Botas y seguridad: que tu calzado cuide de ti

El calzado es el material que más condiciona nuestra seguridad en montaña.

Tino Nuñez

Peligros de las botas: ¿el enemigo en tus pies?
Peligros de las botas: ¿el enemigo en tus pies?

De todo el material utilizado en la montaña y la naturaleza, el calzado es el que más a menudo condiciona nuestra seguridad, comodidad y salud. Este artículo aborda de una manera poco convencional pero muy práctica estos aspectos tan relevantes.

La década de los noventa supuso la revolución en los establecimientos de montaña, casi de golpe su mayor facturación pasó a centrarse en la vestimenta (con todo lo que conlleva estética y moda) y… sí: ¡el calzado! Cientos de millones de pares después, vendidos para actividades en la naturaleza y uso invernal urbano o rural, surgen imprevistos y complicaciones que pueden comprometer nuestra seguridad y comodidad.

EXIGENCIAS ADICIONALES DEL CALZADO
Comodidad, estética y longevidad, priorizadas por diferente orden son las exigencias del consumidor actual cuando se compra unas botas. Pero no menos importante o incluso más en ciertas situaciones debieran ser:

La seguridad que ofrecen, tanto en agarre de suela sobre terreno seco ¡y mojado! como en la fiabilidad de la pisada (en la que influye la estabilidad y tacto/sensibilidad), precisión y compatibilidad específica (cramponabilidad si procede).

Protección mecánica, respecto a golpes en puntera fortuitos –por ejemplo al tropezar con una piedra- como intencionados, por ejemplo dar puntapiés en nieve semidura para afianzar la progresión.

Protección térmica adicional imprescindible cuando la actividad se realiza por debajo de los -5/ -7ºC.

Higiene, referida a su transpirabilidad, impermeabilidad, velocidad de secado y tratamientos antibacterianos.

DESLIZAMIENTOS Y RESBALONES
Las estadísticas de accidentes en montaña en Europa revelan que el 65 -70 por ciento están referidos con caídas al vacío provocadas por deslizamientos o resbalones y de ellos la mitad, según un estudio italiano, estarían directamente relacionados con el calzado. La Federación Francesa de Montaña insiste desde 2016 en que de todos esos accidentes (8 de cada 10 en Francia están relacionados con deslizamientos/”patinazos”), el 42 por ciento de los producidos en excursionismo son debidos al empleo de un calzado inadaptado. Y además matizan que en general pertenecían a modelos de primer precio de las colecciones de gran número de fabricantes con “ausencia de suela adherente de calidad”. Advierten además de que el accidente se ha producido más a menudo en zonas mojadas que en otras teóricamente más peligrosas, como nevadas o heladas.

En España se ha investigado muy poco la proliferación de suelas peligrosas cuando trabajan en terreno mojado y no constan denuncias en consumo por el peligro que supone su venta (aunque sí las hay en estaciones de tren por colocar baldosas resbaladizas que incumplen la norma europea). Muchas de estas
suelas peligrosas están asociadas a suelas con bajo contenido de caucho, de color “no negro” (por ejemplo gris o amarillas o rojas), semiblandas y en las que basta con pasar la yema del pulgar en la tienda para comprobar su escasa adherencia. No es difícil ver en algunas fichas técnicas descripciones supuestamente exculpatorias de responsabilidad como “calzado para travesías con tiempo seco”, que parecen informar más de que no es impermeable que de su peligrosidad en terreno mojado. Los consumidores también tenemos nuestra parte de culpa y dejadez, en algunos puntos de venta muy especializados
nos han confirmado que en diez años de venta y con miles de pares comprados, ni un solo cliente había preguntado por el agarre en mojado de la suela.

CÓMO DEBE TRABAJAR EL CALZADO
En principio el calzado debe trabajar adecuadamente para el tipo de actividad que está previsto. En las tres categorías más importantes tendríamos:

En alta montaña invernal debería proporcionar aislamiento térmico suficiente (por ejemplo hasta -10ºC si carece de bota térmica y hasta -20ºC si la incluye) y cramponabilidad segura, en la que un crampón semiautomático o automático no pueda saltar de improviso en una pendiente.

En excursionismo sobre terreno difícil o pedregoso, que la suela aísle de las piedras puntiagudas que pisemos e impide la inflamación de los metatarsos y proteja el tobillos de torceduras y de abrasiones o cortes.

En senderismo y travesías largas sobre terreno no abrupto que incluya una flexión frontal natural y un trabajo conjunto confortable sin promover la aparición de rozaduras, ampollas o escoriaciones.

