El catálogo de virtudes y defectos del senderista medio español es tan amplio como poco divulgado en publicaciones especializadas. Si quieres conocer qué cinco errores son los más comunes en el mundo del senderismo, continúa con nosotros este camino de lectura…
1. No invertir en formación
A diferencia de otras actividades en montaña más técnicas, como por ejemplo la escalada o el barranquismo, en el mundo del senderismo creemos mayoritariamente que por su aparente facilidad y relativo bajo riesgo no necesitamos formarnos de manera específica. A la mayoría de sus adeptos parece bastarles con salir a caminar , para aprender de forma autodidacta cómo desenvolverse por la montaña. Sin embargo un sendero mal señalizado, un extravío, la pérdida de algún acompañante, una tormenta inesperada o tener que pasar de forma imprevista una noche sin el equipo adecuado genere un riesgo imprevisto. Puedes llevar 5, 10, 15 ó 20 años haciendo rutas sin incidentes, pero aprender más en un solo día de formación con un profesional de experiencia acreditada en un terreno cambiante. Recordar que todos sabemos menos de lo que creemos no es ser humilde ¡es ser realista!
2. Improvisar demasiado
Que debemos planificar mínimamente nuestra salida es una recomendación ampliamente divulgada desde que hace dos siglos naciera el interés deportivo y romántico por caminar en la naturaleza. Sin embargo, acudir despreocupadamente a zonas de las que tenemos una información muy somera, salir con grandes grupos o a recorridos cortos pero desconocidos y confiar en que siempre encontraremos a alguien a quien preguntar o pedir un poco de agua son moneda común en el mundo del senderismo. En un refugio ya lleno pueden negarte la pernocta si no reservaste, porque creías que no llovería y que dormirías fuera sin tienda, quizá la pista con la que querías circular con tu coche ya no esté abierta al tráfico y te toque hacerla caminando o lo mismo es día de caza donde aparcáis ¡y no habéis pensado en otra opción!
3. Sobrevalorar lo gratuito
La formación gratuita, bien a través de compañeros más experimentados, de guías benévolos de clubs o a base de visionado de tutoriales de internet puede suponer un complemento interesante a nuestro bagaje técnico, pero por sí sola suele quedarse “coja” frente a la calidad que nos puede proporcionar un buen guía titulado y los manuales en formato tradicional (papel). Hay un interés desmesurado de un excesivo número de personas por intentar enseñar a los demás, siendo la mayoría de ellos/as poco más que meros principiantes y es en las redes sociales donde más rutas mal descritas y “adornadas” se encuentran. Un parte preocupante de aplicaciones gratuitas muy conocidas para teléfono móvil, incluyen multitud de excursiones con errores que nadie supervisa y que fin tras fin de semana ponen en apuros a los senderistas menos preparados. Si bien suponen una fuente de información nada desdeñable, basada en intercambio de información entre multitud de usuarios, demasiados senderistas abandonan el uso de bienes de pago más fiables y que no dependen de una batería… ¡sí, estamos hablando de guías en papel de toda la vida y mapas (a menudo 1:25.000)!
4. Preferir comodidad a libertad
Repetir rutas que conoces sobradamente, realizar sólo excursiones muy cortas o únicamente en tu provincia/comunidad autónoma o dejar que sean los/las demás quienes se encarguen de todo (como averiguar por dónde sigue el camino o dónde saldrás el próximo fin de semana) puede resultar muy cómodo, pero te limita como senderista… ¡y como persona! “Arriesgarte” a huir de los recorridos de moda, saltarte las recomendaciones del líder de tu grupo –que quizá ni siquiera tiene más experiencia que tú pero sí más popularidad- o vivaquear en un sitio poco confortable, pero con unas vistas maravillosas puede recompensarte mucho más de lo que crees. ¡Abandona la pereza y la comodidad de lo conocido o cercano!
5. Ir con cualquiera
La comunicación y aparente cohesión que proporcionan los grupos de redes sociales vinculados a rutas de senderismo facilitan contactos valiosos y nuevas amistades, pero provocan por desgracia el declive de los clubs tradicionales y conllevan en ocasiones una problemática adicional, tan inesperada como indeseable. En sólo un año, desde 2022 a 2023, el número de rescates en España se ha incrementado un alarmante 30%, propiciado sobre todo por confiar sólo en las redes sociales para encontrar compañía o aprender, donde a menudo un organizador virtual o desconocido propone a todos los miembros realizar una actividad, sin exigir requisitos concretos ni al amparo de algún tipo de seguro o profesional titulado.
El Comité de Seguridad de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada ha alertado, tras diversos accidentes entre participantes de “quedadas” mediante redes sociales de que: “(…) estamos hablando de actividades catalogadas de riesgo, no de quedar para ir al cine. Las redes pueden ser positivas (…) pero todo cambia cuando estamos hablando de quedadas o primeras citas, para realizar o compartir en grupo un deporte, que en mayor o menor grado, se realiza con incertidumbre, y donde compartir un mal momento no es baladí”. Y concluye: “(…) quedar para compartir con unos conocidos virtuales, pero desconocidos físicos, para hacer un sendero no es razonable”.
La ausencia de vínculos afectivos en los grupos citados y la falta de empatía de determinadas personas hacia los demás en grupos más consolidados (de amigos/familiares o socios de clubs) también están detrás de diversos incidentes y accidentes ocurridos en España estos últimos años.