Sentir que nos hemos enfriado súbitamente constituye una experiencia desagradable, pero que se puede vivir con relativa facilidad en plena jornada de invierno. Conocer a qué nos enfrentamos en realidad nos protegerá de complicaciones posteriores indeseadas.
¿De qué estamos hablando?
El enfriamiento repentino lo podemos experimentar cuando sin causa aparente nos encontramos de golpe mal durante una jornada con baja temperatura, con una sensación alarmante de frío en parte o todo el cuerpo. En realidad el “enfriamiento repentino” no es un término médico, pero refleja de forma coloquial lo que a veces nos ocurre en montaña invernal, pese a ir supuestamente bien abrigados o estar en movimiento con temperaturas ligeramente sobre cero. Ese enfriamiento inesperado puede ser el inicio de una hipotermia que podría haberse evitado.
Antonio Ulloa, licenciado en Medicina y Cirugía e Instructor de Búsqueda y Salvamento en Montaña nos aclara que “… a veces una persona puede entrar en hipotermia rápidamente, pero lo normal es que sea de forma progresiva, se percate de ello e intente abrigarse”. Antonio insiste en que “No hace falta mucho frío para entrar en hipotermia, pues si realizas ejercicio muy intenso mantenido durante muchas horas también puedes tener problemas”. De hecho, paralelamente la conocida Clínica Mayo recomienda que con temperaturas bajas no se hagan actividades físicas que hagan sudar mucho, pues se humedece bastante más mla ropa y eso no facilita precisamente mantenernos tan secos como deberíamos.
Agravantes
Cuando estamos cansados o desanimados (por ejemplo por dificultades inesperadas o por una discusión con un miembro del grupo) nuestra tolerancia al frío disminuye. Es muy importante prestar especial atención las personas de edad avanzada y a los niños pequeños, porque pueden iniciar un proceso de hipotermia sin previo aviso.
Sentarse a descansar directamente en la nieve o en una roca mojada, caminar con bastones pero sin guantes bajo una lluvia fría, no incluir una prenda impermeable al viento (cortavientos) cuando sopla a más de 10 km/h o utilizar calzado demasiado ligero son habituales desencadenantes de enfriamiento corporal infravalorados. Además de proteger térmicamente la cabeza –un importante consejo muy divulgado desde antaño- no debemos olvidar el cuello, que puede jugarnos una mala pasada a menudo a partir de -5ºC/-7ºC (temperaturas relativamente comunes durante días invernales fríos en España hacia los 2.000-2.500 metros), con una braga de forro polar o Buff. Cómo nos recuerda Antonio Ulloa “(…) conviene proteger el cuello, porque en esa zona la sangre va más cercana a la superficie, lo que implica que puede perderse calor más rápidamente de lo esperado”.
Síntomas de alarma
Tanto si tú como tus compañeros sufrís varios de estos síntomas, muy posiblemente se está perdiendo más calor realizando una actividad del que se es capaz de generar y por lo tanto puede comenzar la hipotermia, una urgencia médica:
1) Escalofríos o tiritonas.
2) Confusión generalizada o desorientación.
3) Habla lenta o balbuceo.
4) Falta de habilidad para caminar o manipular objetos.
5) Muy baja energía.
6) Estado de somnolencia.
7) Pérdida de conocimiento.
Debemos vigilar la aparición de estos síntomas no sólo en nosotros mismos, sino también en nuestros acompañantes (en ocasiones el último en darse cuenta de que está entrando en hipotermia es quien la padece).
Tres recomendaciones muy útiles
Aunque son muchos los consejos que pueden darse para enfrentarse a estas situaciones de pérdida importante del calor corporal, tres de las más sencillas son:
1) Lleva siempre una prenda extra de abrigo, aunque creas que no hará falta y que posiblemente vuelva a casa sin usarse. Esos 200 o 300 gramos más, que bien puede ser un chaleco de pluma o un jersey fino de forro polar, te prestarán en más ocasiones de las que parece un gran servicio.
2) Muchas de las zapatillas actuales de montaña son bastante ligeras y por lo tanto hechas de finos materiales, insuficientes para jornadas invernales que combinan humedad y frío continuados. Prefiere unas botas más robustas y por supuesto con membrana impermeable-transpirable.
3) Nunca obligues a continuar o dejes fuera de tu campo visual a alguien conalgunos de los síntomas citados en el apartado anterior. Desciende hasta el coche y en los casos dudosos telefonea sin dudar al 112.