¿Es realmente diferente la mochila que llevamos en invierno respecto a la del resto del año? ¿Sabemos qué no puede faltar dentro durante la estación más fría? Nuestros apuntes prácticos te ayudarán a resolver estas dudas.
Aunque la AEMET predice que este invierno será más cálido de lo normal, parece que no resultará tan suave como el del año paso, por lo que no deberíamos descuidar la selección y contenido de nuestra mochila para la estación más fría.
¿Qué mochila elegir?
Desde hace aproximadamente dos décadas la mayoría de las mochilas que utilizamos son menor capacidad, debido a que buena parte de las actividades que antes duraban todo el fin de semana actualmente se han convertido en salidas de una sola jornada e incluso de media jornada. Esto conlleva a menudo que en buena parte de los casos no tenemos mochilas con la suficiente capacidad para portear el equipo de invierno, más voluminoso y pesado. Nos enfrentamos a menudo a dos tipos de situaciones:
1. Haremos salidas de un solo día y sólo tenemos una mochila de 30-35 litros. Conviene incluir una pequeña funda de compresión en la que pueda entrar nuestra chaqueta de pluma o fibra, para maximizar el espacio interior del macuto. Si utilizamos casco, deberá llevarse en la parte frontal exterior. Atención al piolet y crampones, no todas las mochilas ligeras o de senderismo incluyen un portaherramientas funcional.
2. Para una actividad de dos días, sobre todo si incluye vivac o acampada invernal, necesitaremos mochilas de mayor volumen: de 40 a 45 litros. Hay que tener en cuenta que se suele llevar un saco más pesado y voluminoso que el resto del año (pesará en torno a los 1.500 gramos si vamos a dormir bajo cero), más ropa extra, mayor cantidad de comida, hornillo y en ocasiones hasta tienda de campaña. Los modelos con gran bolsillo frontal permiten portear con más seguridad los crampones (por supuesto dentro de su funda), mantener separada del interior la ropa mojada o tener más a mano abrigo extra para abrigarnos durante los descansos.
Con ambos tipos de mochilas nos interesan modelos que pesen menos de 2 kilogramos, tejido resistente a a la abrasión y el desgarro, y acolchados no excesivamente gruesos, pues las espaldas y cinturones lumbares con mucha espuma pueden absorber demasiada agua o tardar excesivamente en secar.

Equipo recomendado
En el interior de la mochila debemos llevar:
- Prenda térmica extra, ya sea chaqueta de fibra, pluma o forro polar grueso.
- Manta de supervivencia gruesa, es decir las de 200 gramos y no la clásica dorada de 50 gramos.
- Dos mecheros.
- Batería externa de móvil, al menos de 10.000 miliamperios-hora (de 30 euros en adelante), para poder recargar el teléfono al menos dos veces.
- Dos linternas frontales.
- Guantes extras y calcetines de repuesto.
- Dos bolsas de basura, para aislar la ropa mojada de la seca o proteger nuestras prendas de la lluvia (en realidad las mochilas suelen ser menos impermeables de lo que creemos).
TRES CONSEJOS
- Llevar siempre cerrado el cinturón lumbar, para evitar que en un posible resbalón, la mochila voltee hacia tu cabeza. Además así protegerá mejor tu espalda en caso de que te golpees con el terreno.
- Piolet y crampones adecuadamente protegidos para no herirnos en una posible caída o no herir a quien camine detrás nuestro, y por supuesto lo suficientemente a mano como para acceder a ellos fácilmente en caso de necesitarlos de improviso, como por ejemplo para atravesar un tramo helado en medio de un recorrido sobre nieve blanda o en polvo.
- Recordar que tener muy a mano un termo con bebida caliente puede resultar muy agradable o vistoso, pero si no está más resguardado, envuelto en ropa por ejemplo, es posible que al mediodía el contenido se haya enfriado demasiado, salvo si estás por encima de cero grados o has adquirido uno de gama alta (de 40 euros en adelante).
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