Descubrir la montaña de la mano de tus hijos, a través de los ojos de un niño, es una experiencia tanto o más gratificante que coronar cualquier montaña del mundo. Desde bien pequeños podemos practicar el senderismo para que tanto el bebé como los padres comiencen a habituarse a los distintos estímulos que nos ofrece el medio natural.
Estos son algunos trucos y consejos para conseguir que el senderismo con niños sea todo un éxito:
01. Mira la naturaleza con ojos de niño. Fíjate en los pequeños detalles, la forma de las hojas, los diminutos insectos que se ocultan a tus pies, la silueta de las piedras o de las nubes, el canto de las aves o la textura de los árboles. Crea cuentos, ensúciate las manos, juega y en definitiva diviértete como un niño. No solo convertirás cada salida en una nueva aventura, sino que estarás potenciando una de las piezas claves en el aprendizaje de los más pequeños: la imaginación.
02. Ten paciencia. Nuestro estado anímico, tanto en lo positivo como en lo negativo tendrá un claro reflejo en los niños. Si nos mostramos inquietos, cansados o malhumorados se lo transmitiremos acentuando el problema. En cambio, si nos mostramos alegres y seguros el niño avanzará con mayor soltura. Si el niño no quiere avanzar, no pierdas la calma, tan solo estarás empeorando las cosas. Con seguridad, buen humor y algo de imaginación todo irá mejor.
03. Juega. El juego es una de las herramientas fundamentales para el aprendizaje de los más pequeños y la naturaleza un lugar perfecto para jugar. No seas un espectador pasivo de los juegos de tus hijos. Haz grandes paradas para que jueguen. Estudia el mapa e intenta buscar lugares que puedan ser divertidos y seguros. La ruta es la excusa para que estén en contacto con el medio natural. En las paradas, jugando y curioseando, los niños estarán al mismo tiempo divirtiéndose y aprendiendo lecciones que tan solo la naturaleza puede enseñar.
04. Dales a los niños responsabilidad. A partir de los 3 años es buena idea que comiencen a llevar su propia mochila. Al principio con poco peso, un sándwich o un zumo, para poco a poco, y a medida que se van haciendo más mayores ir llenándosela. Hacerles partícipes de las decisiones, permitirles ver el mapa, decidir qué camino tomar o buscar los distintos hitos o señales de la ruta fomentarán su autoestima e independencia, y les hará sentir parte del grupo.
05. Da ejemplo. Los niños imitan, para lo bueno y para lo malo. Tu comportamiento en la montaña ha de ser ejemplar para transmitir la importancia y el valor de la naturaleza. Respeta los senderos, no dejes basura, no arranques flores, ve correctamente equipado, protégete del sol, come y hidrátate regularmente y, sobretodo, muéstrate seguro y calmado, evitando alarmismos y exageraciones que puedan transmitir inseguridad o falta de control al niño.
06. No dejes nada a la improvisación. Analiza la ruta que vas a realizar, proponiendo rutas acordes con la edad y la habilidad del niño, estudia posibles formas de acortar la ruta llegado el caso, la dificultad del terreno, carga por completo el teléfono móvil, consulta el tiempo los días anteriores, lleva siempre contigo un botiquín o investiga por Internet información de personas que hayan hecho la ruta antes que tú. Una vez tengas toda la información… comienza a improvisar.
07. No tengas prisas, ve a su ritmo. No pasa nada si en alguna ocasión tenemos que darnos la vuelta sin poder realizar aquello que en un principio habíamos previsto. La montaña para los niños ha de ser un juego, nunca una competición. No debemos forzarlos ni querer ir demasiado rápido. Recuerda que en una excusión debe ser el niño, y no nosotros, el que marque las pautas en su evolución. La montaña debe ser un juego, un medio, nunca el fin.
08. Disfruta de la naturaleza desde distintos puntos de vista. Escalada, carreras de orientación, esquí, geocaching… Acercarse a la naturaleza desde diferentes puntos de vista ayuda a potenciar en los niños el respeto y el amor por la montaña. Al variar la forma en la que nos acercamos a ella estaremos transmitiendo la idea de que la naturaleza es un enorme campo de juego, incentivándoles a volver una y otra vez, incluso una vez alcanzada la adolescencia.
09. Sal al monte con amigos. Si tenemos claro que el juego es una herramienta fundamental para el aprendizaje de los más pequeños y que la naturaleza es un lugar perfecto para jugar, qué mejor que ir a la montaña acompañados de otros niños. Jugarán y disfrutarán más, avanzarán con mayor rapidez, se animarán los unos a los otros y mostrarán menos síntomas de fatiga, ya que el esfuerzo, muy especialmente en los niños, está íntimamente relacionado con el estado anímico.
10. Deja que experimenten. Dales libertad, pero no les pierdas ojo. Analiza siempre los posibles peligros y mantente cerca para evitarlos. La experimentación y el error es el mejor de los aprendizajes. Déjales que toquen, se ensucien, prueben o se caigan, pero prevé también las posibles emergencias e infórmate cómo actuar en cada caso. Muchos de los problemas tienen fácil solución si sabemos como actuar, pero pueden agravarse si no disponemos del material ni los conocimientos adecuados.
Texto y fotos: Noel Arraiz & Águeda Monfort
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