Los hitos han marcado desde hace siglos caminos tradicionales y han sido colocados por pastores y montañeros. Su utilidad en caminos confusos resulta clara, pero ahora parece diluirse por las nuevas prácticas y modas.
Los hitos son un pequeño amontonamiento de piedras, que levanta normalmente del suelo o de un gran bloque de roca de uno a dos palmos, y que señalan por dónde continúa un camino. Pueden resultar la única manera de orientarnos en senderos poco transitados cuando hay niebla o estamos desorientados (se nos ha hecho de noche o no existen marcas de pintura/cartelería).
Podemos encontrar los siguientes tipos de hitos:
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Espaciados cuando el camino es evidente o está muy señalizado con otros medios, por ejemplo cuando se ha repintado un sendero de pequeño o gran recorrido. También pueden encontrarse a gran distancia porque es un camino poco transitado o en el que agentes externos han derribado parte de ellos (ganado o viento/nieve).
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Muy seguidos en sendas muy frecuentadas; su número suele crecer tanto por el gran número de excursionistas dispuestos a añadir más hitos o por marcar mejor zonas poco claras o peligrosas, como llambrías o laderas empinadas.
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Que conducen a un risco sin salida. En general han sido puestos por escaladores para marcar el acceso a una vía desde un camino principal.
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Los que terminan de golpe. Suelen corresponder a gente inexperta que va marcando por dónde caminan, por si tienen que regresar por el mismo trayecto o porque su impaciencia les lleva a inventarse atajos poco claros.
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Torrecillas de piedras en equilibrio. Una moda absurda, que aparece cada vez más en cimas accesibles, cerca de los aparcamientos y hasta en las playas. Por los problemas que crean, le dedicamos a continuación un tratamiento especial.
UNA MODA MUY DESACONSEJABLE
Desde hace unos tres años estamos asistiendo en nuestras montañas a una moda, no tan inocente como parece, de grandes y numerosos apilamientos de piedras que en realidad no son hitos, a menudo de metro a metro y medio de altura. En las montañas de Menorca, Mallorca, la Sierra de Guadarrama, Cabo de Gata, Pirineo Aragonés y Francés o la Sierra de la Estrella (Portugal) las autoridades ambientales comienzan a explicar a los turistas y paseantes que tal ocurrencia es perjudicial. Descaracteriza y humaniza innecesariamente el paisaje, desprotege del sol y del viento a plantas y animales anteriormente resguardados por las piedras del suelo (ahora utilizadas o arrancadas para levantar la “ocurrencia" de moda), pueden caerse por el viento y herir a personas o animales, confundir a excursionistas pues su fin es sólo lúdico o “decorativo" y no orientativo…
En varias comunidades los agentes medioambientales están iniciando campañas de concienciación y derribando los apilamientos existentes. Por desgracia, los que creen que en realidad son pequeñas obras de arte o que tienen un sentido místico, continúan e incrementan el número de levantamientos, que tarde o temprano podrán derivar en una denuncia y su correspondiente sanción. Muy posiblemente el medio natural no necesita nuestras “genialidades" ¿no?