Son características deseables en las tres categorías una amortiguación en entresuela y plantilla suficiente para reducir el impacto en rodillas y lumbares, aunque es más eficaz utilizar lo más a menudo posible dos bastones que andar exigiendo cojines de aire o plantillas de gel/polímeros

PELIGROS OCULTOS
Es sabido, pero por ello asumido, que utilizar un calzado demasiado blando o ligero, por ejemplo tipo trail running, para atravesar en primavera/verano un nevero endurecido a la sombra puede acabar en desastre, quizás evitable añadiendo unos spike o minicrampones con fijación elástica Pero incluso los montañeros más experimentados pueden sufrir accidentes por defectos de diseño en el calzado. Un caso especialmente interesante ocurrió en Gredos hace unos meses. Un montañero con más de 40 años de experiencia tropezaba en un tramo sencillo de un camino, hiriéndose de gravedad, al engancharse entre sí los remaches de la parte interna de la caña de ambas botas. En parte de los modelos comercializados un ancho excesivo o su apertura excesiva por utilización de metales demasiado blandos favorece este tipo de tropezones.

En el otro extremo. Algunas botas ligeras incluyen remaches superiores en los que no penetra suficientemente el cordón y las lazadas saltan perdiendo sujeción el pie, lo que en ocasiones ha provocado caídas.

Una solución aún no muy aceptada es incluir remaches trapezoidales macizos (sin gancho abierto) que obligue a enhebrar los cordones. También existen modelos con la planta sobre elevada encimade tacones estrechos y/o puentes demasiado anchos, que perjudican la estabilidad de la pisada y tienden a torcernos el tobillo inesperadamente, incluso en terrenos semi llanos. Este peligro suele detectarse rápido y no conviene prolongar el uso de tan nefasto calzado, pensando que hemos pisado descuidadamente y que la culpa es nuestra. Un producto bien diseñado debe permitir un uso seguro incluso cuando caminamos fatigados, sobre cargados con un mochilón o con poca luz.

Un taqueado de escasa altura (3 milímetros), no cónico y con poco espaciado entre los relieves para drenar o de goma de limitada resistencia al desgarro, puede perjudicar también la fiabilidad de la pisada en descensos sobre terrenos arenosos, herbosos o embarrados. Un taqueado más grueso, pero muy desgastado por el uso, algo especialmente observado en el castigado calzado senderistas y montañeros veteranos, y por lo tanto mucho menos eficaz, también puede conducir a una menor sujeción en el terreno, tanto en ascenso como en descenso.

ALGUNOS PROBLEMAS DE SALUD E HIGIENE
Un ensamblado o montaje inadecuado de las piezas que conforman el calzado pueden perjudicar la comodidad del usuario y agredir por sobrepresión o abrasión maléolos y talón. Es relativamente frecuente que la costura semi horizontal en el interior del talón que une el forro y el collarín sobresalga demasiado y moleste en caminatas largas o cuando el pie suda. Existen incluso modelos de primeras marcas con puntos dolorosos de presión en caña o interior de puntera, quizá porque en la externalización de la producción a países orientales nadie ha controlado que lo recién fabricado sea idéntico a las muestras testadas por los esponsorizados y diseñadores. Salvo infección posterior de una rozadura o complicaciones por encontrarse en un destino remoto con un solo par de calzado, no suelen complicarnos la vida. Otras situaciones aparentemente inofensivas, como una entresuela demasiado blanda y que favorezca microtraumatismos o periostitis en la planta del pie tras excursiones largas o la inclusión de membranas impermeables de poliuretano que transpiren mal
(que las hay y se cobran casi al mismo precio que el excelente Gore-Tex), favorecedoras de proliferación de bacterias y aparición de pie de atleta, tienen efectos no desdeñables en la salud.

ÚLTIMAS OBSERVACIONES
Entre algunos aspectos no muy conocidos, pero que interesa conocer, figuran qué alternativas nos ofrece el mercado para evitar resbalones innecesarios y qué singularidades se observan en el calzado utilizado por mujeres. La goma de las suelas de calzado de aproximación adoptadas por los escaladores son las más adherentes del mercado, sobre todo en terreno húmedo rocoso, pero duran menos que la goma de las suelas robustas de montaña tipo Vibram. Algunos desarrollos que mezclan caucho natural y fibra textiles o compuestos especiales de polímeros que mejoran el agarre incluso sobre superficies con hielo (por ejemplo verglás en un sendero) tipo Vibram Artic Grip o Megagrip para el agarre en mojado, o sobre rocas mojadas pulidas por el agua tipo Five Ten Stheatlt S1 (utilizada para barranquismo y bicicleta de montaña), pueden marcar el camino a otros fabricantes, para conseguir entre todos productos más seguros.

También queda mucho por hacer en la mejora de los modelos destinados al pie femenino, pues algunas estadísticas europeas confirman que prácticamente el 50 por ciento de las mujeres sufren problemas con el calzado de montaña ¡teóricamente diseñado de forma específica para ellas! Realizar estudios biomecánicos más minuciosos y alargar o incrementar los test realizados en terreno real antes de comercializar los modelo definitivos posiblemente permita obtener grandes mejoras en este campo, por desgracia no muy investigado .

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