Aunque la práctica deportiva implica movimientos repetitivos de las articulaciones que pueden causar desgaste articular por sobreuso, está demostrado que la actividad física es beneficiosa para prevenir las dolencias articulares.
En primer lugar, porque la actividad física refuerza la musculatura alrededor de las articulaciones y por tanto reduce el riesgo de sufrir lesiones.
Segundo porque la actividad física previene el deterioro de las articulaciones por falta de uso y mejora y mantiene la movilidad.
Tercero porque ayuda a prevenir la obesidad que es un factor de riesgo muy importante para el desarrollo de dolencias.
La relación entre obesidad y dolencias articulares va más allá del mero desgaste causado por el exceso de peso que aguantan las articulaciones, ya que la prevalencia de dolencias de las muñecas es también superior entre las personas obesas. El sobrepeso y la obesidad causan y agravan las dolencias, independientemente de la sobrecarga articular debido al exceso de peso, a través de una acción metabólica. Se sabe que el tejido graso funciona como una glándula endocrina liberando sustancias inflamatorias implicadas directamente en la degradación del cartílago.
Y por último porque la actividad física por sí misma promueve el proceso de equilibrio natural de la articulación. 
El cartílago es una capa que cubre la superficie de la articulación, y cuya función es la de amortiguar y disminuir la fricción cuando hay movimiento. Evita que un hueso choque contra otro. Debido a que el cartílago no tiene vasos sanguíneos ni terminaciones nerviosas las células del cartílago (condrocitos) se nutren a través de la difusión de sustancias realizada por el líquido sinovial que envuelve la articulación.
El líquido sinovial es una sustancia viscosa y elástica, rica en ácido hialurónico cuya función principal es precisamente la de nutrir el cartílago. El líquido sinovial también ejerce una acción mecánica: lubrifica la articulación, protegiéndola de los golpes.
Cuando movemos las articulaciones estamos promoviendo que el líquido sinovial llegue al cartílago articular, y por tanto estamos promoviendo la nutrición y buen funcionamiento del cartílago y de las articulaciones.
Sin embargo, se ha demostrado que el riesgo de padecer dolencias articulares es superior en deportistas profesionales y en personas con determinados tipos de profesiones que implican actividad física repetitiva.
Sea como fuere, el deportista cuenta con un aliado para cuidar sus articulaciones, la Bebida Láctea Articular Sport Life, desarrollada y lanzada al mercado hace un año por Sport Life y Central Lechera Asturiana con fines preventivos, gracias a su componente exclusivo Mobilee, un ingrediente natural rico en ácido hialurónico (AH), colágeno y polisacáridos, que se ha demostrado mejora la movilidad de las articulaciones y evita molestias articulares.
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Además, también se he desarrollado un producto que ayuda a recuperarse del desgaste físico producido por una carga de deporte excesiva. La Bebida Láctea Recuperante, con un rico sabor a cacao, está especialmente creada para ayudar en la recuperación de la masa muscular y para prevenir calambres después de entrenar. Tiene un alto contenido en proteínas de suero de leche, sodio, calcio e hidratos de carbono (miel y maltodextrina) y es baja en lactosa para evitar complicaciones digestivas. Su textura suave la convierte en una opción de hidratación apetecible después de duros rodajes.
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