoso en Picos de Europa estaba señalado con unos útiles hitos bicolores (piedras calizas alternadas de colores gris y naranja) que algún iluminado derribaba repetidamente a patadas. Con buen criterio se decidió taladrar las piedras y unirlas con una varilla de acero fijada al suelo. Y cuentan que cuando apareció “el de siempre” cogiendo carrerilla para tirarlos, su entusiasta patada no terminó cómo esperaba…

SU UTILIDAD

Aunque desde la antigüedad han tenido un carácter exploratorio, religioso, funerario, conmemorativo, indicativo de propiedades y ganadero, el uso predominante y actual de los hitos es indicar por dónde prosigue un camino, que a veces está poco marcado (bien sea por su escasa frecuentación o por transcurrir por terreno rocoso). Parece innecesario recordarlo, pero no necesariamente conducirán a nuestro objetivo, ante la duda consulta la cartografía más detallada y actualizada que puedas conseguir.

Estos amontonamientos de piedras, que deberían estar apilados de forma estable para que no los derribe fácilmente el viento o la lluvia, han sido colocados tradicionalmente de forma voluntaria por excursionistas y montañeros en nuestro país, para así ayudar a otras personas que no conozcan el camino o que incluso conociéndolo sufren condiciones de visibilidad reducida, como niebla o reducción de luz cuando se aproxima la noche. Complementan a la cartelería en los espacios naturales más visitados y pueden ser el único indicativo existente en terrenos salvajes, como la alta montaña o en la mayoría de las zonas próximas a cualquier cima.

Una antigua tradición excursionista, procedente de los orígenes del excursionismo moderno en Inglaterra hace más de 2 siglos invita a añadir piedras pequeñas en lo alto de cualquier hito significativo por el que pasemos, pero la sobre frecuentación actual de una parte importante de los senderos apunta a que no constituye tan buena idea.

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QUÉ ESTÁ PASANDO

La multiplicación de visitantes en la naturaleza y una visión errónea (a menudo se considera valiosa la montaña sólo cómo espacio de ocio o para promoción turística) está llevando a acciones incorrectas masivas y malas costumbres:

1) Torrecillas de piedras en equilibrio. Hitos supuestamente artísticos, místicos o recreativos que en realidad son una moda absurda importada. Nuestras montañas, ríos y costas no necesitan estos amontonamientos que desnaturalizan el entorno y perjudican a flora y fauna. Bajo las piedras recogidas en el suelo o arrancadas existe vida vegetal y animal que se refugia en ellas y el terreno queda más expuesto a la erosión. Es fácil ver a familias y turistas deteniéndose en los bordes de los caminos, lagos y playas a crear sus supuestas obras de arte, que sin embargo dañan el entorno, mucho más de lo que imaginan. Por favor: informa educadamente de ello a quienes veas haciéndolo.

2) Marcar con hitos los atajos, incrementa la utilización de accesos rápidos alternativos menos seguros y más perjudiciales por su efecto erosivo.

3) Añadir sin sentido todo tipo de hitos en tramos muy marcados y perfectamente señalizados.

4) Poner hitos en itinerarios que desconocemos y en los que posiblemente nos pueda más nuestra buena intención que el aportar un beneficio real a quienes nos precedan. Hay más gente que nunca perdiéndose por el monte e hitando subidas y bajadas poco recomendables en terrenos poco claros o directamente peligrosos. No resulta raro que algunos de quienes han colocado hitos en una subida poco clara, desistan antes de llegar a su objetivo y desciendan por otro sitio sin quitar esos hitos que en realidad perjudican al resto.

5) Aumentar la altura de un hito suficientemente visible añadiendo descuidadamente varias piedras. Puedas derribar lo que ya hay o que por su inestabilidad se caiga posteriormente encima de otra persona.

6) Hitar destrepes ocupando apoyos valiosos de pies y manos. Aumenta el riesgo de tropezar y despeñarse.

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NO LO OLVIDES

En los espacios protegidos de gran valor, como los parques nacionales, está prohibido añadir hitos en los senderos oficiales cartografiados. De hecho ya hay agentes medioambientales que eliminan periódicamente todos los hitos que sean superfluos, que induzcan al extravío o que ayuden a penetrar en reservas naturales integrales donde por su fragilidad no se permite el acceso.

Evita colocar hitos encima de cartelería, postes, vallas ganaderas (metálicas o de piedra), junto a viviendas y en fincas privadas. Todos los hitos necesitan una base sólida, amplia y horizontal, con al menos un palmo de ancho e incluso el doble o el triple si va a levantar más de medio metro del suelo. El tamaño de las piedras será decreciente en altura y en lo posible la de más arriba en un color mucho más claro que el resto. Los hitos deben ser visibles tanto en el sentido de ascenso como en el descenso, lo que obliga a colocarlo en sitios prominentes –como una gran roca que sobresalga- y su cantidad aumentará si se trata de terreno confuso, peligroso o frecuentado por ganado.